Lapidarios son los números de Newell’s en el tramo final del año. Números inequívocos, que sobresalen por encima de la bronca rojinegra, por ese pasaje que no fue a la Copa Libertadores y que se apropió Independiente con la conquista de la Copa Sudamericana. De los últimos once partidos en las dos competencias que le tocó afrontar, apenas dos goles convirtió Newell’s. Así, imposible aspirar a un digno cierre de campaña. Cinco derrotas y cuatro empates empañaron un semestre que había arrancado con las mejores expectativas y que se fue desdibujando inexorablemente con el correr de las fechas.
Y la falta de gol que viene arrastrando, llevó inevitablemente a la pérdida de confianza. Ese atributo que había caracterizado a Newell’s durante un buen tramo del semestre, que lo mantuvo invicto por trece partidos. Lejos parece haber quedado aquella imagen de equipo invulnerable, cuyas principales cualidades radicaba en la solidez táctica y en la fortaleza mental. En gran parte del encuentro frente a Olimpo, fue puro desconcierto Newell’s.
Salvo cuando tuvo la posibilidad de llegar a través de la pelota parada y cuando arremetió contra Olimpo en los últimos quince minutos, poco hizo Newell’s para merecer un mejor resultado. La apuesta que había hecho Sensini en la previa, con la inclusión del pibe Salvatierra, tampoco funcionó. El partido de la Pulga Rodríguez se terminó en el entretiempo por una molestia y ni siquiera los ingresos de Borghello y Taborda sirvieron para revertir la historia.
Al insistir tanto y no poder, es irremediable que el ánimo decaiga. Y en una pelota perdida de Bernardi en tres cuartos, se originó el gol de Olimpo. Nadie marcó en la transición de ataque a defensa, nadie cerró la llegada de Galván y por izquierda apareció Villanueva con un derechazo al palo contrario de dejar sin chances a Peratta.
Entonces sobrevino el peor momento de Newell’s. Que no fue peor por la pobreza futbolística de este Olimpo que no apunta a otro objetivo que permanecer en la categoría. Sperduti, lejos del nivel exhibido a principios de semestre. Un cabezazo de Mateo se estrelló en el palo. Y Tombolini se quedó con la última arremetida de Borghello. Sin gol no hay triunfo que se consuma.
