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La Fabrika brinda espacio de trabajo y asistencia: hoy atraviesa una situación desesperante

Se trata de una organización intermedia que cubre muchas necesidades poblacionales, desde un espacio donde trabajar hasta contención escolar y alimentaria se encuentra en estado crítico gracias a los distintos recortes del Estado, la merma laboral y los incrementos de los precios

La Fabrika es un espacio comunitario y productivo ubicado en la zona noroeste. Nació hace una década a raíz de las necesidades de la zona. Creció con el tiempo y a través de capacitaciones sembró la semilla del trabajo. Este lugar y la necesidad de acceder a un ingreso que posibilite un sustento digno generó que se juntaran distintos grupos de trabajadores. Se crearon unidades productivas dedicadas a gastronomía, construcción, textil, comunicación audiovisual entre otros servicios. Además, tienen un jardín de primeras infancias, un club de futsal, ayuda escolar y lugar de contención para personas con problemas de consumo problemático de sustancias, un merendero y un comedor pero hoy están en una situación crítica. La caída del poder adquisitivo y el contexto socioeconómico actual generaron la merma de trabajo a lo que se suman los altos costos de las materias primas, la poda de algunos programas que ayudaban al sostenimiento del lugar y sus trabajadores y el recorte de alimentos de parte del gobierno nacional, todas estas circunstancia confluyeron a una situación desesperante. El año pasado el merendero y el comedor —que funcionaba todos los días — asistieron a 85 familias. En lo que va de este año el grupo de familias que come en el espacio escaló a 185 familias y pueden cubrir esa necesidad solo tres veces por semana.

Pablo, uno de los referentes de este lugar, contó a El Ciudadano que hace más de 10 años que La Fabrika funciona en Juan José Paso 2067. Explicó que nació como un espacio comunitario y después productivo.


Iniciaron con capacitaciones a través de talleres y después, las necesidades de trabajo generó que distintos trabajadores cooperativizados comenzarán a prestar servicios en distintas áreas. Hoy cuentan con marroquinería, confección textil, herrería, gastronomía, serigrafía y estampados, construcción y servicios de comunicación audiovisual, actividades que engloban en distintas secciones del espacio físico en el que conviven todos estos proyectos cooperativos.

Pero como este lugar nació a la luz de las necesidades de la zona noroeste donde confluyen los barrios es Empalme Graneros, Ludueña, barrio Qom e Industrial cumplen otras funciones básicas para la comunidad. Tienen un club de Futsal “Asociación Deportiva La Fabrika”, un jardín de primeras infancias, un dispositivo de prevención y acompañamiento a personas con consumo problemático “Casa Pueblo”, un espacio educativo para adultos, apoyo escolar para alumnos en primaria y secundaria, un merendero y un comedor.

Pablo contó “siempre fuimos una institución que nació de lo comunitario y de la capacitación de oficio a través de los programas que surgían del Estado y hoy tampoco pudimos renovar el Programa Nueva Oportunidad”.
Lidiamos con la realidad del mundo del trabajo, gran parte de la estructuras tiene que ver con trabajadores cooperativizados y hoy la situación económica, la baja del consumo nos afecta y es un golpe muy grande para sostener un ingreso digno, contó Pablo.

El plato de comida

Estamos en una situación crítica por distintos motivos,contó Pablo. Por ejemplo la población con la que trabajamos. Geográficamente la mayoría de los habitantes de la zona son humildes, contó.

En este contexto, explicó que el año pasado la ayuda alimentaria se brindaba a 68 familias y en lo que va del año son 185 familias, el agravante es que el año pasado podíamos hacer merendero y comedor todos los días y este año como cortaron el suministro de comida a lo que se sumaron los aumentos de la mercadería, tuvimos que recortar.

Luisina, es coordinadora del jardín comunitario del lugar. La joven contó que debido a esta situación se vieron obligados a reducir tres veces por semana la ayuda alimentaria “no te puedo explicar la cantidad de familias, el que ayudaba el año pasado es el que ahora viene a buscar la olla. La entrega de mercadería se bajó a cero”, refirió.


Primeras infancias

Luisina está al frente del jardín comunitario y contó a “El Ciudadano” que “La Fabrikita de Sueños” se crea como un lugar de cuidado de los hijos de las personas que trabajan en el polo cooperativo La Lafrika para que no estén corriendo peligro en el lugar mientras sus padres trabajaban. Se pensó básicamente en ello pero cuando se vio la necesidad del barrio se abrió a todos los vecinos.

Este espacio se fortalece con el plan nacional de primeras infancias para garantizar la contención de chicos de 45 días a 4 años.

El convenio que tenían lo hicieron con la Secretaría Nacional de Niñez Adolescencia y Familia en 2020 y terminó en agosto del 2022. A partir de ese momento, estamos sin convenio. Este ingreso era semestral, se fijaba según la cantidad de chicos que asisten al lugar y permitía cubrir un porcentaje del equipamiento, alimentación, librería y recursos humanos.

Presentamos la renovación pero no avanzó, dijo y agregó que a eso se sumó el recorte y congelamiento del ex programa Potenciar — hoy bautizado Volver Al Trabajo aunque en este caso no vuelven a trabajar sino que quieren mantenerlo — que les permitía a las educadoras llegar a fin de mes.

Luisina explicó que estos espacios están en toda la Argentina. En Santa Fe hay alrededor de ocho, dos de ellos en Rosario, uno es La Fabrikita y otro se encuentra en barrio La Lagunita.

Ahora debido al difícil momento que atraviesan debieron cerrar el turno tarde. Cada vez hay más demanda. Luisina contó que están haciendo un esfuerzo y lo que buscan es no cerrar sus puertas, es un lugar muy importante en el barrio, aseguró.

Respecto al jardincito Pablo agregó que el funcionamiento de este lugar además es una forma de erradicación del trabajo infantil porque estos chicos, si no van al jardín, las familias que salen a buscar sustento los suben a sus carros.
Pablo recalcó que La Fábrika contiene necesidades que fueron surgiendo en los barrios y hoy el Estado está desentendido y todo está agravado por la situación económica actual.


Además de evitar el cierre del jardín los integrantes de La Fabrika buscan recuperar las capacitaciones que habiliten nuevos espacios de trabajo, “a lo que se suma algo que nos da mucha bronca que es la necesidad de un plato de comida porque el Estado Nacional recortó la mercadería” , concluyó Pablo.

El espacio funciona todos los días de 8 a 20 horas y está abierto a cualquier persona que quiera sumarse y participar. Si alguien necesita algún servicio o producto de los que se fabrican en el lugar o quiera colaborar con alguna donación, especialmente de alimentos, pueden comunicarse al whatsapp +54 9 3413 34-8712. 

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