Los datos de frecuencias y coches en la calle «demuestran de manera categórica el deterioro que padecieron los servicios del TUP (Transporte Urbano de Pasajeros de Rosario) a lo largo de los últimos dos años, lo que contrasta con las promesas que se hicieran por parte de la Intendencia en el mes de abril de 2022, al anunciarse el cese de la prestación de los servicios de la empresa privada El Cacique». Esa es la conclusión de un relevamiento realizado por el Observatorio Social del Transporte, que genera información sobre el servicio público desde 2015 e integran la Fundación Igualar, la Asociación Amigos del Riel, la Asociación Casco Histórico, la ex concejala hoy en la Oficina Municipal del Consumidor Silvana Teisa y el diputado nacional Eduardo Toniolli.
El trabajo destaca que «no se cumplió con la incorporación de los coches prometidos, ni la adición de nuevos recorridos». Y que persisten sin prestar servicio varias líneas, como la 144 Roja, Q, Ronda del Centro, Aero Movi, Diferencial Rosario Sur y los enlaces Barrio Irigoyen y Sur. A eso se suma que todavía circulan fusionadas –como se resolvió en el peor momento de la pandemia– las líneas 102/144 Negra, 133/125 Negra, 133/125 Verde, 143/136/137 Negra, 143/136/137 Roja, 138/139, 145/133 Cabín 9 y 145/133 Soldini.
El secretario de Gobierno municipal, Sebastián Chale, habló sobre la actual situación del transporte público. “Es crítica por la suba de costos y retiro de subsidios nacional”, dijo. También anticipó que habrá una reunión con intendentes del interior para discutir sobre este tema pic.twitter.com/bT4N7oRPX5
— Diario El Ciudadano (@elciudadanoweb) May 21, 2024
El Observatorio enfatiza la gravedad del cuadro en medio de una grave crisis económica y «con un gobierno nacional ausente, que retiró de manera arbitraria el subsidio federal y frente a lo cual el Ejecutivo Municipal local simplemente traspasó el desbalance a las espaldas de los usuarios del TUP». Esto es, sigue, «reduciendo drásticamente el poder de compra del Salario Mínimo, Vital y Móvil, expresado en cantidad de boletos adquiribles, a cifras equiparables a los peores años de la depresión económica de los tiempos de la convertibilidad que desembocaron en la crisis del año 2001 y sus duros tiempos posteriores».
Lo que marca el Observatorio es que la crisis del sistema se intenta sobrellevar con un círculo vicioso: aumentos periódicos del boleto más baja de calidad del servicio, con lo que se incentiva la baja de pasajeros realimentando la rueda hacia ecuaciones económicas inviables.
Otro de los puntos que resalta el informe es la peor performance de la única prestadora privada en pie tras la salida de la fallida El Cacique: la histórica Rosario Bus. «Se observa en general la predominancia de las líneas operadas por la empresa municipal MOVI entre las líneas que aumentaron la cantidad de vueltas por día hábil, frente a lo contrario para las líneas gestionadas por la empresa privada Rosario Bus».
Lo anterior, continúa el trabajo, va de a mano de la cantidad total de coches incorporados y retirados por cada empresa. Se constató que 30 coches fueron retirados del servicio (frente al horario de marzo de 2022) en el sistema. Pero, de nuevo, fue la estatal la que intentó sin lograrlo compensar el desmantelamiento de flota operativo de la privada: 19 coches netos agregados durante este lapso por MOVI frente a 49 coches restados por Rosario Bus.
Círculo vicioso, inseguridad, calles atestadas y más siniestralidad
Informe sistema de transpor… by https://www.elciudadanoweb.com/wp-content/uploads/2024/06/cuneo-libarona-1.jpg
El intendente Pablo Javkin advirtió que es inminente un nuevo incremento del boleto, en un porcentaje alto respecto del ya caro de 700 pesos vigente. El informe del Observatorio pone en foco que el «impacto de los últimos aumentos del precio del boleto (a los que se sumarán los que vendrán, siguiendo de cerca el ritmo de la inflación), ya es perceptible con una disminución notoria de pasajeros a bordo de las unidades del TUP, que con el paso de los meses se irá reflejando en una fuerte caída del índice pasajero-kilómetro, que, a su vez, inducirá un aumento del costo por pasajero transportado». Es decir, un rumbo hacia el colapso del sistema.
Lo anterior, señala, junto a «la peor calidad del servicio prestado por la empresa privada Rosario Bus» que recorta costos retirando unidades, reduciendo mantenimiento y disminuyendo frecuencias. El Observatorio admite que, en contraposición, y en promedio de las líneas que gestiona, MOVI «ha tratado de limitar al máximo los recortes, e incluso se mejoró durante estos últimos dos años la calidad del servicio en varias de las líneas que tiene a su cargo». No en todas.
El transporte abarca múltiples dimensiones: integra la ciudad, influye en la seguridad, tiene incidencia en la producción y es un factor que reduce o empeora las desigualdades sociales. «La prestación de un servicio público tan esencial debe ser apoyada desde el Poder Concedente (Intendencia) mediante todos los medios a su alcance que permitan mitigar el agravamiento de su crisis, y a la vez, atenuar en lo posible la expulsión de usuarios, inducida por el empeoramiento de las frecuencias, el apiñamiento a bordo de las unidades y el recorte de los servicios nocturnos», refiere el trabajo del Observatorio.
Nda es gratis: el abandono del servicio público se traduce en la privatización de la movilidad privada, una tendencia que innumerables estudios relacionan con mayor siniestralidad por mayor cantidad de vehículos en las calles. «Debe entenderse que por lógica, la mayor parte de los usuarios que dejan de utilizar el TUP por la concurrencia de su mayor costo y una oferta de servicios cada vez más mediocre pasarán a utilizar medios alternativos de traslado que, excepto en los casos en que los viajes se reemplacen por traslados de a pie o por el uso de bicicletas privadas o públicas, complicarán aún más la ya grave congestión vehicular, e inexorablemente acrecentarán la cifra de accidentes en la vía pública, que además de ocasionar retrasos de la circulación, acarrean una inevitable secuela de daños y lesiones que afectan en mayor medida a las personas directamente implicadas, pero también a todo el conjunto de la Comunidad, sea directa o indirectamente», apunta el informe.
Lo que se pone en juego es el paradigma con el que se gestiona el transporte: un servicio público cuyos números cierran en un universo más amplio que el balance propio de las empresas, o un esquema comercial tradicional que deja de lado la función social.