Ciudad

Ladrillos con la historia rosarina

Palacio Santa Inés: arquitectura que remite a un apellido emblemático y a sus baldosines únicos

Se trata de la ochava de San Juan y Maipú donde está el también conocido Palacio Castagnino. El historiador Eduardo Guida Bria explicó a quiénes pertenecía, cuáles fueron sus usos, quién fue el arquitecto y recordó la otrora famosa tienda “Alla Cittá di Roma”


En San Juan y Maipú en la ochava sudoeste y con entrada por ubicada en San Juan 911; se encuentra el Palacio Castagnino ya que fue José Castagnino quién encargó la obra a un arquitecto piamontés o Palacio Santa Inés denominado así desde la década de 1960; cuando toda la casa fue aportada por la familia como capital a la naciente “Sociedad Santa Inés Sociedad en Comandita por Acciones”. El historiador y docente Eduardo Guida Bria hizo un gran repaso sobre la historia del inmueble de gran valor patrimonial para la ciudad. Se trata de la única esquina en Rosario que tiene lajas, baldosines de granito proveniente de la Isla Martín García. Además, en San Martín y San Juan existió una tienda denominada:“Alla Cittá di Roma”,  ¿Por qué se relacionan?

Construcción y arquitectura

La construcción fue encargada por José Castagnino (1853-1916). La obra se concluyó en 1896 por la Constructora Pagnasco Hnos.

El que diseñó el palacio fue el arquitecto italiano Ítalo Méliga, que nació en Piamonte en 1859 y se graduó en Turín de Ingeniero-arquitecto.  También intervino colaborando el ingeniero itálico Juan Bosco.

Se encuentra dentro del estilo academicismo italiano. El planteo con que se resolvió esta obra fue una propuesta que se repitió en Rosario: un conjunto compuesto por locales comerciales y cocheras en la planta baja y viviendas en la planta alta.

En la esquina se ubicó la más importante, la del propietario, y a su lado, por Maipú, otras para renta.

En el local comercial mayor de la planta baja funcionó a partir de 1897, Castagnino y Cía., empresa que José compartía con su hermano Juan Luis.

El interior del palacio, se destaca por las pinturas, los ornamentos, mármoles y vitrales. Las pinturas, obras de otro italiano, Salvador Zaino, quien se hiciera cargo del cielorraso del Teatro El Círculo y  vitrales de Salvador Buxadera.

Es de una arquitectura de riqueza decorativa, se combinan elaborados ornamentos en la fachada; excelente artesanía en la talla de la puerta de madera de acceso.

Sobre San Juan se observa la ordenada disposición de balcones y ventanas de la planta superior sobre las vidrieras y puertas de la planta baja. El frente sobre Maipú es en planta baja una sumatoria de aberturas de distinto tamaño y tratadas en diferentes materiales (madera y hierro): vidrieras comerciales, ventanas, puertas de acceso a las viviendas secundarias, puerta de acceso a la vivienda principal, acceso a las cocheras. Sobre ellas se tratan de ordenar las ventanas y balcones del piso superior.

El ingeniero y arquitecto Ítalo Meliga, dirigió en Rosario la oficina de Ingeniería Municipal, se le atribuye el Círculo Italiano en Córdoba y Mitre y el proyecto original del Hospital Italiano es de su autoría.

La familia Castagnino

El propietario del palacio ubicado en San Juan y Maipú fue José Castagnino. En la ochava en la parte más alta se puede observar un sobre relieve con las iniciales: J. C.

Fue vivienda familiar del matrimonio conformado por José Castagnino y Rosa Tiscornia. Su hijo Juan Bautista (Museo de Bellas Artes) vivió en el palacio, y había nacido en 1884. Todos eran argentinos.

Doña Rosa que había nacido en 1865 fue la donante del edificio del museo para albergar todas las obras de su hijo Juan Bautista. El matrimonio tuvo once hijos.

El primer Castagnino que llega a estas tierras es Giovanni Battista. Había nacido en 1813 en la localidad de Lavagna (Provincia de Génova), llegando a Rosario en 1844 y adquiere junto al socio Juan Ravena, una embarcación pequeña con cubierta y un solo palo, llamada “balandra”. Se colocan el nombre de “Bella Vizcaína” y pesaba 12 toneladas y era de cabotaje. Esta barcaza había comprada al astillero de Juan Esquer y mediante investigaciones se pudo saber que estaba inscripta desde 1841 en el Libro N° 1 de Matrículas del Cabotaje (AGN – Marina – Año 1841 – Sala X-36-8-2).

El 22 de agosto de 1848 Giovanni Battista ya era el único dueño de la balandra “Bella Vizcaína” y en esa fecha la permutó en Buenos Aires, ante el Escribano Manuel José de Zeballos, por la esquina noroeste de Aduana (hoy Maipú) y Córdoba. Es en esta propiedad que se instala Giovanni Castagnino en 1848, en forma definitiva.

Se casa en la, hoy, Catedral en 1849 con Ángela Castagnino su sobrina carnal, italiana, recién llegada a Rosario, hija de su hermano Luis.

En 1853 nace su hijo José Castagnino (el propietario de la propiedad de Maipú y San Juan). Giovanni nunca habitó el palacio ya que falleció en Rosario en 1873.

 

Tienda “A la ciudad de Roma”

El investigador e historiador Guida Bria explicó que en la ochava sudoeste en San Martín y San Juan existió una tienda denominada: “Alla Cittá di Roma”.

Su fundador fue Giovanni Battista Castagnino que ya había realizado varios negocios en la villa y que luego viajó a su tierra natal para regresar justo el año en que Rosario se convierte en ciudad (1852).

La esquina era una de las más reconocidas y concurridas de la ciudad, ya que enfrente estaba el Mercado Sud. En el solar adquirido hace construir un importante edificio, reproducido en las tarjetas postales que la tienda imprimiera en los años del Centenario. El constructor fue Remigio Mazzucchelli.

La firma comercial se modifica y diversifica en 1893 y pasa a ser “Castagnino e Hijos y Sanguinetti”, abriendo asimismo la importación de comestibles, con un negocio instalado en la céntrica calle Córdoba.

Al morir el fundador lo suceden sus hijos Alfredo y  Guido, que mantienen la sociedad anterior hasta la muerte de Nicolás Sanguinetti, en 1909, cuando la firma se constituye como “Castagnino Hermanos y Cía.”.

En 1905, los Castagnino adquieren un amplio terreno en Corrientes 351, donde levantan un importante edificio del que aún se conserva la planta alta y en el que se centraban sus negocios de importación de comestibles en gran escala, rubro al que se agregaría en 1916 el de venta de maquinarias agrícolas, provenientes de Estados Unidos.

Otros dos hermanos de los anteriores se dedican, uno, Atilio, a la tienda, que era ya tradicional en la ciudad, y el otro, Héctor, a la atención de las oficinas de la empresa en Génova, en cuyo puerto embarcaban las remesas de comestibles con rumbo a Rosario.

Hacia 1900, la firma representaba, entre otros, a productos prestigiosos como el “Té Lipton” o el “Almidón Celluloil”, utilizado para los puños y camisas de los hombres de la época.

En 1910 había expandido la actividad a otro también redituable negocio: el turismo. Se publica avisos como el que anunciaba: “El vapor expreso “Príncipe di Udine” saldrá para Santos y Génova el 8 de enero a las 4 p.m. como ejemplo de los rápidos viajes a Europa, con las mejores comodidades; director de hotel a bordo, cocina excelente, novillos y pollos vivos. Los más amplios puentes de paseo, capellán a bordo. Cosa de pasarla bien y, de paso, poder confesar algún pecadillo cometido durante la travesía”.

La tienda “Allá Cittá di Roma” tenía el siguiente slogan: “es la casa más antigua y mejor surtida”. “Precios módicos”. Era tienda, mercería, sastrería, confecciones y artículos generales para hombres, señoras y niños.

La publicidad también la realizaba a través de postales mostrando edificios emblemáticos de Rosario, por ejemplo: el Teatro Colón, la Asistencia Pública, el Teatro de La Opera, los Tribunales Provinciales y la propia tienda, entre otros. También se incorporaron datos del Anuario del Bicentenario de Rosario (1925).

Guida Bria señala que en el año 1958 se hizo una reforma integral del edificio y algunos historiadores escribieron que se había demolido, pero lo que se hizo es una reestructuración que prácticamente no quedó nada de lo que había antes, es por ello de la confusión. Como se dice usualmente “se lo planchó”.

Luego de esta modificación se instala Casa Muñoz con el famoso slogan, “donde un peso vale dos”.

Quién fue José Castagnino

José Castagnino (1853-1916), sería asimismo comerciante destacado, y formaría parte de la clase alta de Rosario. Su inicio fue como propietario de un almacén de productos importados, bajo la firma “Berizzo y Castagnino”.

Dos años más tarde, asociado con Luis Pinasco, integra durante más de dos décadas, entre 1875 y 1897, la firma “Pinasco y Castagnino”, en el mismo rubro. Luego junto con su hermano Juan forman la sociedad “Casa Castagnino Hermanos”, en la planta baja de la aún hoy esplén­dida residencia de la esquina sudoeste de Maipú y San Juan.

Fue socio comanditario de “A. Cánepa y Compañía” e integró las comisiones de instituciones representativas de Rosario como la Sociedad Rural, que presidiera y entre cuyos fundadores se contara; el Banco Provincial de Santa Fe; la compañía de seguros “La Rosario”, de la que fuera también fundador, y la Compañía Sudamericana de Seguros; la comisión promotora del Hospital Italiano, a cuya concreción contribuiría su familia y cuyo directorio presidió durante ocho años.

José y Rosa Tiscornia eran los padres de Juan Bautista, en cuya memoria se construirá el museo de Bellas Artes que lleva su nombre

También fueron padres de Guido Castagnino, jurisconsulto nacido en 1894, fue como muchos otros hombres de su clase social, integrante del Concejo Deliberante, en su caso como representante de la Liga del Sur (a la que adhiriera desde su creación), durante siete períodos.

Su hermano y socio, Juan Castagnino, se había asociado a los 22 años a una agencia marítima ya establecida, la que giraría durante los siguientes ocho años bajo la razón social “Caffarena y Castagnino”, hasta que con José y los hermanos Luis y Américo Cánepa se asocian los Pinasco, primos suyos por lo demás y se dedican al comercio mayorista de comestibles.

¿Quién fue Juan Bautista Castagnino?

Nació en Rosario en calle Maipú 555 en 1884. Nunca contrajo matrimonio, ni tampoco tuvo descendencia. Murió en 1925 por un profundo corte en el cuello mientras se afeitaba. Todavía no se comercializaban los antibióticos. El más consagrado de los retratos de Castagnino fue de Alfredo Guido y hoy se encuentra en el museo.

Fomentó las bellas artes y acumuló una gran pinacoteca.

En 1937, a 12 años de la muerte de Juan B. Castagnino se le rindió homenaje y el Museo abrió sus puertas el 7 de diciembre de ese año.

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