A Sonia Martorano le tocó gestionar “incertidumbre”. Había asumido como secretaria de salud de Santa Fe hacía apenas tres meses cuando la pandemia de coronavirus llegó al país. Seis meses después, y tras la renuncia del por entonces ministro Carlos Parola, le tocó estar al frente de los diferentes operativos para contener el virus, dar asistencia a personas enfermas y, más tarde, coordinar la vacunación en toda la provincia. Cuando recuerda esos meses habla de gobernanza, de una articulación público privada que hoy aparece en falta pero necesaria ante la crisis del sistema de salud en un contexto socioeconómico complejo a nivel nacional.
Nacida en Rosario, Martorano estudió medicina en la Universidad Nacional de Rosario y ejerció como neonatóloga en el sector público y privado. Se formó en gestión de salud e integró numerosos organismos nacionales.
En diciembre de 2023 fue electa como diputada provincial por el PJ. Considera que en su paso por el Ejecutivo pudo usar las herramientas adquiridas en la práctica profesional y hoy busca trasladar las problemáticas que vio durante la gestión a proyectos de ley que ayuden a mejorar la forma de vida de la comunidad.
—¿Cómo te iniciaste en la política?
—Soy médica, rosarina y estudié en la Universidad Nacional de Rosario. Me formé en neonatología, que es lo que abracé y ejercí asistencialmente. Adoro todo lo que tiene que ver con los niños y los bebés. Trabajé en el sector público y en el privado, lo cual me dio un conocimiento de ambos sectores que con el tiempo fue muy importante. Con el paso de los años me formé en gestión en Salud, estudié afuera y me interesa muchísimo un sistema de salud como es el nuestro que está tan fragmentado y es muy diferente al de otros países.
Siempre tuve mucha conciencia social, al punto que fui la primera presidenta de la Asociación de Neonatología que se formó para mejorar las condiciones de trabajo y honorarios de los neonatólogos. Formé parte de la Mutual de la Asociación Médica Rosario, fui presidenta de la Asociación Médica Rosario, del Colegio de Médicos, estuve en el Tribunal de Ética en distintas comisiones, fui seis años Presidenta. La salud era mi manera de mejorar la calidad de vida y llegar a nuestra comunidad.
—¿Cómo pasaste de trabajar en un hospital a gestionar una pandemia?
—Tuve mucha militancia dentro de instituciones políticas, pero relacionadas a mi quehacer y a mi profesión. Un día me invitan a formar parte como Secretaria de Salud. Comencé en diciembre de 2019 y, al mes, empecé a leer noticias sobre el coronavirus. Muchos decían que no pasaba nada pero yo pensaba «estamos a un avión de distancia». El 20 de marzo empezó el confinamiento y en junio el ministro renunció, así que terminé como ministra. Me tocó gestionar incertidumbre porque era una pandemia inédita. Uno probó su templanza pero fueron épocas híper duras, muy complejas, de mucha toma de decisiones. Lo primero fue fortalecer un equipo para trabajar. Fueron épocas de mucha logística en la primera etapa y ni sabíamos qué había que comprar, ni para cuánta gente. Después pensar dónde lo guardábamos. Una vez superado, recorrer la provincia y después la vacunación. Me acuerdo que nos sentamos, nos miramos y pensamos: cómo vacunamos a toda la provincia. Son 133.000 kilómetros cuadrados con una provincia muy heterogénea y había que distribuir con equidad. Finalmente lo pudimos hacer. Tengo hijos mellizos, uno vive acá y otro en España. El de España se vacunó un martes y el de acá, el martes siguiente. También recordemos que fue con un cambio de gobierno, con un equipo que se estaba conociendo y conformando.
—¿Qué balance podés hacer hoy de lo que fue la gestión de Salud en la pandemia?
—Por un lado positivo, en el sentido de que las cosas se hicieron bien y usé todas las herramientas de mi experiencia con lo que todo al final se hizo por algo. Cuando fui presidente del Colegio hicimos un centro de simulación donde en pandemia capacitamos kinesiólogos para que supieran cómo ventilar. Fue una gobernanza donde cada uno tomaba una función y entre todos pudimos salir adelante.
Por otro lado, desde lo personal fue un desgaste enorme de días sin dormir, de mucha ansiedad y angustia que nunca demostraba porque siempre había que mostrar tranquilidad y llevar información a la gente que estaba encerrada en su casa. La gente esperaba el informe porque la incertidumbre era tremenda.
—¿Qué se puede gestionar y qué no se puede gestionar en una crisis?
—Las crisis tienen puntos en común. Podés gestionar todo lo que tenga que ver con logística, con planificación, con muchos tableros de comando, por eso cualquier funcionario tiene que estudiar gestión. No podés gestionar el imprevisto. Por ejemplo, no llegan las vacunas. No podés hacer nada, pero sí podés volver a tomarlo con la logística, la planificación y reencauzar. Por eso creo que es importante que más allá de que haya políticos en la función tiene que haber técnicos.
—¿Cómo analizás la situación actual del sistema de salud?
—En principio Santa Fe tiene un sistema de salud robusto, tanto público como privado. Creo que hay que trabajar más en algo que hicimos en la pandemia que fue fundamental y es la articulación. No es una mala palabra hablar del sector privado y son dos caras de la misma moneda. Si alguno tiene cierta tecnología se puede compartir, como se hace en la provincia en el caso de los trasplantes. Estamos en momentos macroeconómicos muy complejos. Muchas personas han tenido que salir de las prepagas o tienen obras sociales y no pueden pagar el coseguro o tienen obra social, pueden pagar el coseguro, pero no pueden pagar el medicamento. Hoy se incrementó un 30% la consulta en el sector público. Tenemos un sistema robusto, que tiene mucha demanda, pero tiene atención primaria, hospitales de primer nivel, de segundo, de tercero y buenos profesionales. Ahora hay que cuidar a los profesionales de la salud que además vienen con una carga y un estrés pospandemia importante.
—¿Cuáles son los proyectos que presentaste en la Legislatura al respecto?
—Presentamos varios proyectos de ley. Uno que ya habíamos presentado sobre la violencia laboral en el ámbito de salud y de educación para incorporar al Código de Faltas una sanción de prisión de 10 a 30 días a quien agreda al personal. Queremos trabajar en la educación de que hay que respetar a quien está enfrente de un aula o en un área de salud.
Otro proyecto de ley habla de honorarios mínimos dignos para que las consultas tengan un mínimo de cuatro módulos previsionales. Hoy se equipara el valor ético que marca el Colegio de Médicos para honorarios. No tenemos profesionales que elijan formarse en las especialidades clínicas: pediatría, médico clínico, médico generalista. Entonces necesitamos que esa consulta tenga un valor mínimo ético.
Y se enlaza con la seguridad del paciente. Trabajamos en cultura, seguridad del paciente y gestión de riesgo para que la atención en el consultorio o en el Hospital de Salud tenga todas las condiciones de seguridad y que no pase ningún accidente. Parece sencillo, pero va desde la identificación correcta del paciente, hasta todas las alarmas en una cirugía. Ya hemos empezado a trabajarlo en algunos hospitales con un programa piloto. El sistema privado lo viene trabajando y apuntamos a generar una ley para seguir en ese camino.
También tenemos otro proyecto de educación ambiental. Y otros cuatro de ciencia y tecnología, uno de ellos vinculado a un registro de la tecnología para que se pueda compartir y otro para generar un programa para un club de ciencias y tecnología para niños y jóvenes en las escuelas, en los clubes o en organizaciones. Si hay algo que saca un país adelante es la ciencia y la innovación porque a largo plazo te da soberanía. Santa Fe tiene algo fantástico que es el LEM, el laboratorio municipal, y el LIF que es el laboratorio industrial farmacéutico en la ciudad de Santa Fe. Desde ahí podés generar soberanía en medicamentos.
También estamos trabajando para generar mayor producción y ver cómo se puede hacer alguna articulación con el sector privado. Hoy en el sector público toda la primera línea de medicamentos tiene producción provincial entonces no dependés tanto de los precios del mercado. Ciencia, innovación y tecnología llevan a que un Estado se desarrolle.
—Mencionaste la escasez de profesionales con especialidades clínicas por los bajos honorarios que perciben; ¿cómo es la situación?
—Tenemos mucha preocupación social. Un ejemplo: vas a escuchar muchas veces que no hay pediatras, pero en el relevamiento hay 1600 pediatras en la provincia de Santa Fe. No es un mal número, pero 1000 están en Rosario, 350 en Santa Fe y te quedan 250 para los 130.000 kilómetros cuadrados del resto de la provincia. De esos, algunos ya no se dedican y otros hacen subespecialidades, entonces tenés departamentos donde hay un solo pediatra. Van quedando vacantes en las especialidades que tienen que ver con la parte clínica porque la consulta está muy desvalorizada en nuestro país. Por eso presentamos esta ley de honorarios mínimos. No es un problema de la profesión, sino que es un problema social porque en un plazo no muy largo no vamos a tener profesionales de la primera línea de atención primaria.
—En tu rol como diputada provincial, ¿cómo evalúas los primeros meses en la Legislatura?
—Ingresamos en una gestión ejecutiva que se fue complejizando. Era 24/7 todo el día y pasamos muy rápidamente al legislativo porque el 10 de diciembre se hizo el traspaso y el 14 estábamos sesionando. En el período extraordinario hubo muchas sesiones, se hizo un fuerte trabajo ya que había todo un paquete de medidas que el nuevo gobernador enviaba.
Yo intento pensar con qué tropecé o qué problemáticas ví cuando estuve en el Ejecutivo para ver si desde el Legislativo puedo hacer que algo sea más fácil. Hay muchas maneras de trabajar en el sector legislativo, muchas miradas y muchos objetivos. El mío hoy es pensar qué puedo aportar para que algo pueda mejorar. Me parece que por ahí debería ser el camino.
—¿Cómo analizás el paquete de medidas de Pullaro?
—Estamos a seis meses recién. Hemos sido muy respetuosos. Venimos de un Ejecutivo y sabemos lo complejo que es. Entonces decidimos ser una oposición responsable, marcar los errores, decir cuando creemos que hay que hacer un cambio, pero acompañar. Lo importante no es quién esté hoy en la pista de baile, sino hacer que vaya lo mejor posible porque hay que mejorar cómo vive nuestra gente que ya está complicada por los problemas de seguridad, económicos y demás. Vino un paquete muy grande de medidas. Con algunas estamos de acuerdo, con otras no tanto, pero pudimos ir poniendo nuestras voces para tratar de mejorar. Hoy el gobierno tiene mayoría en ambas cámaras lo que lo hace mucho más sencillo, pero creo que les tiene que generar responsabilidad, que no sea una manera de imponer sino de escuchar todas las voces porque si no se pueden cometer errores y creo que más que nunca se impone escuchar a todas las voces.
—¿Cómo ves al peronismo en la actualidad?
—Todos están con problemáticas porque el peronismo tiene muchas tribus y el oficialismo también. En lo particular estamos en un periodo de reflexión y de reconstrucción. Desde el legislativo sabemos nuestras funciones en la oposición, pero intentamos que sea en forma responsable. Ojalá podamos todos madurar políticamente y trabajar de esta manera. Hay un panorama de elecciones a un año, otro en cuatro años, pero creo que en este año se va a ir viendo la nueva generación de fuerzas.
—¿Cómo evaluás el impacto de las medidas del gobierno nacional?
—Personalmente me preocupa mucho. Veo falta de empatía social y no veo equidad. Había que hacer ajustes pero no veo el sentido de sostener subsidios en Amba y sacarlos al resto del país. Somos un país federal y no se está viendo eso. La coparticipación es de vieja data, pero lo veo más exacerbado. Lo que más me preocupa es que la gente la está pasando mal. Se necesita más conciencia social y saber que en un país como el nuestro no puede haber hambre. Muchas de las políticas me preocupan, en salud puntualmente sigue sin funcionar la entrega de medicamentos oncológicos de alto costo. Todos los programas de salud que se bajaban no están llegando. Tampoco hay reuniones, por ejemplo, para lo que fue el dengue, donde no hubo una normativa nacional. Se dice que se va a comprar la vacuna pero nadie sabe cuándo ni a quién. No veo una conducción nacional clara.