“Hay una plaza ya existente en el lugar, y también existe una ordenanza vigente del año 1993 que establece que todo proyecto de ejecución y o remodelación de plazas, plazoletas, parques y paseos públicos tiene que ser remitido al Concejo Municipal para su tratamiento y aprobación”. Con ese cuestionamiento la concejala Fernanda Gigliani presentó un proyecto en el Palacio Vasallo para que el Ejecutivo informe detalles “respecto a la obra en construcción que se está realizando en el inmueble ubicado en calle Rioja 411”, el conocido bar VIP a metros del Monumento a la Bandera, que desde hace una década y media controla la familia del astro de la Selección Lio Messi, y lo hará por largo tiempo más: en 2023, los actuales concesionarios fueron los únicos que se presentaron a la nueva licitación, y quedaron a cargo hasta el año 2031, con opción a hacerlo hasta 2033.
La concejala reclama, entre otros puntos, que la Intendencia explique “los motivos por los cuales las nuevas obras de ampliación no fueron enviadas para su aprobación al Concejo, tal como lo exige la ordenanza 5.682”, entendiendo que “si bien en todas las grandes ciudades del mundo, los espacios públicos son explotados por emprendimientos gastronómicos” o similares, que “generalmente son acordes y amigables” con el entorno, “el Concejo Municipal es el órgano adecuado para dar las discusiones necesarias sobre la ocupación y uso de estos espacios de la ciudad”.
El pedido de informes se basa también en la ley 2.756, la Ley Orgánica de Municipalidades, que en su artículo 41 inciso 18 establece entre las atribuciones del intendente municipal la de “celebrar contratos sobre las propiedades inmuebles de la Municipalidad”, pero “con autorización del Concejo Municipal” y con previa licitación. La licitación efectivamente se hizo, pero la concejala de Iniciativa Popular marcó que “hasta la fecha no se ha presentado ningún expediente relacionado con el trámite de autorización”, que la ley provincial requiere.
En el proyecto de decreto específicamente se pide, además de lo antes mencionado, el certificado urbanístico de la obra en curso, la visación previa, el permiso de edificación y las constancias de inspecciones de la obra (si las hubo). Además conocer si hubo intervención por parte del Tribunal Municipal de Cuentas sobre el proceso licitatorio, y adjuntar el dictamen correspondiente, en caso afirmativo.
De la iniciativa presentada por Gigliani no se desprenden objeciones sobre la obra y el proyecto, sino que se piden informes sobre los pasos formales, un tema no menor cuando la ampliación del restaurante y cervecería se extiende sobre espacio público, la plaza Monseñor Miguel de Andrea.
No es el primer cuestionamiento al intendente Pablo Javkin por permitir el avance de privados sobre el espacio público: el año pasado tuvieron lugar fuertes protestas por la instalación de un McDonald’s en el corazón del parque Independencia, con tala de árboles incluida. Pusieron el grito en el cielo la Multisectorial Humedales y la ONG Protegiendo Nuestros Árboles Rosario, entre otras organizaciones.
En referencia a ese mismo emprendimiento, a metros de bulevar Oroño y avenida Dante Alighieri, el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de Santa Fe emitió un comunicado en tono crítico que subrayó: “El mandato legítimo que los rosarinos otorgan a sus intendentes/as no los transforma en propietarios de la ciudad. Son bienes públicos, que pertenecen a la comunidad”. Y entre los reproches, la oposición en el Palacio Vasallo también dejó constancia de que el proyecto no pasó por el Concejo.
Con todo, el pedido de informes de Gigliani recuerda que, además de renovar la concesión, la Intendencia otorgó al Bar VIP “la posibilidad de ampliar el edificio existente, que podrá llegar hasta los 450 metros cuadrados” (de los 362 de la anterior remodelación y ampliación) y que “se autorizó un área de expansión de mesas al aire libre de hasta 300 metros cuadrados”, sobre los 470 metros cuadrados ocupados.
En ese marco, las obras, que están en avanzada concreción, incluyen una zona de juegos para niños –diseñada por Green Juegos– que se integrará a la oferta comercial y de servicios del restaurante, una heladería en un local anexo –a cargo de la marca Bajo Cero– y un reacondicionamiento de todo el interior.