Los campos de juego de los estadios estadounidenses de la Copa América se está llevando todo tipo de críticas por parte de los protagonistas, tanto de jugadores como entrenadores, en el inicio de este certamen. Fue en enero del 2023 cuando se confirmó a Estados Unidos como sede de la competición continental y, desde ahí entonces, la CONMEBOL y la CONCACAF empezaron a organizar el torneo que, en diciembre pasado, definieron los 14 estadios que lo albergarían y los cuatro grupos con las 16 selecciones clasificadas.
Es decir, desde hace 6 meses y medio que la organización del certamen y el país norteamericano tenía certezas de cómo, cuándo y dónde se disputaría la edición número 48 de la Copa América, el trofeo de selecciones más antiguo del mundo, que se inauguró el pasado jueves con la victoria de la Selección argentina ante su par de Canadá en el lujoso Mercedes-Benz stadium de Atlanta.
En la previa del partido inicial entre argentinos y canadienses, el mundo quedó deslumbrado con la estructura edilicia del hogar del Atlanta United de la Major League Soccer y del Atlanta Falcons de la National Football League. El estadio, que albergó el Super Bowl 2019, cuenta con una capacidad de 71 mil personas y un techo retráctil que forma el logo de la automotriz que lleva el nombre del recinto.
Pero el campo de juego, quizás de lo que más importa en este deporte más que las estructuras, era completamente sintético y se llama FieldTurf CORE, un tipo de alfombra en el que la pelota pica diferente al pasto natural. Tan solo cinco días antes del debut ante Canadá, la Selección argentina solicitó que el campo de juego pase a ser natural por completo pero, a pesar de que se accedió al pedido, los jugadores no quedaron conformes y lo hicieron saber tras el partido.
“Era un desastre, cuando corrías, ibas saltando. Di María tuvo un uno a uno contra el arquero y terminó con la derecha porque no podía llevarla al pie de lo mal que picaba. Tenemos que mejorar en ese aspecto. Sino, la Copa América siempre va a estar en un nivel más bajo que la Eurocopa” declaró el arquero Emiliano Martínez iniciando una serie de quejas en el equipo argentino.
El defensor Cristián Romero afirmó que “las condiciones de la cancha eran muy feas. Tener que jugar esta competición en una cancha así es lamentable” mientras que el entrenador Lionel Scaloni aseguró: “Menos mal que ganamos. Sino, hubiera sido una excusa barata. Hace siete meses que sabemos que vamos a jugar acá y cambiaron el césped hace dos días. Para el espectáculo no está bueno. No es una excusa, el estadio es hermoso y con césped sintético debe ser espectacular, pero con el de hoy no está apta para este tipo de jugadores”.
Además, el defensor canadiense Kamal Miller se sumó al malestar y aseguró que sintió la cancha como si caminara “sobre un escenario, como si estuviera hueco”.
Solamente tres de los 14 estadios de la Copa América son de equipos de fútbol (Orlando City, Austin FC y Kansas City), es decir, cuentan con césped natural pero los demás recintos son utilizados para partidos de la NFL -fútbol americano- y, en dicho deporte, se utiliza césped sintético.
Esto implica todo un desafío para Estados Unidos que, desde hace años y más con la llegada de Lionel Messi al Inter Miami, busca convertirse en un epicentro del fútbol mundial pero, para ello, deberá ceder ante las exigencias de la FIFA que, por si fuera poco, lo designaron como una de las sedes de la próxima Copa del Mundo en 2026.
Pero no será cosa fácil para el país norteamericano ya que, para ceder ante la FIFA y su requisito de cespedes naturales, deberá dejar de lado su deporte nacional, uno o el que más recauda en Estados Unidos, que es el fútbol americano y que es el que tiene los estadios para el Mundial y el que juega con césped artificial.
Lo que parecía un mero problema de sintético o natural, se transformó en algo más grave cuando, al segundo día de competencia, llegó la primera lesión en el certamen y fue la del peruano Luis Advíncula en el partido del viernes ante Chile en el AT&T stadium de Texas.
El entrenador de Perú, el uruguayo Jorge Fossati, se refirió a esta situación post empate ante los trasandinos y declaró: “Tengo en cuenta que esta es una cancha de césped hoy, pero no es el césped normal que nace y crece, sino que es un césped que traen de afuera. Eso la puede hacer un poco más dura y a veces te puede afectar precisamente en esa parte. Yo no soy médico ni nada por el estilo, pero hace unos cuantos años que estoy en el fútbol y sé que las lesiones de tendón de Aquiles pueden venir por ese lado también”.
El sábado, en el tercer día de competición, el capitán mexicano Edson Álvarez sufrió un desgarro en el primer tiempo de la victoria 1-0 ante Jamaica en el NRG stadium de Houston pero el entrenador, Jaime Lozano, fue uno de los pocos que le quitó dramatismo al estado del campo de juego y lo desligó de la lesión del jugador del West Ham inglés: «Creo que estaba bien para jugar, el césped no afectó. Sería bueno que se pusiera con más tiempo (el césped natural), pero sentí una cancha en buen estado».
En la previa de la victoria de Uruguay por 3-1 el domingo ante Panamá en el Hard Rock stadium de Miami, el charrúa Ronald Araujo también se expresó acerca de los campos de juego del certamen: “Sí, vimos lo que pasó en el debut (Argentina contra Canadá), que obviamente las condiciones de la cancha no eran las que todos esperábamos, sobre todo para que haya un fútbol fluido y un buen fútbol”.
“Creo que la cancha es la clave para todo. No digo que sea una excusa, pero es lo más importante. Si quieren ver un espectáculo, creo que la cancha tiene que estar en condiciones para eso» añadió el jugador del Barcelona de España.
Si bien esta edición de la Copa América recién está arrancando, ya es un resultado negativo la entrega del certamen por parte de la CONMEBOL a Estados Unidos, priorizando las grandes estructuras edilicias de los estadios y no así a los protagonistas y al fútbol en sí.
Una competición que debería haberse disputado en Ecuador como estaba pactado por el orden de rotaciones de anfitriones del ente madre del fútbol sudamericano y termina desarrollándose en un país con campos de juego no aptos para la competencia de alto nivel.
La Copa América fuera de Sudamérica, estadios de primer nivel a medio llenar en la mayoría de sus encuentros, astros mundiales en campos de juego deplorables y partidos sin retransmisión, la imagen actual del certamen de selecciones más antiguo del mundo.