“Invité a una cena a una chica, una supuesta amiga. Vino el rotisero, dejó la cena, destapamos un vino, empezamos a comer y me tomé medio vaso de vino. Y de ahí no me acuerdo más nada”. Así narró Oscar, de 78 años, lo que le ocurrió este fin de semana en su casa de barrio Larrea, resignado a que la noche agradable que esperaba no fue tal, sino una estrategia para robarle. Su aventura terminó con él atendido en un hospital y despojado de su teléfono celular y plata que tenía. Una providencial aparición de su yerno evitó que todo fuera peor, con la “viuda negra” que lo engañó llevándose más cosas.
“Cuando me desperté no sabía dónde estaba, ni qué pasaba”, testimonió a los medios la propia víctima, ya con el sentido recobrado pero todavía sin poder caminar normalmente. Según contó, en redes sociales cultivó una amistad con una mujer “buena onda”, con la que, varias conversaciones mediante, fue trabando una relación. Hasta que ella le dijo que quería conocer su casa, y planificaron una cena. El encuentro se produjo y todo iba bien hasta que no tuvo más noción.
Un frasquito de Clonazepam que quedó en su casa facilitó reconstruir qué había pasado.
Su “amiga” tenía dos cómplices y la intención había sido llevarse su auto, en el que además los ladrones cargaron un televisor, botellas de bebidas, y comida. El yerno de Oscar impidió el robo en curso con su presencia, y los ladrones escaparon, dejando el coche y parte del botín.
El yerno, que había dado aviso al hijo de Oscar. Entre los dos intentaron despertarlo, pero no reaccionaba y se asustaron. Así terminaron llevándolo al hospital, donde quedó claro que la viuda negra lo había dopado.