En el momento de cocinar pueden aparecer diferentes desafíos con los ingredientes, utensilios o con la preparación cocinándose. Es necesario prestar atención para sortear los problemas y obtener los resultados de la receta. Para los fanáticos del queso en sus distintas versiones, muchas veces se complica dependiendo de la comida a preparar y sus porciones.
El queso es una de las comidas más apreciadas por sus sabores y variedades. Se puede usar en la cocina de una multiplicidad de platos fundiéndolo, gratinándolo, utilizándolo de relleno o en salsas; o comer solo o en distintas variedades como parte de picadas. Sin embargo, dependiendo de qué tipo se trate, puede resultar un desafío cortarlo y adecuarlo a una preparación.
Con quesos de pasta dura o semidura no hay problemas. Un reggianito, un sardo, un romanito se pueden cortar o rallar sin problemas. Pero si hay que hacerlo con un queso cremoso, sin importar la marca, se vuelve más que complicado.
Pero hay un truco que facilita la vida a los fanáticos del queso. En su presentación en Olga, la cocinera Narda Lepes reveló el tip perfecto para rallar queso cremoso, ya que al ser pegajoso y blando hace que no se pueda rallar y quede como una pasta para cocinar. La solución es simple: “Lo metés en el freezer un rato, después lo sacás y rallás”, simplificó la experimentada cocinera.
“Cuando se te empieza a complicar, lo volvés a meter en el frezeer y continúas”, completó Narda.
El tiempo ideal para rallar queso cremoso es aproximadamente media hora en el freezer, cuando adquiere una consistencia firme que hace fácil el proceso, sin que las hebras se peguen al rallador o se deshagan. Pero también hay que tener límite, ya que con muchas horas de freezer adquiere una consistencia tan dura que dificulta manipularlo y hay que esperar para hacerlo.
Con tiempos adecuados, el truco es útil también para otras variedades de queso fresco, que tienen poco tiempo de estacionamiento, y a las variedades elaboradas para derretir, como el queso muzzarella.
Y si se quiere cortar el queso cremoso en finas láminas o del tamaño que quieras sin pasar por el freezer y sin que se pegue al cuchillo, también hay una solución simple: cortar una pequeña medida de hilo de coser, mojarlo con agua, sujetarlo tenso con ambas manos y atravesar el queso de arriba hacia abajo con la medida deseada.