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Monstruos celestiales: el gran descubrimiento que pone en jaque a la ciencia

Si bien falta avanzar en las investigaciones, la comunidad científica se prepara ante un nuevo desafío

Cada avance científico ayuda a esclarecer la realidad, pero también pone en duda muchas teorías existentes. Gracias al telescopio espacial James Webb, la NASA hizo pública una observación de los llamados «monstruos celestiales», galaxias gigantescas que se formaron en los inicios del universo.

Esta avanzada tecnología con la que cuenta la agencia puso en jaque a toda la comunidad científica, logra observar a este espacio infinito en longitudes infrarrojas. Su lente permitió traspasar todas aquellas nubes de polvo y gas que le impiden ver más allá a los telescopios.

El gran descubrimiento de la NASA

Un grupo de astrónomos, según informaron a través de la revista Astronomy & Astrophysics, descubrió la presencia de estrellas masivas en proto-cúmulos globulares. El telescopio espacial captó la luz emitida por GN-z11, que es una de las galaxias más lejanas, ubicada a 13.300 millones de años luz.

Grandes avances en los estudios sobre Monstruos celestiales. Foto: X

 

El rastro químico evidencia que existen estrellas masivas en proto-cúmulos globulares, que son agrupaciones de millones de estrellas que se encuentran en miles de galaxias en el universo conocido. Estos nacieron 440 millones de años después del Big Bang.

Estos resultados podrían significar que encontraron una primera pista de la presencia de estas extraordinarias estrellas, en base a lo que explicó Corinne Charbonnel, profesora titular del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias de la UNIGE y autora del estudio.

La cuenta de X (ex Twitter) de NASA Web Telescope difundió: «Con la ayuda de una ‘lupa’ natural, Webb ha hecho el primer descubrimiento de cúmulos de estrellas en una galaxia que existía menos de 500 millones de años después del Big Bang, cuando el universo tenía aproximadamente el 3% de su edad actual».

Dichos monstruos celestiales son un desafío para las teorías actuales sobre la formación de galaxias, ya que hasta ahora se pensaba que crecían de forma gradual y a lo largo de miles de millones de años. De acuerdo con el artículo, la composición química de estas estrellas, nacidas al mismo tiempo, presenta anomalías que no se encuentran en ninguna otra población de estrellas. 

La gravedad del cúmulo de galaxias es tan grande que deforma el tiempo y el espacio circundantes. Foto: X

 

El hecho de que la existencia de estas formaciones gigantes se haya dado tan temprano en la historia del universo (como ya se explicó, cuando este tenía un 3% de su edad actual) da cuenta que el proceso podría haber sido mucho más rápido e intenso de lo que el mundo científico pensaba.

Los cúmulos globulares tienen entre 10.000 y 13.000 millones de años, mientras que la vida máxima de las superestrellas es de dos millones de años. Por lo tanto, desaparecieron muy pronto de los cúmulos que se pueden observar actualmente. Solo quedan rastros indirectos, según había explicado Mark Gieles, profesor ICREA en la Universidad de Barcelona y coautor del estudio.

Además, Daniel Schaerer, profesor asociado del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias de la UNIGE y coautor del estudio, añadió que, bajo esta investigación, se ha establecido que contiene proporciones muy altas de nitrógeno y una densidad de estrellas muy alta. Esta fuerte presencia solo puede explicarse por la combustión de hidrógeno a temperaturas extremadamente altas, que solo el núcleo de las estrellas supermasivas puede alcanzar.

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