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Fútbol, todo no pasa: Copa América, Donald Trump, el tobillo de Messi y Sociedades Anónimas Deportivas

En una semana marcada por diferentes acontecimientos, que pueden relacionarse, Cherquis Bialo dio una masterclass de periodismo y recordó a Julio Grondona

Por Alejandro Duchini

En una semana casi matan a Donald Trump, casi le rompen el tobillo a Messi y la Selección ganó la Copa América más caótica y peor organizada de la historia. Además, lloramos con y por Di María. Y habló Bielsa, al que la Conmebol amenaza con suspender (por hablar). Demasiada convulsión en un fin de semana y sin embargo hubo más. El presidente Javier Milei volvió a la carga con las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), Boca se quedó sin sus incorporaciones para jugar la Sudamericana y Cherquis Bialo dio una clase de periodismo durante una charla con su colega Tomás Rebord. La nota completa, acá.

Cherquis es muchísimo más que el tipo al que deben conocer las nuevas generaciones por su “Joaaaanesbeeerg…”, cuando era jefe de prensa de la AFA, en tiempos de Julio Grondona. Es uno de los mejores contadores de historias deportivas. Pertenece a la vieja escuela del periodismo que, según dijo en una entrevista en La Nación hace unos días, murió. Tal vez tenga razón. Es que, simplemente, hoy el periodismo es otro.

En esa nota de La Nación, Cherquis contó que está preparando una biografía sobre Grondona, al que antes de ser su vocero criticaba a rajatabla. ¿Quién no tiene una mancha en su vida? Las biografías, dijo alguna vez Andrés Calamaro, nunca pueden ser absolutas. Tiene razón. Pero al menos esperemos que, escrita por Cherquis Bialo, la de Grondona sea interesante. Seguramente lo será.

Cherquis viene de un periodismo en el que se viajaba para contar y ver los acontecimientos en persona. Ahora no hace falta viajar: los periodistas deportivos a veces nos cuentan los partidos que ven en la tele igual que nosotros. Y encima ni lo disimulan. Otros nos cuentan lo que pasa en la platea y ningunean el espectáculo. Parece que importase más la rubia con escote, el famoso que come pochoclos o Shakira moviendo caderas. ¿Cuál es, entonces, su valor agregado? Cherquis viajaba a Estados Unidos y se codeaba con Muhammad Alí o Carlos Monzón. Viajaba a los mundiales y se metía en los vestuarios de los jugadores. Hoy lo más cerca que se puede estar de un futbolista es a través de conferencias de prensa programadas sin repreguntas. Pero Cherquis después contaba magistralmente aquello que había visto.

Con su memoria prodigiosa, sigue escribiendo en Infobae (en los tiempos de las cavernas escribía en El Gráfico, pero bueno…, hoy tenemos Infobae), uno de los pocos medios que -más allá de triturar a sus periodistas con el cortar y pegar datos sin chequear- publica algunas notas interesantes. Entre ellas, las de Cherquis.

En su charla con Rebord, tiró un montón de títulos que se replicaron en redes. Lo bueno (y a la vez poco común) es que los comentarios fueron positivos. Entre otras cosas, se refirió al papelón administrativo de Boca con respecto a la inscripción tardía de sus jugadores para el partido contra Independiente del Valle.

En menos de dos minutos, Cherquis dijo que si un equipo -en este caso Boca- anota tarde a sus jugadores, el presidente (por Chiqui Tapia) tiene la obligación de salvar a su club, sobre todo si ese club prestó jugadores para los Olímpicos. Pero sabemos que a Tapia le interesa más figurar al lado de Messi (sería el tercero en discordia; el otro es De Paul) y Scaloni. Lo que dijo Cherquis es que más allá del error, Grondona no hubiese pedido que anoten a los jugadores. Lo hubiese dicho y listo. “Grondona no llamaba a Domínguez. ¡Le ordenaba! ¡Metete el reloj en el orto! Va esa lista”, disparó Cherquis. Domínguez es Alejandro Guillermo Domínguez Wilson–Smith, el presidente de la Conmebol que muere por las cámaras y al que en cada partido de la Copa América se lo mostraba como un galán de turno en la platea de lujo. Alejado, claro, de los argentinos y colombianos que lloraban y eran golpeados por la policía en los alrededores del estadio (en Estados Unidos no hay canchas y en vez de pasto hay alfombras) en el que se jugaba la final.

Hay otra cosa preocupante entre las que dijo Cherquis. Advirtió que el avance de las SAD perjudicará a clubes como Independiente, San Lorenzo, Unión o Huracán porque “o pagan sus deudas o desaparecen”. Para él, la idea de privatizar al fútbol es algo así como “que traigan dólares a cambio de los clubes”.

En este tema se conjuga el mal en su esplendor. La pasión que generan los clubes parece no importar a los poderosos. Encima, los dirigentes de los clubes argentinos son malísimos. En el medio, entre los clubes y enfrentado al presidente, está Chiqui Tapia. Nunca estuvimos tan perdidos.

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