Mar del Plata es una ciudad muy visitada durante todo el año y en los meses de agosto y septiembre le agrega una faceta poco conocida a su oferta turística, ya que esta época es ideal para avistar ballenas, que suelen pasearse frente a diversos lugares emblemáticos de la costa marplatense.
Este fenómeno comenzó de manera incipiente en la década del ´80, cuando se avistaban en Mar del Plata apenas dos ejemplares por año, pero con el correr del tiempo esa cifra fue aumentando y el año pasado fue récord con el avistaje de 90 ballenas en la «Ciudad Feliz».
El monitoreo de ballenas en la costa marplatense data de la década del ´60 y el primer ejemplar avistado se registró en 1970. Luego pasaron seis años más sin registros hasta que en 1976 las ballenas comenzaron a aparecer y su número fue aumentado temporada a temporada. El registro está a cargo del Grupo Biología, Ecología y Conservación de Mamíferos Marinos del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Iimyc), del Conicet y de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Qué ballenas pasan por Mar del Plata
En Mar del Plata se puede avistar la Ballena franca austral, que viene descendiendo desde Santa Catarina, Brasil, hacia Puerto Madryn (Chubut). Se debe tener en cuenta que estas dos ciudades son centros reproductivos dónde el cetáceo va a reproducirse y que la CIudad Feliz queda en el medio de esa ruta, por lo que las ballenas están de paso cuando visitan Mar del Plata.
Sin embargo, en los últimos años algunos biólogos comenzaron a detectar algunas actitudes reproductivas de las ballenas en Mar del Plata y atribuyen ese fenómeno a que la población de ballenas francas está creciendo y ocupando espacios que anteriormente no utilizaban.
Dónde ir para ver las ballenas en Mar del Plata
La costa marplatense es idea para avistar ballenas, debido a que es alta y relativamente escarpada en sus distintas zonas, lo que genera un campo visual interesante para aprecias a estos cetáceos.
Según los especialistas el mejor lugar para ver ballenas son las playas del sur de la ciudad, que son agrestes y mucho más tranquilas que las del centro, aunque también se pueden apreciar ejemplares en el Torreón del Monje, Playa Grande y en la zona dónde finaliza la avenida Constitución.