Lourdes Arrieta es diputada nacional por Mendoza, técnica en locución y tiene 31 años. Es fervorosa militante evangelista y pañuelo celeste. “Por Cristo, nuestro Señor; por los héroes de Malvinas; por la Patria y la libertad, sí juro”, sostuvo al jurar su banca.
Integra la comisión de defensa de la Cámara de Diputados y estuvo el 20 de marzo en el Círculo Militar en el mismo evento en el que Petri se terminó fotografiando con Pando y con esposas de condenados por crímenes contra la humanidad.
En enero, fue con Benedit al acto por los 35 años de la recuperación del cuartel de La Tablada Como diputada presentó dos proyectos desde diciembre hasta ahora y son dos declaraciones de interés de Charlas educativas sobre Malvinas.
¿Y los miembros de la Justicia?
Estos trece diputados, muchos de los cuales hicieron explícitas sus opiniones acerca de la noche más oscura de la historia argentina coincidieron con seis abogados y representantes en actividad del Poder Judicial. Las coincidencias no solo son ideológicas sino pragmáticas: pusieron manos a la obra, en la sede de la Fundación San Elías de la calle Montevideo 871, para armar un proyecto de ley que permita la libertad de los peores criminales de la historia reciente en Argentina.
Enrique Munilla Lacasa es un abogado recibido en la Universidad de El Salvador que integra diversas asociaciones relacionadas con el derecho. Es pariente de Héctor Munilla, (ex subsecretario de Justicia e implicado en el caso Timerman) y del actual fiscal Hernan Munilla Lacasa.
Entre el 8 de abril de 1976 y el 1° de agosto de 1979, fue Asesor del Ministerio de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires que lideraba Jaime Lamont Smart, con jerarquía de Subsecretario y, a su vez, del Secretario de Prensa y Difusión de la Provincia de Buenos Aires.
Defensor de Galtieri y Smart, en 1985, durante el Juicio a la Junta Militar, fue abogado defensor de Leopoldo Fortunato Galtieri, rol que compartió con su hermano Eduardo. Durante su alegato, Munilla solicitó la impugnación en base al “artículo 263, inciso 3 del Código Militar”, un artículo que no tiene incisos.
En 2011 fue abogado de su exjefe Jaime Smart, y de los subsecretarios en su administración, Juan Torino y Héctor Munilla Lacasa, en el Juicio a las Brigadas. En 2012, Smart fue condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad junto a Miguel Etchecolatz.
En 2017, tras la ratificación de la prisión preventiva de Smart, Munilla apeló esa decisión y logró que la Sala III de la Casación apartara al juez Kreplak como instructor de este sumario penal por tener «preconceptos» contra el ex funcionario dictatorial.
Desde 2012 ha escrito varios artículos y editoriales en diarios (sobre todo, enviado cartas a LN) y portales de corte militar, abogando por la liberación de Smart y los otros condenados.
Edgardo Frola trabajó en 1972 con Jaime Smart en la vocalía 7, antes de que fuera ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura militar. En 1973 fundó su propio estudio de abogados en sulocalidad natal de Tigre, el cual mantuvo hasta su jubilación en 2017.
Desde 1976 a 1982 se desempeñó como subsecretario de Asuntos Institucionales de la provincia durante la gobernación de facto de Ibérico Saint Jean.
En 1982, el general Ramón Camps le agradece en el prólogo de su libro “Caso Timerman. Punto Final” por su colaboración en este caso y no “por el solo hecho de haber desempeñado funciones en el gobierno militar”. En el mismo agradecimiento son mencionados diferentes funcionarios civiles y militares, entre los cuales destaca Hector Munilla Lacasa, Smart y la familia Saint Jean.
A partir de 1984, volvió a trabajar con Jaime Smart, como socio en de un estudio jurídico (el cual fue reconocido por Gonzalo Javier Reggiardo Tolosa, hijo apropiado por el matrimonio Miara).
En 2012, cuando Smart, representado por Munilla Lacasa, fue condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad junto a Miguel Etchecolatz, Frola lamentó el destino de su amigo y dijo que “la justicia federal está destruida”.
En 1990 fue abogado del ex carapintada Aldo Rico, negociando su amnistía por los levantamientos de Monte Caseros, y mientras que se desempeñaba como abogado defensor del subcomisario Loyola (quien fue torturador a las órdenes de Luis Patti en Pilar en los años 70’).
En 2012, Frola fue señalado por el canciller Héctor Timerman en la causa del secuestro de su padre Jacobo Timerman. El fallecido secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, pidió su detención por su participación en delitos de lesa humanidad.
En 2013 el Colegio de Abogados rindió homenaje al juez Jorge Quiroga, asesinado en 1974, miembro de la Cámara Federal en lo Penal, conocida “cámara del terror”, que persiguió a militantes políticos desde 1971 a 1973. En el acto Frola dijo que “los que mataron a Quiroga son los mismos que fogonean la política de odio y revancha que hoy afecta al Poder Judicial”.
También disparó contra la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Dijo que “ella y sus seguidores están sintiendo miedo» y eso “para mí es un hecho de optimismo”.
En 2014 fue abogado del matrimonio del represor bonaerense Samuel Miara y su mujer, Beatriz Castillo, frente a sus hijos apropiados, Matias y Javier Reggiardo Tolosa. A pedido de Edgardo Frola, el juez Pons dispuso que se iniciarán acciones legales contra la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos por incumplimiento de los deberes de funcionaria pública, ante un porcentaje del 98,7% de no-consanguinidad.
Eduardo Rafael Riggi ingresó al Poder Judicial en 1971 como secretario privado. Sus primeros pasos los hizo en la Cámara Federal en lo Penal, tribunal creado por Agustín Lanusse. Tras ser cesanteado por el gobierno de Héctor Cámpora, en 1973 ingresó a la Cámara Suprema de Justicia como auxiliar hasta ser nombrado Secretario Letrado en 1975.
En 1978 fue nombrado juez por Jorge Rafael Videla en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Penal Económico. En 1984 asumió como juez de la Cámara Judicial en lo Penal Económico y llegó a ejercer la presidencia. Con el menemismo fue juez de la Cámara de Casación y fue vicepresidente y presidente en distintos períodos. Intervino en la causa de la venta de armas a Croacia y Ecuador contra el expresidente Menem y lo sobreseyó.
En 2007 fue denunciado por 61 querellantes víctimas de la represión en el Consejo de la Magistratura, por la demora deliberada en la instrucción de las causas por crímenes de lesa humanidad. En 2012 el CELS lo denunció por sobornos en el marco de la investigación del asesinato de Mariano Ferreyra.
En 2023 fue dejado cesante tras cumplir 75 años de edad, lo que lo indignó. En mensaje a sus colegas denunció el «destrato» del Poder Ejecutivo.
María Laura Olea es hija de Enrique Braulio Olea, exjefe del Batallón de Ingenieros donde funcionó el Centro Clandestino de Detención “La Escuelita” en Neuquén y que hoy cumple prisión perpetua por delitos de lesa humanidad.
Es miembro de la Asociación de Abogados Justicia y Concordia, un grupo integrado por hijos de represores y defensores de exmilitares que buscan la liberación de partícipes de la última dictadura, así como el juzgamiento de grupos como Montoneros y ERP. Olea es, además, integrante y vocera del grupo autodenominado “Hijos y nietos de presos políticos”. En 2011 este grupo realizó un escrache durante la presentación del libro “Derechos humanos: Justicia y reparación” de Ricardo Lorenzetti, entonces presidente de la Corte Suprema.
En 2006 ingresó como secretaria en la Cámara de Casación, donde fue nombrada prosecretaria y mano derecha de Eduardo Riggi, de la Sala III. Riggi la autorizó a tomarse una licencia sin goce de sueldo en 2008 para ejercer la defensa de su padre en el juicio oral en Neuquén. Si bien el Reglamento de la Justicia Nacional prohíbe a los empleados y funcionarios judiciales ejercer como abogados, existe una excepción y es cuando quieran hacerlo por causas personales o en representación de familiares directos.
En 2012 se dio la revisión de la sentencia de su padre (en la Sala IV de la Cámara de Casación, que integraba Mariano Borinsky) y Olea asistió nuevamente como abogada defensora sin pedir autorización. El hecho desató un escándalo y Olea fue apartada de la causa y debió renunciar a la Cámara de Casación.
En 2016, representó al represor Walter Grosse en Monte Pelloni I, en el circuito represivo Tandil–Azul–Olavarría. En 2019, en la segunda parte de la causa, fue defensora de Héctor Alberto González Cremer, Roberto Jorge Casares, Oscar José Bardelli y Francisco Oscar Sarmiento.
En 2020 junto a Ricardo Saint Jean fue abogada del represor Martín Sanchez Zinny, actualmente con prisión domiciliaria. En 2024, ambos eligieron el caso de Diego Chemes para pedir un plenario en la Cámara de Casación en el que se discutieron los alcances de la domiciliaria para adultos mayores.
Ricardo Saint Jean es un abogado recibido de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Es hijo de Íberico Saint Jean, exgobernador de facto entre el 7 de abril de 1976 y el 29 de marzo de 1981 y que murió en 2012, a los 90 años, mientras era juzgado por crímenes de lesa humanidad en la causa conocida como Circuito Camps.
Es un activo integrante de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia. Es también uno de los fundadores de la Asociación de Hijos y Nietos de Presos Políticos, junto con Olea. Ricardo Saint Jean ingresó al Poder Judicial de la Nación en 1973 y se fue en 1992. Desde su rol como abogado privado se ha dedicado casi exclusivamente al reclamo de liberación de represores, así como el enjuiciamiento de “subversivos”.
En 2014, participó en un foro de abogados junto con Alberto Rodríguez Varela, exministro de Justicia de la última dictadura, Enrique Munilla y Edgardo Frola, donde dijo que ellos eran perseguidos como “los judíos de la Alemania nazi, los cristianos en Irak, los parias de la democracia, los esclavos del socialismo”.
En el 2021 se presentó ante la justicia, junto con otros miembros de Abogados por la Justicia y la Concordia, con la demanda de que no prescriban los atentados y crímenes cometidos por Montoneros. Saint Jean dijo que “hay suboficiales jóvenes con cadena perpetua y las cúpulas de organizaciones guerrilleras en el gobierno”.
Agustina Díaz Cordero es la única del «grupo judicial» que cumple funciones dentro del Poder Judicial actualmente, aunque solo habría participado de una o dos reuniones. Jueza a cargo del Juzgado Nacional de 1era Instancia en lo Civil, es integrante del Consejo de la Magistratura como representante de los magistrados desde 2022. Llegó al organismo como representante de la lista Bordó de la Asociación de Magistrados, la más conservadora.
Es hija de la excamarista María Lilia Gómez Alonso de Díaz Cordero, quien presidía la sala B de la Cámara Comercial y manejó los infinitos tiempos del concurso de acreedores del Correo en favor de Mauricio Macri y su familia.
El propio Macri promovió la designación de Díaz Cordero hija como jueza civil en 2018 tras un concurso controvertido. Muchos lo leyeron como una retribución a su progenitora. La ahora jueza había sido antes asesora del ministro de Justicia Germán Garavano, y había participado como coordinadora en esa gestión de un proyecto de reforma procesal civil y comercial.
Es prima de Juan Bosch, socio en varios emprendimientos de Jorge O´Reilly, a su vez padrino político y financiero de Javier Olivera Ravassi.
El plan
Todos ellos discutieron y abordaron distintos aspectos para que el plan de impunidad sea ley. El 11 de julio, en el Penal de Ezeiza, el asesino Raúl Guglielminetti le entregó una carpeta al diputado Beltrán Benedit, que decía «Ideas para la prisión domiciliaria». Es la propuesta de los presos, un primer paso para la libertad definitiva, irse a su casa como la mayoría de los condenados, que ya gozan de prisión domiciliaria y que les permite, como al padre del cura Olivera Ravassi, festejar sus bodas de oro con show musical, catering y fuegos artificiales.
Los diputados y los juristas tienen la tarea de darle forma legal al asunto para presentarlo en el Congreso. La pregunta que se desprende es: ¿Qué postura tomará el resto del cuerpo representativo de la sociedad?