Por: Gastón Marote/ NA
Romulus Veres, conocido como «el hombre del martillo» asesinó a cinco mujeres al azar en Rumania y dijo que cometía esos homicidios porque estaba «poseído por el demonio», por lo que se le practicaron una serie de estudios, se le detectó esquizofrenia y fue declarado inimputable.
Nacido el 23 de enero de 1929 en Cluj, este sujeto usaba un martillo para matar a sus víctimas, las cuáles fueron cinco pero pudieron ser más, ya que se habla de unos 200 ataques.
Su accionar provocó el terror en la población de Cluj, donde fue cataloga como el peor asesino en toda la historia de esa región.
La primera víctima, de 25 años, fue asesinada el 11 de septiembre de 1972, cuando Veres tenía 42, tras ser atacada en el pasillo del dormitorio de una obra en construcción, al tiempo que su cuerpo fue arrojado luego al río Somes.
El 7 de octubre del mismo año, casi un mes después, atacó a una mujer en su propia casa, pero sobrevivió.
Veres no se detuvo y el 16 de octubre mató a atacar a una mujer embarazada de ocho meses. La víctima estaba en su vivienda y fue hallada por los vecinos en un charco de sangre, por lo que pensaron que había dado a luz.
Sin embargo, en el hospital determinaron que fue golpeada en la cabeza con un objeto duro, similar a un martillo. De ahí viene el apodo del «hombre del martillo».
El 5 de diciembre, el múltiple femicida volvió a atacar, también a una mujer en su propia casa, aunque en esta ocasión la golpeó, la violó y tras asesinarla provocó un incendio.
Los ataques de este sujeto se multiplicaron y varios de ellos se produjeron el mismo día, incluso: el 12 de diciembre golpeó a la empleada de una panadería, pero ella sólo sufrió heridas leves.
En esa misma jornada, una operadora del Centro de Radiodifusión fue atacada en las escaleras del lugar donde vivía, cuando regresaba del trabajo, pasada la medianoche.
Vereș fue acusado en 1970 de cinco asesinatos y varios intentos de homicidios, pero nunca fue condenado porque al detenerlo le diagnosticaron esquizofrenia.
El hombre dijo que mataba porque estaba «poseído por el demonio», hecho que generó que el juez ordenara un estudio completo, que finalmente arrojó que era inimputable.
El asesino serial fue trasladado al hospital psiquiátrico de Ștei en 1976, tras una investigación forense de tres años durante la cual se interrogó a cuatro mil personas.
El 13 de diciembre de 1993, cuando tenía 64 años, Veres murió de causas naturales en ese centro asistencial.