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Una niña asesinada y dos mujeres que intentarán develar el crimen para escapar a su propia opresión

Ambientada en Baltimore en la década del 60 y con una atmósfera intrigante, “La dama del lago” se desarrolla entre idas y vueltas temporales y una serie de pequeñas señales que se van revelando de modo misterioso

Entre las pocas apuestas destacables que viene ofreciendo Apple, entre julio y fines de agosto, hubo una serie notable, protagonizada por Natalie Portman, quien por primera vez entra al mundo de las plataformas y con una actuación deslumbrante. La serie está basada en el best-seller homónimo de Laura Lippman, y realizada por la directora israelí-estadunidense Alma Har’el (Honey Boy).

Durante el concurrido desfile de Acción de Gracias en 1966, una niña desaparece luego de soltarse de la mano de sus padres y entrar en una tienda de mascotas en Baltimore. La niña busca algo “maravilloso”, un caballito de mar. Pero lo que encuentra es otra cosa. Tras la desaparición y algunos días de búsqueda, su cadáver es encontrado en el lago. Ese hecho pondrá en relación dos vidas en apariencia incongruentes.

Maddie (Natalie Portman) es un ama de casa judía que vive enclaustrada en una comunidad conservadora; ha moldeado su vida para satisfacer “religiosamente” los deseos de su esposo (Brett Gelman), mientras que su sueño de ser periodista ha quedado relegado a un rincón olvidado de su juventud universitaria. Pero todo cambia para ella cuando descubre el cuerpo sin vida de la niña. Ese hallazgo sacude su mente adormecida, despertando en ella la urgencia de desafiar todas las normas sociales y emprender su propia investigación del asesinato. De modo para el resto incomprensible, Maddie abandona a su familia y retoma su carrera periodística obsesionada con el caso de la niña.

Al mismo tiempo, en la misma ciudad, Cleo (Moses Ingram), una mujer afroamericana que anticipa su propio destino trágico ante el espectador actuando como narradora mediante la voz en off, lucha por escapar de la miseria y del círculo de violencia de la mafia local. Cleo observa, desde su espectral voz en off, cómo Maddie utilizará su tragedia anunciada (morirá también en el lago, lo anticipa en el comienzo) para buscar su propia liberación.

La vida de Cleo está marcada también por las violencias de género y raza, pero es completamente diferente a la de Maddie. Sin embargo, misteriosos paralelismos irán acercando ambas experiencias. Para sacar adelante a su familia, y cuidar a su hijo enfermo, Cleo trabaja tanto como modelo en un escaparate, como contable para Shell Gordon (Wood Harris), el líder de una red mafiosa local que controla un club nocturno y una lotería clandestina.

La serie sigue en paralelo las vidas de Maddie y de Cleo, yendo y viniendo constantemente entre el presente y el pasado, para develar hechos soterrados y complejizar el perfil de los personajes.

Estrictamente, las mujeres no se conocen, apenas han cruzado una mirada aquel día de acción de gracias en el que muere la niña. Maddie, tras manchar su vestido, compra uno nuevo. Un vestido que modela Cleo en el escaparate de una tienda. Nada parece haber en común entre ellas, pero ambas mujeres, al igual que la niña asesinada, han decidido en aquel momento romper con la opresión que sufren en sus vidas buscando, por fin, algo “maravilloso”, pero de igual modo que a la niña, se les hará pagar un alto precio por su intolerable “desobediencia”.

La mujer en el lago juega con una atmósfera intrigante que llega a hacer intuir, por momentos,  la posibilidad de lo fantástico. Entre las idas y vueltas temporales, una serie de pequeñas señales se van revelando de modo misterioso. Sincronicidades, anuncios, premoniciones. También el mundo de los sueños, los sutiles llamados oníricos que hacen señas desde lo profundo. Pequeñas señales de alerta alteran, fundamentalmente, la vida de Maddie. La alteran, pero también parecen guiarla, y no sólo hacia la resolución del enigma policial, sino principalmente hacia un tortuoso proceso de autodescubrimiento y liberación.

Si bien los personajes de Maddie y Cleo (tanto como todo el resto) están muy bien desarrollados a lo largo del relato, es Maddie la que adquiere mayor protagonismo y exhibe una enorme profundidad en sus contradicciones y sombras. Hay en ella una extraña fragilidad, casi sospechosa y preocupante, en litigio con su ambición, que la corre virtuosamente del discurso correcto para construir un perfil subyugante y lleno de aristas contradictorias (la misma Cleo, narrando enigmáticamente desde ultratumba, no deja de cuestionarla).

Mención aparte merece la impecable banda sonora, que además de hacer crecer la atmósfera de ensoñación que tiñe al relato, aporta maravillosas versiones algo anacrónicas de blues y jazz interpretadas en el club nocturno.

La dama en el lago es una apuesta arriesgada y destacable, que incluso sobre el final tomará los caminos más espinosos e insospechados, jugando entre la ruptura onírica del relato y los caminos más transitados del thriller, pero sin perder jamás el rumbo ni el pulso.

La dama del lago / Apple+ / 1era. Temporada

Creadora: Alma Har’el

Intérpretes: Natalie Portman, Moses Ingram,Y’lan Noel, Brett Gelman 

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