Ana Moro y Alejandra Fracassi tienen varias cosas en común, pero hay una de particular potencia: tienen encima más de 50 años de militancia. No cualquiera pasa medio siglo encontrando en la actividad militante una forma de vida. Pero ellas no conocen otra manera y esto aparecerá una y otra vez en la conversación que sostuvieron con El Ciudadano para contar cómo viene el trabajo del Centro Cultural Madres de Plaza 25 de Mayo.
Moro y Fracassi no siempre militaron juntas, vienen de distintos trayectos políticos. La primera se aboca a la tarea de los organismos de derechos humanos, la segunda sigue militando en organizaciones políticas. Pero hoy las une un proyecto que desearon durante muchos años, hasta décadas, que las Madres de Plaza 25 de Mayo tuvieran un lugar propio. Desde noviembre de 2023, unos días después del triunfo de Javier Milei en el ballotage, funciona en el microcentro de Rosario el Centro Cultural de dicha organización.
El lugar queda en la esquina de Corrientes y San Luis, en el edificio declarado patrimonio histórico Casa Fracassi, herencia de Alejandra y regalo hacia la organización. La agenda es muy activa: hay muestras de fotos, una biblioteca, proyecciones de películas o música en vivo. También reciben solicitudes para recorrer el lugar y conocer mejor la historia de la organización en la ciudad. Organismos de derechos humanos solicitan a veces el espacio para poder hacer sus reuniones ahí.
Están muy preocupadas por las políticas públicas del gobierno nacional y provincial, sobre todo de las radicales expresiones públicas del presidente, pero siguen adelante su trabajo. La vida que tomó el centro cultural las enciende y mantiene ocupadas.
Creen que la comunicación en redes sociales como Tik Tok fue el talón de Aquiles de la militancia de los organismos y consideran que las niñas, niños y jóvenes son el público más importante con quien tienen que sostener una conversación pública que tenga como eje sus banderas de Memoria, Verdad y Justicia. “Hay que hacer un trasvasamiento generacional” apuntó Fracassi en un guiño.
Historia y legado
Entre marzo de 1976 y diciembre de 1983 Argentina estuvo bajo el mando de las Fuerzas Armadas. La dictadura cometió cientos de crímenes como secuestros, torturas, asesinatos, desapariciones y robo de bebés y niños.
Las madres de personas desaparecidas empezaron a exigir la aparición con vida de sus hijas e hijos en la Plaza de Mayo en Buenos Aires el 30 de abril de 1977. Pronto su insignia fue un pañuelo blanco que cubría su cabello, con un nudo en la garganta, y su nombre fue Madres de Plaza de Mayo.
Por entonces, las madres de otras ciudades se fueron enterando de esta movida y empezaron a viajar de forma frecuente a la capital para sumar más personas al reclamo.
Así lo hicieron las 30 Madres activistas que tuvo Rosario hasta que eligieron como punto de encuentro la plaza principal de esta ciudad, frente a la Municipalidad y la Catedral: la Plaza 25 de Mayo. Por eso su nombre lleva el de esta plaza y no la de Buenos Aires. Durante más de cuarenta años rondaron en este lugar todos los jueves. En agosto de 2021 falleció “Lila”, Adela Panelo de Forestello, la última Madre de Rosario.
Madres de Plaza 25 de Mayo abre su centro cultural en Rosario
Desde entonces familiares y militantes de la causa siguen reuniéndose todos los jueves a las 17 para hacer la ronda. Por otro lado, un grupo de activistas dio forma e impulso a esta deuda pendiente: que las Madres de la ciudad tuvieran su propia casa y poder recuperar la historia y tradición local de este organismo.
Moro contó que desde que se creó la filial en Rosario, en 1985, fueron alquilando distintos lugares por el centro hasta que se les hizo imposible pagar, a mediados de los noventa: “Es un proyecto que se viene gestando hace muchos años, no es de ahora sino de cuando vivían las Madres. Nunca nadie les dio un espacio, ningún sector de los gobiernos. Cuando ya no podían pagar más un alquiler, se quedaron sin casa y atendían en la plaza”.
Uno de los problemas que trajo esta falta de espacio físico fue la pérdida de mucho material de archivo: registro fotográfico y audiovisual de las primeras rondas, marchas y de los eventos que organizaron todos estos años, también objetos y papeles que perdieron en el camino.
Hoy una de las tareas del equipo del centro cultural es rastrear lugares o personas que puedan tener este tipo de material, recuperar aquellos que mantuvieron en su poder pero que se fueron deteriorando por el paso del tiempo y las malas condiciones de resguardo, así como la digitalización de todo lo que tienen y van encontrando.
Tal como indica su sitio web “el archivo digital Madres de Plaza 25 de Mayo tiene su origen en un proyecto de extensión universitaria presentado en la convocatoria La Universidad y su Compromiso con la Sociedad de la Universidad Nacional de Rosario, realizada a fines del año 2021”.
Desde ahí se ocupan de relevar, sistematizar, digitalizar y catalogar “archivos personales vinculados a los años previos, conformación y trayectoria de las Madres de Plaza 25 de mayo, con el fin de construir un único archivo digital y abierto a toda la comunidad”.
Ese equipo de trabajo está conformado por graduadas y estudiantes de Historia y Antropología, pero el centro cultural busca voluntarios, a quien le interese puede escribir a archivodigitalmadres@gmail.com
Resistentes
Moro y Fracassi sienten que la comunidad local no tiene muy presente los nombres propios y la historia de las madres de la ciudad. Les duele mucho y, sobre todo, creen que las y los políticos en gestión les han dado la espalda todos estos años.
El centro cultural se sostiene mediante el aporte de sus miembros y todo aquel que quiera acercarse. De hecho, en este link pueden completar un formulario donde están los datos para apoyar financieramente a la institución, con montos accesibles que van desde los dos mil pesos en adelante.
La familia de Moro estuvo signada por el terrorismo de Estado: su hermana y cuñado están desaparecidos, su ex marido estuvo detenido y ella también estuvo secuestrada. Hoy es querellante en los juicios de lesa humanidad que se desarrollan en los Tribunales Federales de la ciudad.
Fracassi era militante de base en los setenta, cree que por eso zafó de un secuestro. Estudiaba Ciencia Política cuando todavía estaba en el mismo edificio de Derecho. Por la feroz persecución, quien era entonces decano de dicha facultad Eduardo Sutter Schneider le dijo que ellos no podían hacerse responsables si le pasaba algo. Fracassi dejó la facultad, se escondió. Nunca dejó de militar.
“Ya llevamos más de 50 años en la militancia. Yo empecé en el 72. Fui a Ezeiza cuando volvió Perón. Seguimos porque en parte creo que es un compromiso moral por nuestros compañeros detenidos desaparecidos, seguimos por la memoria, porque no fuimos un grupito de loquitos. Queríamos un país mejor, justicia social, independencia económica. Y probablemente esto sea una gran batalla que estamos perdiendo pero es una batalla”, señaló Fracassi sobre el presente.
Moro agregó: “La hemos pasado peor. Aunque ahora se está acercando”. Su compañera, entonces, completó: “Yo tengo 71 y ella 72, más de 50 años de militancia. Nuestra juventud la pasamos de dictadura en dictadura, este es el periodo más largo de gobiernos democráticos de nuestras vidas. Si los que nos precedieron hicieron tanto, ¿cómo no vamos a poder nosotros? Aunque tengamos atraso siempre se vuelve para delante, siempre el río vuelve a su cauce. Y a pesar de los Albertos Fernández”.
A Fracassi la desconcierta este presente repleto de discursos negacionistas y reivindicatorios del genocidio pero subraya una y otra vez que hay que seguir adelante. Moro plantea que “hay desánimo, claro” y halaga a su compañera: “Alejandra vive como piensa y piensa como vive. Darnos ese lugar que lo tenía alquilado… A veces hay compañeros que tienen formas de vida que no se corresponden con la militancia. Yo también milito desde jovencita, primero en la izquierda pero antes del golpe ya no estaba de acuerdo con el Partido Obrero y después nunca más estuve en un partido sino directamente en organismos de derechos humanos”
“Somos resistentes”, concluyó e invita a rosarinas y rosarinos a que conozcan este espacio que tanto les costó construir pero que ya tiene vida propia.
Quiénes fueron las Madres de Plaza 25 de Mayo
Nelma Jalil, Élida López, Elsa Massa, Herminia Severini, Elvira Finsterwald, Noemí De Vicenzo, Matilde Toniolli, Lucrecia de Martinez, Elena Belmont, Adela Forestello, Norma Vermeulen, Elisa Medina, Irma de Molina, Marta C. Hernández, Laura Elsa Tasada, Esperanza Pérez de Labrador, Darwinia de Gallicchio, María Rosa de White, Nelly Galasso, Nélida de Moro, María Ángela de Tovo, Francisca de Acosta, Haydée de Garat, Blanca Potti, Ángela de Costanzo, Adela Angulo, Ana María de Díaz, Graciela Benedetto, Irma de Gorosito.