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Héctor Floriani: «Un pedazo de tierra loteada sin pavimento no es ciudad»

El nuevo titular del Ecom advierte sobre nuevas urbanizaciones: "Los intendentes y presidentes de comuna tienen que ser muy cautos a la hora de expandir la planta urbana"

Héctor Floriani, arquitecto urbanista y ex rector de la UNR entre otros cargos, ocupa un puesto clave para el desarrollo conjunto del Gran Rosario. Como nuevo director del Ecom (Ente de Coordinación Metropolitana) se propone cinco ejes básicos de gestión para consensuar con los 31 intendentes y presidentes comunales asociados. Transporte, manejo de residuos y de los recursos hídricos, son algunos de los ejes fundamentales, pero el crecimiento ordenado de las ciudades que circundan a Rosario tal vez sea el principal desafío.

—¿Cómo encontró el Ecom al asumir?

—En un ontexto de valoración de todo lo hecho hasta el momento, yo me encuentro, cuando asumo en marzo, con una impasse de protagonismo, de apoyo, de participación, de la provincia, que duró todo el período de gobierno anterior. Y esto les aseguro que no es expresión de una actitud en relación a determinada fuerza política.
Es evidente que el compromiso de la provincia de sostener con presupuesto al Ecom estuvo ausente los cuatro años de gobierno anterior. Y esto ha resentido la capacidad. No digo que sea el único motivo, no digo que sea el único, obviamente estuvo la pandemia, nadie se le olvida de eso, yo tampoco, pero bueno, no hubo un involucramiento.

—¿Frente a eso qué se puede hacer?

—Por supuesto que mi actitud es tratar de recuperar el protagonismo del ECOM. Creo que es una herramienta potente para la calidad de vida, para la convivencia, para apostar y concretar medidas para un desarrollo sustentable en una región tan importante para el país.Estamos trabajando para recuperar ese protagonismo, ese es el objetivo, uno de los principales objetivos.

—¿Cuáles son los principales objetivos de su gestión?

—El ECOM es una persona jurídica de derecho público constituida por una asociación voluntaria de municipios y comunas, pero no es una dependencia ni del Estado provincial ni del municipio cabecera, Rosario. Todos los titulares de los ejecutivos de esos distritos constituyen el Consejo de Gobierno, y el presidente nato de eso es el intendente o la intendente de Rosario. En la primera reunión, que fue cuando se convalidó mi designación, yo presenté un bosquejo, digamos, de un plan de tareas que tiene cinco ejes, o ni siquiera diría ejes, cinco actividades importantes. Y como soy un convencido no sólo de la utilidad de contar con este instrumento sino también de lo redituable que ha resultado, he tomado cinco tareas que están en distintos grados de avance, tal vez haya una que no todavía, pero estaba anunciada.

—¿Cuáles son esos ejes?

—El primero es llevar a completamiento un plan integral de gestión de residuos sólidos urbanos para toda el área metropolitana. Es una tarea que está bastante avanzada. Hoy día se ha trabajado mucho, se entronca con al acrónimo Girsu (Gestión integral de residuos sólidos urbanos) que ya está aplicado desde hace varios años, siete creo, con la planta de Villa Gobernador Gálvez, apenas pasando el arroyo Saladillo. Y otras cosas. Me parece fundamental tener reglas de juego compartidas por toda esta comunidad de municipios y comunas, sobre una cuestión tan central para la salud, pero también para un funcionamiento ordenado de esta comunidad de un millón y medio de personas. Las reglas de juego de qué hacemos con los residuos, cómo lo disponemos, cómo reducimos la mayor cantidad posible, como reciclamos.

Segundo: formulación de un plan metropolitano para la movilidad de personas y cargas. Hay muchas cosas pendientes, los mismos intendentes y presidentes comunales, cuando hablan conmigo, dicen “cómo puede ser que todavía no tengamos un sistema para todo el área metropolitana”. Yo también digo cómo es posible. Bueno, vamos a intentar, mientras tenga esta responsabilidad, empujar ese vagón, ese carro. Realmente creemos que se puede, se puede, y además nos lo merecemos.

Tercero, un plan integral de manejo de los recursos hídricos. Hay pocos condicionantes tan fuertes en el desarrollo de la planta urbana metropolitana como el tema de los recursos hídricos, de los arroyos, pero también de las capas subterráneas de agua. No sólo es un patrimonio ambiental extraordinario, también es un recurso de vida y de producción. Tenemos la responsabilidad de manejar eso de una manera sensata y, valga la redundancia, con un sentido de la responsabilidad altísimo. No es cuestión de tirar, porque total no pasa nada, no, no, pasan cosas serias. Cuando éramos un territorio muy poco poblado, a lo mejor podíamos actuar con ese nivel de irresponsabilidad. Hoy es grave no cuidar el recurso agua.

Pero además, no solo no cuidarlo, no provocar daños a algún vecino, a algún prójimo. La palabra prójimo, que es lo mismo que próximo, el que está cercano, tenemos que tener una responsabilidad colectiva. No basta con decir “yo cuido el mío”. No, porque no tiene límites. Ese recurso no reconoce los límites de interjurisdiccionales de municipios y comunas, ni siquiera los provinciales ni los internacionales. Así que esa es la tercera cuestión.

Cuarto: el Ecom produjo, entre el año 2017 y 2019, cuando estaba en esta función que yo ocupo ahora la colega Mirta Levin, los planes urbanísticos locales de 27 de los 31, 32 distritos que somos ahora. Veintisiete porque en ese momento estaban asociados veintisiete. Eso fue un avance extraordinario, es decir la mayoría de los distritos no habían tenido un plano urbanístico propio.

El uso que se ha venido haciendo en cada jurisdicción de ese instrumento varía, por distintos motivos, pero para hacerlos más eficaces eso que se hizo hay que convertirlo, hay que bajarlo, a normativas urbanísticas específicas, reglamentos ordenanzas, etcétera, de los distintos distritos. Y esa es una tarea que también el ECOM ya se propuso hace un tiempo hacer. Yo creo que hay que hacerlo. No lo haríamos solos.

La idea es contribuir o redactar conjuntamente con los distritos las normativas más específicas. Como se ancla la idea, el plan, en instrumentos de acción más concretos.

Finalmente, el quinto punto, que se estaba empezando a hablar con el director que me precedió, pero que para mí es crucial, es algo que puede sonar un poco más abstracto. Es lo que hoy se llamaría una infraestructura de datos espaciales del área metropolitana de Rosario. Es decir, un cúmulo de información del territorio del área metropolitana de Rosario en términos planimétricos, unas planimetrías que van a estar a disposición de la sociedad en su conjunto, con toda la documentación del estado de hecho. El objetivo es que sea actualizable, o sea, que siga la dinámica, porque los cursos de agua también se modifican. En fin, una descripción del estado de hecho y un relevamiento también, una incorporación, de toda la normativa disponible, existente. De manera que Juan de los Palotes, un ciudadano cualquiera que quiera comprar o emprender algo en una parcela de este territorio metropolitano, o un desarrollador inmobiliario -tal vez si lo hubiese tenido se habrían dado cuenta lo que estaban haciendo los de Damfield, que ahora se detuvo por una decisión del Poder Ejecutivo- puede acceder a toda esa información que de alguna forma anticipa también el mismo Plan Metropolitano para ese territorio.
Porque si estamos dentro de una cuenca o del área inundable con determinada recurrencia de un arroyo, sabemos que eso el plan urbanístico respectivo lo prescribe como no urbanizable. Creemos que es una herramienta muy importante para efectivamente avanzar en la definición de reglas primero, y en el cumplimiento de esas reglas después, de esta maravillosa tarea que es apropiarnos y compartir este territorio metropolitano del área metropolitana de Rosario.

—¿Cuán importante es el apoyo económico para cumplir con los ejes que se plantean desde el Ecom?

—Es fundamental. Aunque hay que distinguir que el Ecom es concebido como un ente de planificación y no necesariamente de gestión y ejecución. Al mismo tiempo la legislación permite que se haga cargo también de gestión y ejecución. Hay experiencias en la historia relativamente recientes que han dado buenos resultados. Por ejemplo, la transformación del proyecto llamado complejo Paganini, en Granadero Baigorria, donde está el hospital. Ahí se gestionó, incluso se llevaron a cabo obras administradas desde el Ecom; otra obra que tuvo está característica es la avenida interurbana o interdistrital, que corre paralela a la vía y a las autopistas en el eje norte. Esas experiencias fueron buenas porque demostraron cómo se puede hacer. Pero hoy el meollo de la cuestión es planificar, construir reglas de juego para la evolución y para el manejo en el futuro de este territorio compartido.

Los financiamientos son distintos según lo que se hace. Los gastos de funcionamiento se financian con el aporte de los municipios. Los distritos asociados pagan una cuota anual que es 30 pesos por cada habitante de ese distrito, lo cual sería un estimado de 30 millones de pesos al año en Rosario. La suma de todo lo que aportan los municipios y comunas es equiparada por el Estado provincial, pero ese aporte faltó en los cuatro años del gobierno anterior. Con el actual gobierno provincial estoy reuniéndome cada 15 o 20 días. Ahora está confirmado que vamos a recibir el aporte provincial. Hay algunos distritos que están atrasados en el pago y hay otros que están al día. Rosario siempre cumplió. En total son cerca de 90 millones de pesos por año. Sería interesante acceder a alguna posibilidad de financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, de la CAF, que pueda dar combustible para un proyecto más ambicioso, como por ejemplo, el de formular los planes distritales.

—¿Hay alguna problemática urgente para abordar desde el Ecom?

—Algo primordial para avanzar es consolidar una cultura del habitar que sea mucho más cauta en la expansión de la planta urbana que, muchas veces, se hace de forma irresponsable por inconsciencia de la responsabilidad implícita.

Hemos tenido y tendemos a tener una actitud irresponsable ante la expansión de la planta urbana y la evidencia abrumadoramente demuestra que una expansión no contenida es negativa en varios aspectos. Detrás de esta demanda de expansión, la mayoría de las veces no justificada en términos cuantitativos, se esconde, potencia o desencadena procesos de redistribución regresiva de la renta. Se generan oportunidades de captación de renta que es una renta parasitaria, fruto de la transformación de suelo no urbano en urbano, pero no con una rentabilidad en una economía competitiva como sería el fruto de la innovación y de la inversión previa, donde el que invirtió más obtiene una renta superior que otro competidor. En la producción de suelo urbano, con nuestra regla de juego, no tiende a producirse la contención de esa fuerza que es un reaseguro de que vamos a producir menos inequidad y que, a su vez, podemos lograr un mayor nivel de ordenamiento de las variables de funcionamiento de ese mecanismo urbano metropolitano.

—Por encima de las necesidades estratégicas en una localidad, muchas veces se imponen los intereses de los desarrolladores. ¿Qué se necesita para poner esa contención?

—Esta política ya está bastante consolidada en el Ecom. Hace falta que se convierta en normativa local de cada territorio. Los planes urbanos y de las comunidades de las distintas localidades tienen previstos los lugares de expansión posibles. Hay que convertirlos en una norma para que efectivamente se fijen estos límites y se pidan, por ejemplo, las inversiones necesarias para que se convierta en suelo urbano. Los que hacen poco y se llevan la renta potencial socializan una parte significativa del costo de que eso sea ciudad porque un pedazo de tierra loteada sin pavimento no es ciudad. Nadie pretende que el desarrollador inmobiliario pierda plata, pero hay mucho espacio para regular todavía y si no lo hacemos con este nivel de responsabilidad perjudicamos varias variables de este mecanismo urbano.

Hay un problema serio en la ausencia de cultura urbanística y de formación en esta temática. Hay muchos distritos que no tienen recursos humanos y muchas veces los dirigentes electos tampoco. Es necesario que haya un conocimiento específico para entender la lógica de estos fenómenos si queremos tener una gobernanza más eficaz del territorio. Si a esta limitación en los recursos humanos se le suma cierta predisposición a hacerle el favor a algún amigo se puede encontrar con situaciones muy complejas. Incluso la población no conoce estos mecanismos, entonces no entiende.

—¿Creés que tiene que haber algún ordenamiento jurídico? Porque hoy para habilitar un loteo basta con que la ordenanza haga el paso de rural a urbano, y no mucho más.

—Hay revisiones provinciales. Estamos intentando, con buenos resultados, trabajar conjuntamente con la provincia. Por ejemplo, este plan de los recursos hídricos de la región metropolitana ya lo empecé a hablar con el ministro de Ambiente y con el secretario de Recursos Hídricos, porque el Estado provincial es el que controla y habilita. Es imprescindible que la provincia mejore y garantice esas habilidades, pero que esta visión integral del territorio supramunicipal, pero subprovincial, también cuente con las herramientas para hacer eficaz esa regla de juego. Creo que esa infraestructura de datos espaciales de la Región Metropolitana puede ayudar mucho en ese sentido.

—Ante el avance del crecimiento inmobiliario, ¿cómo el Estado puede dar respuesta para garantizar servicios?

—Me interesa mucho un instrumento que se usa hace mucho tiempo en Italia, donde todo plan urbano digital parte de una evaluación de las necesidades. Yo creo que nosotros debemos meter en el proceso de planificación del territorio de las distintas escalas este concepto de predimensionamiento. Es imperioso vincular las propuestas de expansión de planta urbana a ese dimensionamiento. Hay estudios que muestran que ya existe en el área metropolitana de Rosario suelo urbano por al menos 80 años. Son datos fuertes para ejercer esa contención a la libertad de expansión de la planta urbana, ya que no necesitamos cantidad de suelo disponible para uso urbano.

Abogo por un abordaje científico, riguroso y con un sentido de responsabilidad. Hay una cultura del habitar que no es responsable, porque no está suficientemente formada en el conocimiento riguroso de lo que es habitar.

—Pareciera que el andamiaje jurídico hoy no tiene una estructura que permita esa supervisión. Hay una autonomía en cada distrito que hace que el crecimiento sea desordenado y no haya una mirada integral, aunque alguien pueda intervenir. Se avanza igual y después vemos.

—Esto lo estamos construyendo en esta práctica colectiva que tiene cinco años. Vamos en esa dirección. Es muy complejo. El andamiaje normativo permite que los distritos tengan regulaciones de este tipo. No siempre se está de acuerdo en actuar de ese modo por distintas razones, porque no se termina de entender este mecanismo, porque creen que es más fácil decir que sí y no quedar mal, porque a lo mejor ese desarrollador es también alguien que te vota y que te apoya.

Hay que trabajar mucho también en ese nivel, no basta con la norma. Todo municipio o comuna puede tener una normativa que diga que aunque el Concejo municipal habilite la urbanización, si el informe de la Secretaría de Planeamiento (o como se llame en cada caso) constató que la ciudad no necesita expandir la planta urbana, se rechace la solicitud porque no es necesaria.

El saber técnico lo puede decidir y lo puede fundar con números y la norma puede decir que un municipio no va a habilitar nuevo suelo. Esto no es fruto de un cambio tan importante en la normativa, sino un cambio cultural en la dirigencia del Estado en sus distintos niveles, la sociedad civil y los empresarios. Es una tarea en varios frentes, es cultural, pero mientras tanto hay que estar seguros de que las herramientas permiten hacer eso. Los intendentes y presidentes de comuna tienen que ser muy cautos a la hora de expandir la planta urbana.

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