Por: Gastón Marote/ NA
David Thabo Simelane, más conocido como «La Bestia de Suazilandia», violó y mató a 30 mujeres y a cuatro bebés en su país, donde es considerado hasta ahora como el único asesino serial.
Nacido en 1956, Simelane, considerado como uno de los criminales más sanguinarios del mundo, fue enjuiciado por esos homicidios, pero se cree que el número de víctimas fatales serían al menos 45.
Sus comienzos delictivos lo llevaron a ser condenado a seis años de prisión por robar y violar a una mujer.
Cuando salió en libertad en 1998 su accionar se agravó, porque prometió venganza tras haber estado preso varios años en la cárcel.
Fue así que desde 1999 hasta 2001 Simelane cometió una serie de homicidios que sólo frenaron cuando la Policía lo detuvo en la vía pública.
Este criminal, bajo una serie de engaños, lograba captar la atención de las mujeres y luego las obligaba a ir con él al bosque, donde las ataba, las violaba y luego las apuñalaba o estrangulaba con sus manos si se resistían demasiado. En muchos casos llegó a decapitarlas antes o después de morir.
Posteriormente, les robaba el dinero y los objetos de valor a sus víctimas para participar en juegos de azar.
Entre sus víctimas había varias mujeres embarazadas y en otros casos ellas estaban con sus bebés, por lo que también los mataba asfixiándolos con una bolsa de plástico.
Unos granjeros que buscaban una vaca que se les había escapado descubrieron partes de un cuerpo en el bosque Usuthu-Pulp en Malkerns y avisaron a la Policía, cuyos efectivos pidieron la
colaboración de seis expertos forenses sudafricanos.
Simelane fue detenido el 25 de abril de 2001 en una calle cercana a las tumbas y llevó a los uniformados a más fosas, en las que se encontraron 45 cadáveres, entre ellos estaban los de los
cuatro bebés que había asesinado.
Como muchos de esos cuerpos estaban en avanzado estado de descomposición, al múltiple homicida se lo acusó de 34 crímenes.
De todas maneras, en el juicio fue declarado culpable de 28 homicidios y condenado a muerte en la horca. Sin embargo, Simelane no mostró ningún remordimiento por los crímenes.
En noviembre de 2011 se apeló la condena ante el Tribunal Supremo de Suazilandia y se decidió que el juicio había durado un tiempo inadmisiblemente largo, pero la sentencia de muerte fue
confirmada.