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Vuelve “Suavecita”, la santa de los necesitados que habita un espacio entre lo mágico y lo terrenal

La obra escrita y dirigida por Martín Bontempo, con el descomunal trabajo en escena de Camila Peralta, está de regreso en Rosario para presentare este domingo 27, con dos funciones, en el Centro de Expresiones Contemporáneas

Con Suavecita, el dramaturgo y director porteño Martín Bontempo, abre el juego a una dimensión poco transitada en lo que supone el unipersonal en la Argentina, en este caso más vinculado al concepto de una obra teatral para una sola actriz, la notable Camila Peralta, donde corre varios velos en relación con una sexualidad disidente, esa de la que no se habla, vinculada a enfermos terminales, personas con discapacidad o adultos mayores en su posible afán deseoso y de goce, incluso cuando la vida se está por esfumar de un momento a otro en una cama de hospital o en una terapia intensiva.

Suavecita, que ya pasó por Rosario hace unos meses con una función en La Orilla Infinita y que entre más fue parte de la última edición del Festival de Teatro de Rafaela, regresa a la ciudad este domingo 27 de octubre para presentarse con dos funciones (se agregó una segunda por entradas agotadas) en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC). Se trata de uno de los trabajos más elogiados de la presente cartelera porteña, con varios premios y nominaciones, en particular para Camila Peralta que acaba de ser nominada al ACE, y que entre muchos otros trabajos es la protagonista de Maternidark, la miniserie de Romina Tamburello, rodada en Rosario para la TV Pública.

“Suavecita funda un mito. Una fantasía marginal y pegajosa. En el hospital donde trabaja, el rumor corre a sus espaldas. El Dr. Rodríguez la utiliza para probar una terapia alternativa en pacientes terminales. Suavecita viene a traccionar dos universos: por un lado, el de una mujer que descubre un don para curar a pacientes; y por otro lado, el universo de la ciencia y la medicina tradicional en un hospital público del conurbano. En ese espacio entre lo mágico y lo terrenal aparece ella, con un objetivo más terrenal que mágico: ganar dinero para mantener a su hija y darle las mejores condiciones de vida posibles”, escribe Bontempo acerca de la historia de esta trabajadora sexual dispuesta a todo con tal de sostener el bienestar de su hija y el propio, que accede a ofrecer sus servicios en un hospital donde, entre la timidez, el horror, la nostalgia, la incertidumbre, la tristeza y el desamparo, trasciende su “oficio” y de modo milagroso da un golpe de vida a los que miran a la muerte que se asoma por la ventana guadaña en mano.

A medio camino entre otras santas paganas como Gilda o la mismísima Difunta Correa, en el contexto de lo que supone la dimensión popular de las que curan y a las que se le hacen promesas, Suavecita, la de las “manos mágicas”, una marginal del amor, se revela como un personaje entrañable, sensible, humano, que hace de la soledad una virtud, a partir de un trabajo de Camila Peralta que la pone entre las actrices más dúctiles y talentosas de su generación.

Cómo empezó todo

“El de Suavecita es un texto que empecé a escribir, y cuando tenía un primer boceto pensé en Camila con quien ya habíamos trabajado juntos en otros proyectos desde 2015 e incluso en pandemia, pero no es un texto pensado para ella desde el comienzo de la escritura más allá del vínculo que tenemos y de que nos conocemos también desde el trabajo. Y el material siempre fue un unipersonal; la idea era trabajar con una actriz que pueda interpretar varios personajes, y Camila era la actriz indicada, en especial porque es muy dúctil, sabe trabajar desde el juego, y tiene una gran inventiva a la hora de crear personajes”, contó Martín Bontempo sobre el origen de Suavecita, quien aparece al frente de un equipo artístico que se completa con la asistente de dirección de Camila Miranda, dirección de arte de Uriel Cistaro, diseño de luces de Fernando Chacoma, música de Germán Severina, supervisión de texto de Ignacio Bartolone, diseño gráfico de Karina Hernández, fotos de Facundo Irish Suárez, diseño de maquillaje de Adam Efron, contenidos digitales de Boria Audiovisuales, prensa de Varas Otero, producción ejecutiva de Alejandra Menalled y producción general de NÜN Teatro Bar.

Camila Peralta, que desde la ingenuidad consigue poner una distancia valiosa respecto de lo que supone la tarea que lleva adelante esta mujer en condiciones por lo menos de incomodidad, una trabajadora sexual en circunstancias “atípicas”, sumó: “Cuando leí el texto enseguida me interesó, más allá de que por el tipo de actriz que soy, que me divierte mucho probar personajes todo el tiempo, tuvimos que buscar la manera de poder contar esta historia. Fue un enorme desafío porque queríamos mantenernos dentro de algunos límites, que no se vuelva algo burdo, humorístico pero también ofensivo para algunos espectadores. Y luego de darle muchas vueltas llegó un momento en el que yo me sentía feliz con lo que estábamos contando y de la manera en la que lo estábamos haciendo. Creo que en el resultado, hay en el personaje una ternura que empatiza con el espectador, más allá de que esta mujer quizás no sea tan ingenua como parece a simple vista, porque para ella eso que hace es un trabajo y necesita imperiosamente ganar plata”.

Respecto de la temática, Bontempo aportó: “Existe el trabajo sexual para enfermos terminales o personas con discapacidad; hay un documental de una fundación en Tailandia que se llama Manos de ángel; allí hablan hombres y mujeres, trabajadores y trabajadoras sexuales que cuentan sus experiencias reales con pacientes en distintas situaciones de complejidad. Eso me ayudó a pensar en el texto, me abrió un mundo de posibilidades, sobre todo cuando aparece en la obra la figura de una persona con una discapacidad y no sólo la de alguien que está en coma. Las que contamos, son situaciones de pacientes que están corridas intencionalmente de los estereotipos, de una forma o concepto de una sexualidad más obvia; esa también fue una decisión en el proceso de la obra”.

“Era fundamental para mí que este personaje instale cierta ternura; que a pesar de lo duro que le toca vivir a esta mujer pueda ver la vida con amor, acompañar y sostener más allá de lo que cuenta y de lo que le pasa”, planteó la actriz en relación con una serie de complejidades asociadas con el dolor y las tragedias cotidianas que admiten por capas tanto la historia como el personaje, que no pierde en ningún momento la sutileza que pone a toda la propuesta, pero sobre todo a la historia que se cuenta, en otro lugar.

“Parte de la puesta fue una búsqueda en conjunto y mucho fue apareciendo en el proceso de los ensayos. En principio, había que encontrar cómo era ese interlocutor con el que habla Suavecita, más allá de que son pacientes en estado de coma. Ese fue otro de los grandes desafíos y la primera convención que propone la obra, porque había que encontrar la manera de contar eso sin traicionar la idea inicial que teníamos respecto de lo que transita el personaje. Buscamos mucho eso, buscábamos una síntesis que, al mismo tiempo, no se vea como un obstáculo y que, desde cierta neutralidad, se pueda convertir en muchas cosas a la vez”, destacó finalmente Bontempo sobre el austero pero muy efectivo dispositivo escénico.

Sucede que Suavecita habla de eso que se oculta, de lo que genera incomodidad y provoca desde una especie de erotismo roto, porque habla de una mujer común con un don especial, con un poder que la habilita a dar placer no como algo “pecaminoso” sino todo lo contrario, como algo sublime e incluso “celestial”, un soplo de vida, un modo de dar placer que al mismo tiempo da sentido e interpela al espectador que se pregunta, invariablemente, qué haría ante una situación semejante, y donde también afloran otros debates como por ejemplo el trato que reciben las personas enfermas o con discapacidad y el derecho al goce de los adultos mayores, en un país donde el edadismo es moneda corriente.

En el mismo sentido, el material pone en tensión hasta qué punto una madre puede sostener ese don que le ha sido dado con tal de poder darle de comer a su pequeña hija, lo que da sustento político a una obra que, al mismo, tiempo habilita una serie de entradas que van desde el culebrón hasta el realismo mágico, pasando incluso por el suspenso y hasta la ciencia ficción, en el cuerpo y en los acontecimientos que atraviesa una mujer simple del Conurbano Bonaerense o del mismísimo Gran Rosario.

Para agendar

Suavecita se presentará en el CEC (Paseo de las Artes y el río), este domingo 27 de octubre a las 19.30. Por entradas agotadas, se agregó una nueva función este mismo dosmingo, a las 21.15. Las anticipadas están disponibles AQUÍ o en la boletería del espacio municipal, de lunes a viernes de 9 a 13, con tarjeta de crédito o débito. IG

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