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Sobre túneles y sauceros

Archivo general histórico «Roberto E. Lance» de San Jerónimo Del Sauce

El ¿reciente? hallazgo de una construcción subterránea en la localidad de San Carlos despertó el interés de medios provinciales y nacionales, y reavivó, una vez más, lamentablemente, la reproducción de ciertas nociones sobre la historia de la zona, muy arraigadas en el imaginario popular, pero no menos inexactas por eso.

Al levantar la noticia en lenguaje condicional o potencial, algunos medios han señalado que se trataría de un túnel construido a fines del siglo XIX, y utilizado por los pobladores para refugiarse ante ataques de los indígenas, en especial de los abipones asentados en la localidad cercana de San Jerónimo del Sauce.

Más allá de lo observado por algunos conocedores de la cotidianeidad en la zona, que sostienen se trata de sótanos y depósitos, no de túneles, y de cierto razonamiento simple por el cual, observando las armas usadas por los indígenas (lanzas y boleadoras) y colonos (fusiles de repetición) en la época, no resulta fácil explicar la inversión de tanta energía en la construcción de escondites ante posibles conflictos; consideramos importante realizar algunas aclaraciones fundadas en el análisis de la documentación contemporánea existente, y en investigaciones históricas.

A fines del siglo XIX, cuando se construyeron los sótanos, no se producían ataques indígenas sobre la colonia de San Carlos, y en realidad, nunca se habían producido. Ningún documento de la época refiere a situaciones de ese tipo.

La frontera provincial pasaba en esa época, a unos pocos kilómetros de las colonias, y se iba corriendo hacia el norte, a medida que se desalojaba militarmente a los indígenas que habitaban esos territorios desde la etapa precolombina. Lógicamente estos se defendían y atacaban la frontera, protegida por fortines y cantones, pero no llegaban hasta la zona de las colonias de inmigrantes.

Los indígenas abipones que vivían en San Jerónimo del Sauce, se habían instalado allí en 1825 tras hacer las paces con Estanislao López, y desde entonces prestaban servicios al Estado provincial como soldados lanceros, encargados justamente de contener los ataques de otros grupos indígenas del norte de la frontera y proteger a las poblaciones del sur de la misma.

Los abipones sauceros, no solo nunca atacaron a las colonias, sino que colaboraron en su instalación (Lance y Pedroni 1997) y fueron elogiados por sus vecinos inmigrantes en los primeros tiempos (mediados del siglo XIX) (Gschwind 1994). En realidad funcionaron como escudo protector de las colonias agrícolas (López Rosas 1993), sosteniendo ellos sí, incontables enfrentamientos con las tribus del norte de la frontera, como lo prueba copiosa documentación.

Entre los abipones se destacó la figura del coronel Nicolás Denis, que con sus hombres se encargó además de la seguridad de la zona, persiguiendo incesantemente y apresando a bandidos, como demuestra una investigación reciente de Green y Molina (2022), incluso al gaucho santafesino Bartolo Santa Cruz, que posteriormente fue autor de crímenes famosos.

En relación a la Fe desde las colonias se asistía a misa a Sauce, la Colonia San Jerónimo debe su nombre al primer nacimiento ocurrido el 16 de agosto de 1858 y anotado en la Iglesia saucera. En cartas enviadas por colonos de San Carlos mencionan que la primera misa realizada en la colonia fue oficiada por un sacerdote, monaguillos y un cantor de Sauce, junto a mas de 50 indios. Indios unidos a los colonos en un profundo acto de fe. (Lance y Pedroni 1995)

Los conflictos eran frecuentes en la zona, sí. Los había entre colonos, por diversas razones (Oggier y Jullier 1984) y entre colonos y estancieros por el control del espacio y los recursos. Los hacendados solían denunciar a inmigrantes armados que entraban a hurtar leña y paja a sus propiedades (AGPSF, A. de G. T. 20, 1860, f. 1179. A. de G. T. 21, 1861, f. 943), que robaban y carneaban sus animales (AGPSF, A. de G. T. 20, 1860, f. 589), o que sembraban en campos ajenos (AGPSF A. de G. T 1861. F. 889). En 1865 se entregó en depósito, al mayor Denis, animales robados recuperados por el Comisario General en las colonias (AGPSF A. de G. T 1865 f. 1439 y f. 1432).

El interés que las tierras ocupadas por los abipones sauceros despertaban en el frente colonizador, fue dando lugar a crecientes abusos –de la mano de una fuerte estigmatización –de parte de los colonos contra los indígenas y sus bienes (Green 2018). El caso más conocido fue el del asesinato del Coronel Denis, bajo el supuesto de que brindaba protección Santa Cruz, a quien había destituido (Lance y Pedroni 1997), e incluso enviado preso a la capital, un tiempo antes del conocido crimen (Green y Molina 2022). No existe ninguna denuncia ni queja de los colonos, respecto del accionar de Denis, antes de la famosa carta de Carlos Beck Bernard, escrita poco después de su asesinato, con fines justificativos (Green y Molina 2022).

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Bibliografía citada

Green, A. G. (2018). Sauceros, criollos y colonos en las llanuras santafesinas a mediados del siglo XIX. Revista Binacional Brasil Argentina, RBBA. Vitória da Conquista. V.7 nº 1. p. 97-120.

Green, A. G. y Molina, G. (2022). Nicolás Denis. Un liderazgo indígena en la frontera norte santafesina de mediados del siglo XIX. Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe LXXV: 35-69.

Gschwind J. J. (1994) Historia de San Carlos. T. 2. Concejo municipal S. Carlos Centro.

Lance, R. y Pedroni, J. C. (1995-1997) Raíces de San Jerónimo del Sauce. T III, Santa Fe: Imprenta Oficial.

López Rosas, J. R. (1993) Nicolás Denis, cacique indio y comandante militar. En: LÓPEZ ROSAS. Santa Fe. La perenne memoria. Santa Fe: Municipalidad de Santa Fe.

Oggier, G. y Jullier, E. (1984) Historia de San Jerónimo norte. T. I. Rosario: editorial Apis.

AGPSF: Archivo General de la Provincia de Santa Fe, diversos documentos.

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