Marco Antonio Centurión es tucumano, y el domingo último tomó un colectivo desde su provincia hasta Rosario para cubrir, como periodista deportivo que es, la final de la Primera B Nacional entre San Martín de Tucumán y Aldosivi. Nunca pensó que la pasaría tan mal: cuando retiró su credencial de prensa para ingresar al Gigante de Arroyito, fue detenido por la policía y alojado en la comisaría 10° porque, le dijeron por toda explicación, sobre él pesaba una orden de captura. Permaneció nueve horas en una celda junto a otros presos, despojado de sus pertenencias, incluso de la insulina que necesita por su diabetes. Lo liberaron a la noche, sin ninguna disculpa por el error en la consulta de la base de datos del programa Tribuna Segura: lo confundieron con un prófugo acusado de distribuir pornografía infantil del mismo nombre, aunque es obvio que con otro DNI. Lo peor es que la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, se había apurado a publicar en redes sociales la detención como una muestra de su buena gestión, con el nombre completo del cronista injustamente privado de la libertad.
«No me pidieron ninguna disculpa, y cuando me dan la libertad, tenía un millón de mensajes porque Patricia Bullrich, violando la presunción de inocencia, había publicado en un tuit que yo lideraba una red nacional de pornografía infantil»
“Gracias al programa Tribuna Segura, atrapamos en Rosario a Marco Antonio Centurión, un criminal que violó su arresto domiciliario en Tucumán. Este prófugo, buscado por difusión de pornografía infantil, fue recapturado en una rápida acción de nuestro equipo, y llevado de inmediato donde debe estar: ¡Tras las rejas! Nuestra misión es clara: cero tolerancia contra estos criminales. Seguimos firmes en la lucha”, escribió Bullrich en su cuenta de X sin esperar ninguna confirmación de identidad y detalles.
“El domingo me fui a cubrir el evento entre San Martín de Tucumán y Aldosivi en el Gigante de Arroyito. Cuando voy a retirar mi credencial de prensa para ingresar me piden mi DNI por el programa Tribuna Segura y cuando se los doy me dicen que tenía un pedido de captura. Yo les dije que no puede ser”, relató Centurión, de 37 años, a medios radiales.
“Me dijeron que esperara un ratito y me tuvieron detenido dos horas, diciendo que se tenían que comunicar con el juzgado de Tucumán para aclarar la situación. Ni siquiera me informaron cuál era el pedido de captura. A las dos horas, como no se podían comunicar, me trasladaron a la comisaría décima”, agregó.
“Me pusieron con todos los presos comunes, me quitaron mis pertenencias, me dejaron incomunicado, soy diabético tipo 1, me quitaron mis insulinas, me tuvieron 9 horas sin alimentos y sin insulina para luego a las 22.30, cuando ya se había ido mi colectivo se acercan a decirme que estaba en libertad porque había sido una confusión de papeles”, repasó el periodista el calvario sufrido.
🗣️»NUNCA ME AVISARON EL MOTIVO POR EL CUAL ME DETENÍAN»
Marco Antonio Centurión, periodista detenido por error, en #LIM con @Sietecase. pic.twitter.com/JApqtFRXSj
— Radio Con Vos 89.9 (@radioconvos899) November 6, 2024
“No me pidieron ninguna disculpa, y lo que más me molestó es cuando me dan la libertad, tenía un millón de mensajes porque Patricia Bullrich, violando por completo la presunción de inocencia, había publicado un tuit de que yo lideraba una red nacional, uno de los delitos más estigmatizantes que puede tener en la sociedad, manchando mi imagen. Yo tuve problemas judiciales del 2019 al 2022, cumplí perfectamente mi condena y a partir de ahí no tuve ningún problema”, se quejó Centurión del doble perjuicio sufrido por la liviandad con la que la ministra se lanzó al «escrache» en redes sociales.
La incontinencia tuitera de Bullrich reconoce al menos un papelón reciente del mismo tenor, con otro ciudadano injustamente privado de libertad por la inoperancia del Ministerio. El 2 de octubre último, había festejado la detención un hombre que supuestamente llevaba “más de dos kilos de cocaína ocultos en envases de talco”. Maximiliano Acosta, el presunto traficante que en realidad es un hombre que intentaba ganarse unos pesos con la venta callejera en medio de una mala situación económica, pasó 21 días preso. Recién después de ese lapso, se comprobó que el polvo blanco era, efectivamente, talco para pies.