Docentes, estudiantes y rectores de las universidades de todo el país intensificaron su lucha en este último año para exigir mayor presupuesto en defensa de la educación pública, gratuita y de calidad, por lo que vale la pena resaltar el impacto indispensable que generan en la sociedad. Un ejemplo es el Centro de Ingeniería Sanitaria (CIS) de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura que depende de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). A través de sus investigaciones, proyectos y alianzas entre la comunidad, organizaciones sociales y del Estado, el CIS tiene un rol estratégico en el acceso al agua y saneamiento como en la formación de profesionales comprometidos con estas problemáticas que afectan a los barrios populares.
Albertina González y Virginia Pacini son ingenieras civiles y docentes de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR. Trabajan en investigación y extensión en el CIS y, en diálogo con El Ciudadano, contaron cómo funciona y la importancia que posee en la asistencia técnica que brindan a industrias, cooperativas, municipios y organizaciones sociales en la búsqueda para mejorar la calidad de vida a través del acceso al agua.
Virginia y Albertina explicaron que el CIS se fundó hace 54 años para responder a necesidades de la comunidad en relación al agua potable y saneamiento, entendido como la recolección y disposición tratamiento de los diferentes clocales de los diferentes industriales y residuos sólidos. “Todos los trabajos y los desarrollos que se han hecho, responden a las necesidades de las comunidades”, resaltó Virginia.
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A lo largo de estos años el CIS, que funciona en la ciudad universitaria La Siberia, de Riobamba 250 bis, obtuvo dos patentes de invención de procesos de tratamiento de agua: una para remover arsénico y flúor, y otra para remover hierro y manganeso.
Virginia, es especialista en ingeniería sanitaria, y agregó que entre 2019/2020 el CIS comenzó a trabajar en relación a la mejora de la accesibilidad de este derecho fundamental en los barrios populares a través del Programa Barrios.
“Es importante resaltar que el objetivo principal del CIS es formar ingenieras e ingenieros civiles sensibles a estos problemas de agua y saneamiento que escapan un poco a la órbita de lo que tradicionalmente uno se imagina del ingeniero civil: estructuralista o que hace caminos, puentes. Intentamos formar a los chicos y a las chicas con un tránsito en algún proyecto que tenga que ver con los barrios”, remarcó la especialista en ingeniería sanitaria.
Albertina, trabaja en investigación y extensión tanto en el Cis como en el Departamento de Hidráulica. La docente describió que si bien la solución a la problemática de los barrios populares es la integración socio urbana para que puedan acceder a los servicios básicos, tenían que trabajar en el mientras tanto para buscar soluciones paliativas y que puedan servir a las más estructurales.
“A raíz de esta premisa armamos el Programa Barrios para poder pensar proyectos en base a necesidades reales, ya sea convocadas por vecinales, por organizaciones sociales o por el mismo Estado, a través de la Municipalidad, la provincia o de la empresa Aguas Santafesinas (Assa) para poder diseñar proyectos que mejoren el acceso al agua y el saneamiento en los sectores más vulnerables”.
Las docentes de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura detallaron que al Programa Barrios incorporaron a estudiantes para que pudieran hacer sus trabajos finales y también para las prácticas profesionales supervisadas, ambas necesarias para recibirse de la carrera de Ingeniería Civil. Además, las y los estudiantes también tienen la posibilidad de hacer proyectos de investigación.
Cuatro proyectos en los barrios
“Pensamos al CIS como articulador con las distintas instituciones del Estado que son las responsables de llevar adelante estos proyectos como también nos interesamos en el acompañamiento a las organizaciones sociales”, describió Albertina.
Fue en este marco que explicaron cómo se materializaron estos proyectos: uno fue la experiencia en un pasillo del Distrito Oeste. El Centro de Salud las convocó porque una organización social había planteado que tenían serias dificultades para acceder a servicios básicos. “Nos pusimos en contacto con la organización. Nos contaron que vivían unas ochos familias y actuamos como articuladores con la municipalidad y la empresa Aguas Santafesinas. Finalmente pudimos hacer el proyecto y lo ejecutaron”, explicó Albertina para destacar que lo fundamental fue que se llevó a cabo y que el proyecto no quedó guardado en un cajón o una computadora.
Hay tres casos más: uno fue el de Puente Gallego donde les llegó la inquietud de las referentes de la vecinal, quienes venían planteando una idea de qué se podía hacer para poder mejorar el acceso al agua.
“Nos contactamos con la vecinal y pensamos un proyecto que presentamos en la convocatoria de Ciencia y Tecnología contra el Hambre 2020/2021. Fue seleccionado por lo que obtuvimos el financiamiento y empezamos a trabajar con los vecinos de barrio Puente Gallego para mejorar el acceso al agua en una zona particular que abarca a 40 familias”, detalló Albertina.
“Después otro que nos pareció muy interesante es un proyecto final que se hizo en 2021 y que involucró a un grupo de estudiantes que estaban a punto de recibirse. Eligieron hacer un proyecto de red de distribución de agua potable, red de desagües pluviales y cloacales en barrio Camino Muerto de la vecina localidad de Granadero Baigorria. Hicieron el proyecto, que después sirvió de base tanto al área de Relaciones con la Comunidad que tenía Assa en ese momento, como al municipio de Baigorria, quienes trabajaron de manera conjunta para poder ejecutarlo”.
El último se llevó a cabo a principios de octubre último en un pasillo de Villa Manuelita donde más de 40 familias pudieron acceder al agua potable y tuvo la particularidad que a través del Programa Barrios trabajaron estudiantes de Ingeniería Civil de la UNR y de la Universidad Tecnológica (UTN), quienes estaban participando del Congreso Nacional de Ingeniería.