El cineasta italiano Paolo Sorrentino está regreso con otra película que es parte de una lógica que es transversal a toda su filmografía, en particular a partir del reconocimiento internacional que tuvo con La gran belleza. De cara al estreno del film en España, luego del éxito obtenido en festivales y de un polémico estreno en Italia, el director sostuvo que “uno sólo puede hacer películas sobre el tema que mejor conoce, y ése es uno mismo”.
Así aparece Parthenope, su último largometraje que se estrenará en esta última semana del año en varios destinos de Europa y en breve en Argentina, y que se revela como un poema visual “rodado desde la implicación personal y emocional”.
Cuando la exitosa serie de Sorrentino, El joven Papa, se estrenó en 2016, el Vaticano tardó un año en “bendecir” su retrato imaginario y a veces blasfemo de un sumo pontífice. No es el caso de Parthenope, que ya recibió el visto bueno de la Iglesia católica italiana, más allá de una escena de corte sexual, casi sobre el final, que molestó a los católicos, independientemente de que cualquier obra de arte tenga esa particularidad entre sus objetivos.
Ambientada en la Nápoles natal de Sorrentino, la película es una exuberante meditación sobre los grandes temas del arte universal, y está inspirada en el mito griego de la sirena Parténope, que se arroja al mar tras fracasar en su intento de seducir a Odiseo con su canto. Parthenope está estrechamente vinculada a Nápoles, de modo que a veces se llama a la ciudad Partenope y a sus habitantes Partenopei, en italiano.
En la última edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el director y la actriz Celleste Dalla Porta, su protagonista, presentaron la película, una coproducción entre Francia e Italia que cuenta además con las actuaciones de la icónica Stefania Sandrelli junto a Gary Oldman, Silvio Orlando, Luisa Ranieri, Peppe Lanzetta e Isabella Ferrari, entre más, en la que brillan de nuevo señas de identidad de Sorrentino como son la belleza, la juventud, el amor, la familia, la muerte y Nápoles, una Nápoles deslumbrante.
Su anterior trabajo, Fue la mano de Dios, un bello y poderoso homenaje a Diego Maradona, y éste, Parthenope, muestran experiencias vitales de Sorrentino pero, según indicó el director en diálogo con la agencia española de noticias EFE, la segunda no puede interpretarse como una continuidad de la primera. “Son dos películas completamente diferentes”, aseguró.
Sin embargo, ambas responden a una misma motivación. “Antes hacía películas porque me gustaba el argumento o me enamoraba de un personaje, pero ahora sólo puedo rodar si puedo expresar una emoción”, planteó.
Parthenope, título que proviene del nombre del personaje central, interpretado por Dalla Porta, no sigue una lógica narrativa común. A lo largo del relato, se van sucediendo los planos como si fueran los versos de un poema.
La película plantea numerosas preguntas sobre la vida y la juventud, sobre el amor y la muerte. “Pero no hay respuestas, salvo una”, En palabras de Sorrentino: “Que una vez que todo este aparato maravilloso de emociones y sentimientos que es la juventud desaparece, y la vida comienza a ser repetitiva, empieza la esperanza de que suceda una sorpresa”.
El autor de películas como Il Divo o la referida La gran belleza viaja hasta las emociones de su juventud bajo la piel de un personaje femenino, lo que le supuso, según dijo, “un gran reto”.
Se trató de un desafío que no afrontó con el propósito de rastrear al psicológico, ni mucho menos de “entrar en la intimidad” del personaje. “Esa sería una batalla perdida de antemano”, afirmó en San Sebastián antes de concretar el lugar del que parte para construir una película. “Busco aquello que existe en común entre el personaje y yo”, reveló contundente.
En su opinión, “hay una tendencia a centrarse mucho en lo que diferencia a hombres y a mujeres, y yo pienso más en lo que tenemos en común. Me aburre buscar las diferencias”, aseguró.
Otro de los datos del film es el hallazgo que implica su protagonista, la debutante Celeste Dalla Porta quien de este modo protagoniza su primera película a la que llegó tras numerosas pruebas. Luego de ese proceso, se convirtió en Parthenope. “Es una mujer que tiene una marcha más, es como si hubiera entendido cosas del futuro”, planteó.
Para Sorrentino, “es un personaje que lo ha visto y lo ha vivido todo y, sin embargo, ha desarrollado la capacidad de ver algo que todavía la sorprende y la hace suspirar”.
El personaje se va moviendo, por tanto, entre el peso del pasado, marcado por la tragedia de su hermano, y la búsqueda del futuro en una Nápoles bañada por el sol.
Según dijo Dalla Porta, fue muy estimulante residir en esa ciudad del sur de Italia durante el rodaje. “Ha sido una experiencia increíble. El trabajo de un actor es imaginar una vida diferente, y en este caso, he vivido como una napolitana más, como parte de una ciudad que da muchísimo”, señaló.
Y sobre su estimulante trabajo bajo las indicaciones del siempre notable Sorrentino, completó: “Ha sido una escuela, literalmente, porque es un artista visionario”.