Rosario, domingo 14 de diciembre de 2025
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Rosario, domingo 14 de diciembre de 2025

El kirchnerismo como única oposición y el oficialismo como oposición al kirchnerismo

Se esperó que el presidente recapacitara luego de perderse la elección de medio término. A partir de allí, hubo discursos que insinúan, que atacan colateralmente, como a los funcionarios que no funcionan. Al gobierno débil y errático, de amagues y retrocesos, lo enfrentó una oposición también débil
El kirchnerismo como única oposición y el oficialismo como oposición al kirchnerismo

Luciano Tamous / Especial para El Ciudadano

En marzo de 2.008, los diarios Folha de Sao Paulo y O Globo, daban a conocer un pedido del presidente brasilero Lula Da Silva: «Necesitamos una oposición», decía Lula. Este pedido en el fechado verao brasileño, se esgrimía como un derecho. Tal vez como si un médico necesitara la opinión de un colega con respecto al tratamiento de un paciente. Los dos médicos querrían que el paciente viviera y que tuviese una buena salud. Suponemos que ninguna de las posturas de los médicos estaría enderezada para que el paciente muera o para que sufra una flagelación.

La oposición en serio es necesaria para que se muestre que existe otro camino para llegar al resultado. Quien gobierna, necesita tener presente las voces de alerta de la oposición. Advierte que el camino tomado para llegar al resultado que se espera es otro. Ese resultado, que supuestamente desean todos los sectores políticos, se encuentra en el preámbulo de nuestra Constitución Nacional, donde se marca el objetivo a seguir: “… constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino…”. Todos los sectores políticos están de acuerdo con estos postulados. Que alguien diga que debe reconocerse el derecho a vender órganos, o quienes proponen más hambre, o que se den entradas para ir a la escuela, no son una oposición.

Este gobierno, no ha surgido como coalición electoral, sino que se presentó, y por eso se votó, como una coalición de gobierno. Esta coalición de gobierno se daba con el marco de un candidato que no tenía votos. Alberto Fernández era un nombre posicionado, conocido a nivel nacional, pero no podría haber ganado las elecciones por si mismo. Necesitó el sostenimiento de Cristina Fernández de Kirchner. Como por acto de magia, se borraron pasados de traiciones y caminos políticos erráticos.

Se lo resaltó como el buen empleado de Néstor Kirchner. Perteneciente al PJ capital, una de las primeras empresas que se privatizaron, adquirida por el grupo Macri a en los años ochenta. Personas acostumbradas a manejarse en las sombras. Recordemos que hasta la reforma constitucional de 1994, el intendente porteño era designado por el titular del Poder Ejecutivo nacional. Esta gente se forjó en la rosca, en una militancia a la que le era indiferente ganar elecciones, incluso banalizando el resultado de una elección porque estaban acostumbrados a negociar, a acomodar a sus adláteres.

De allí salieron las principales estrellas del PRO como el interventor peronista del PAMI, Horacio Rodríguez Larreta, Carlos Grosso y también Alberto Fernández. Siempre munidos de la convicción de que no es necesario ganar elecciones, sí es necesario adquirir la habilidad de hacer negociaciones.

Pareciera ser que la verdad peronista número veintiuno, dice que cualquiera que diga ser peronista, debe estimarse como tal. Y la verdad número veintidós dice que nunca se puede criticar a alguien que se diga peronista. La vicepresidenta ha manifestado críticas al actual gobierno, que ella conforma. Diversos sectores señalaron como un grave error expresar públicamente las divergencias ideológicas con el presidente. La recidiva machista, moviliza anticuerpos que aparecen cuando una mujer se manifiesta o ejerce poder alzando su voz, se entiende siempre que son flujos hormonales desordenados.

Más allá de los descalificativos, la verdadera oposición a este gobierno, es el kirchnerismo. Esta oposición ha sido suave, e incluso autocensurada. Se esperó que el presidente recapacitara luego de perderse la elección de medio término. A partir de allí, discursos que insinúan, que atacan colateralmente, como ocurrió con los funcionarios que no funcionan. Al gobierno débil y errático, de amagues y retrocesos, lo enfrentó una oposición también débil y errática.

El neoliberalismo se plasma a través de políticas de gobierno. Los gobiernos son del signo de quienes benefician. Como puede verse, este no es un gobierno de los trabajadores, o de los jubilados o de los más humildes. Ha aumentado la ocupación, pero los sueldos que se pagan hacen que los ocupados sean pobres. En cambio, los sectores concentrados de poder se han visto ampliamente beneficiados, incluso con políticas prebendarias que les ha permitido fugar divisas en momentos de escasez y de complicaciones económicas.

Los dólares se los llevaron los sectores más ricos de la sociedad, observándose una continuidad en la fuga de divisas desde el gobierno macrista, y fundamentalmente una política contraria a distribuir la riqueza. Más allá de todo, los gobiernos no están caracterizados por las circunstancias que les toca atravesar, sino por las elecciones que hacen y por las decisiones que toman. No existe, ni ha existido el gobierno de la inundación, ni del terremoto, ni de las erupciones plinianas, ni el de la guerra. Existen sólo gobiernos que ante adversidades, eligen para quiénes gobiernan y toman decisiones en esa dirección.

Una de las primeras voces contundentes contra este gobierno fue la de José Pablo Feinman, quien destacó que en un gobierno peronista nunca puede haber hambre. Podemos agregar, que tampoco puede haber presos políticos, ni mantener un sistema de justicia tal como está (algún día tendrá ganas de depurarse).

La oposición kirchnerista, no ha podido, no ha sabido, o no ha querido ocupar su lugar. Las consecuencias de la vacancia opositora, menosprecia sus propios principios ideológicos. Su posición de negarse como tal, banaliza su ideología: el que calla otorga. Banaliza también la década ganada. Ya hace casi ocho años que terminaron los doce años de gobierno Kirchnerista. Un sector de la sociedad, probablemente jóvenes, sólo recuerdan que el kirchnerismo es parte de esto. Pasaron muchos años desde que la Argentina crecía a tasas chinas y que era un país sin endeudamiento. Sí se recuerda, pero no se ha convertido en bandera para compulsarlo con un gobierno que favorece a los sectores con poder económico, y banaliza los logros del gobierno kirchnerista.

La reivindicación de las políticas sanitarias ante la pandemia, luce como el grito de “no se inunda más” de Macri. Los índices de inflación superiores al ciento por ciento anual, hacen que todo logro político muera. La inflación es similar a un pac-man que come todo lo bueno que pueda mostrar el gobierno.

Haciendo abuso de la interpretación de texto, puede interpretarse que Cristina Fernández de Kirchner no será candidata. El argumento es que se encuentra proscripta. El presidente Fernández, en ejercicio de la oposición al kirchnerismo, en lugar de proscripción, habló de inhabilitación, intentando otorgar una entidad política al discurso judicial.

La interpretación de texto nos dice que no se puede hacer nada contra la proscripción. El kirchnerismo declara su derrota frente al Poder Judicial. Las grandes movilizaciones no sirven para hacer frente a la desmesura de un poder antidemocrático, rechazado por la mayoría de los argentinos. Las movilizaciones que se opusieron a la aplicación del dos por uno a los genocidas, no tienen eficacia en este caso. Interpretando aún más: las movilizaciones populares, en caso de tener que oponerse a medidas propias de un futuro gobierno de ultraderecha, tampoco van a tener efectividad.

Atención: Ya estamos en el futuro. Hay que educarlo.