Oficiales de la Fuerza Aérea destinados en la base de Morón que declararon hoy ante la justicia como testigos culparon a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) de no haber controlado la carga del avión de los hermanos Eduardo y Gustavo Juliá, detenidos en España con un cargamentos de 944 kilos de cocaína a bordo.
Los militares aseguraron que el control de cargas de la base, cuya administración es compartida por las autoridades civiles de ANAC y la Fuerza Aérea, correspondía a los primeros según las funciones delimitadas.
La declaración de los testigos coincidió con lo que dijeron ayer otros seis oficiales de la Fuerza Aérea, entre ellos el vicecomodoro Jorge Tomasoni, deslindando responsabilidades en la ANAC, y con anterioridad por el comodoro Jorge Ayerzi, jefe militar de la base removido tras declarar.
El titular de la ANAC, Ricardo Palazón, declaró la semana pasada el control de las cargas en los aviones en la base era tarea de la Fuerza Aérea y desligó a su dependencia de toda responsabilidad.
El avión Challenger 604 que pilotearon los hermanos Eduardo y Gustavo Julíá y Matías Miret, hijos de ex altos jefes de la aeronáutica, fueron detenidos en España el 2 de enero pero antes había estado hangarado en Morón desde el 5 de noviembre hasta el 31 de diciembre, donde se sospecha que fue cargada la droga.
El lunes proseguirá la declaración de oficiales de la aeronáutica cuando declaren los últimos 7 de los 18 militares citados a testimoniar por el juez penal económico Alejandro Catania, quien hoy fue reemplazado durante sus vacaciones por su par Rafael Caputo.
Al margen de la evolución del expediente local, la justicia aguarda la remisión de información de la justicia española referida a los datos de la computadora de la nave, que podría arrojar luz sobre los pesos de despegue del avión en Ezeiza y en la escala de Cabo Verde y la forma en que se encontraba estibada la droga.