La Asociación Protectora de Animales Rosario denunció que en el museo Macro-Castagnino se lleva a cabo una muestra con animales en cautiverio lo cual infringe, dicen, las ordenanzas vigentes que los protegen. En concreto, cuestionan que en la obra Jaula con Aves, del reconocido artista porteño León Ferrari, se están “usando seres vivos”, hecho que implica un “claro atentado” a la declaración de Rosario como “ciudad no eutanásica”. Una de las piezas de la exposición consta de una jaula “adornada” con flores sintéticas en cuyo interior se encuentran varios canarios. “Las condiciones de ese hábitat no son las que la naturaleza da a las aves, y menos una luz artificial afectando sus ciclos de vigilia, además el bullicio constante y los reflectores hacen que el animal enjaulado sea objeto de constante estrés”, sostuvo en diálogo con este medio Verónica Nordio, integrante de la agrupación. En tanto, desde el municipio le restaron importancia a las acusaciones y negaron que los cuestionamientos sean reales.
Si bien la obra se está presentando en el museo desde marzo de 2009, en las últimas horas la Protectora de Animales envió una serie de cartas y correos electrónicos pidiendo “intervención” y “respuestas” al subsecretario de Prevención Ciudadana de la ciudad, Luis Baita, al subsecretario de Gobierno de la Municipalidad, Miguel Pedrana, y a la directora del Castagnino, Marcela Romer.
En concreto, lo que cuestionan es que no se está cumpliendo con la ordenanza número 8131/07, la cual prohíbe en la ciudad el establecimiento con carácter temporario o permanente de espectáculos circenses que ofrezcan como atractivo principal o secundario números artísticos de destreza y la “simple” exhibición de especies animales en cautiverio.
En la reglamentación, no obstante, se aclara que se otorgarán permisos a exposiciones con fines benéficos o didácticos, previa acreditación y constatación de determinados requisitos. Por ejemplo, el solicitante deberá designar médicos veterinarios responsables de la atención de los animales, debiendo constar en el instrumento de designación “la aceptación por parte de los profesionales de los cuales se trate, certificada por el Colegio correspondiente”. También se solicita que un certificado expedido acredite que los animales se encuentran “en buen estado de salud e higiene y que no presentan signos o indicios de haber sido o ser objeto de maltrato, rigores o castigos”.
Por último, otro ítem exige que todos los lugares de alojamiento de los animales “deberán cumplimentar en cuanto a medidas, limpieza, ventilación y temperatura ambiente las condiciones necesarias”. Asimismo deberán estar limpios y protegidos, contemplando aspectos higiénicos y sanitarios propios de cada especie, contando con condiciones de confortabilidad y seguridad que al animal le transmitan sensación de calma en toda situación.
Según la ONG, ninguna de todas estas requisitorias hoy se cumple en la obra de Ferrari. De ahí que desde la Protectora instan a que se retiren los animales y sean llevados a resguardo. Incluso, piden que eso se realice con la presencia de un miembro de esa asociación, un veterinario de parte y personal de fauna de la provincia. “El concepto de «obra de arte usando seres vivos» es un claro atentado a la declaración de Rosario de ciudad no eutanásica, que conlleva el más alto respeto, dignidad y valor a la vida, se trate de cualquier especie”, sostuvo Nordio.
Según la mujer, las condiciones de hábitat en el museo no son las que la naturaleza de este tipo de aves amerita, y “menos con una luz artificial afectando sus ciclos de vigilia, el bullicio constante y los reflectores, lo que hace que el animal enjaulado sea objeto de contante estrés”.
Ayer, desde el municipio prefirieron bajarle el perfil al reclamo y sostuvieron escuetamente que el “museo jamás va a pretender el sufrimiento de los animales”, Y que en este caso puntual “eso de ninguna manera esta sucediendo”. También argumentaron haciendo hincapié en el reconocimiento profesional del artista en cuestión.
Jaula con Aves es una de las piezas de la exposición y no es más que una jaula “adornada” con flores sintéticas en cuyo interior se encuentran encerrados varios canarios. Las deposiciones de estas aves sobre una reproducción del cuadro “La última cena”, de Miguel Ángel, constituyen entonces la “obra” que propone León Ferrari, quien tiempo atrás también supo verse envuelto en críticas por otros trabajos suyos que molestaron a agrupaciones católicas. La exposición cuestionada por la Protectora está en la ciudad desde hace más de un año, y forma parte de la serie “Excrementos”, en la que el artista busca cuestionar la iconografía religiosa en particular, y la occidental en general.