Una treintena de argentinos vive horas de angustia e incertidumbre en el aeropuerto de El Cairo a la espera de algún vuelo que los saque de Egipto, donde no cesa la rebelión popular que reclama la renuncia del presidente Hosni Mubarak y que ya cobró un más de un centenar de muertes.
Rodeados por la policía, casi sin comida y durmiendo en el piso, los argentinos comparten sufrimiento y nerviosismo con centenares de turistas de las más diversas nacionalidades, y sus posibilidades de escapar parecen limitadas a conseguir ubicación en algún vuelo a la cercana Ammán, capital de Jordania.
Eduardo Di Marco, uno de los argentinos varados desde hace dos días en el principal aeropuerto del convulsionado país árabe, brindó telefónicamente un preocupado relato a la agencia Noticias Argentinas.
«Estamos atrapados en el aeropuerto de El Cairo. Intentamos salir y nos volvieron a meter adentro», indicó Di Marco, quien como el resto ignora cuándo podrá finalmente subirse a un avión y hacia dónde.
El turista reveló que integra un grupo de 29 argentinos junto a personas provenientes de la Capital Federal, Córdoba y La Plata, confirmó que son «todos adultos, no hay menores», y precisó que entre ellos «hay una señora con problemas de motricidad».
«Llegamos hace una semana, la situación era normal y jamás imaginamos que esto iba a pasar. Estábamos recorriendo ciudades del sur como Luxor y Karnac y teníamos previsto volar a Jordania cuando se desató todo», detalló el turista.
El hombre contó que «la representación argentina de la agencia de turismo» que los llevó les dijo que «la embajada argentina no puede hacer ninguna gestión porque hay toque de queda».
«Nosotros llamamos a los números de teléfono que nos dieron de la embajada argentina y no te atienden. Existe una posibilidad de salir de acá vía Jordania», indicó.
Al respecto, Di Marco comentó que en procura de plazas para volar «hay gestiones oficiales del gobierno de Jordania, debido a la gran cantidad de jordanos que están varados en el aeropuerto».
«Nosotros estamos juntos a ellos y ojalá podamos subirnos a ese avión para salir de acá. Nuestro vuelo era con la compañía aérea egipcia rumbo a Ammán, Jordania», reiteró.
En el relato, el argentino describió la situación que están viviendo en el aeropuerto y dijo: «Estamos comiendo porquerías y durmiendo en el piso. Con los egipcios nos comunicamos en inglés, pero no todos saben inglés y te hablan en árabe. Y cuando no te quieren escuchar te responden en árabe».
«Esto es un gran griterío. Hay muchos japoneses. Hay alemanes, austríacos, que pudieron salir. Los europeos se pudieron ir en su mayoría, pero nos dijeron que Alitalia ya suspendió los vuelos a El Cairo», indicó en un relato entrecortado por el nerviosismo.
Con respecto a la situación general en la ciudad, Di Marco relató que vieron «tanques en las calles», aseguró que escucharon «muchos disparos», vieron «autos quemados» y describió que «los vecinos cuidan sus cosas como pueden».
«La gente defiende lo que tiene con palos. El presidente ordenó que la Policía se vaya a los cuarteles», concluyó, antes de disculparse y cortar la comunicación porque -dijo- «se están agarrando a trompadas al lado nuestro», en una clara muestra del nerviosismo imperante en el lugar.
Por otra parte, dos turistas argentinas afirmaron hoy que fue «muy traumático» salir de Egipto en medio de la revuelta que vive ese país contra el régimen del presidente Hosni Mubarak y calificaron el viaje como una «odisea».
«Salir de Egipto fue muy traumático para nosotras. Rezamos en el trayecto que hicimos en auto del hotel al aeropuerto internacional de El Cairo, donde ayer había un verdadero caos que casi nos impide embarcar. No se cómo lo logramos», dijo a Télam Carina Santillán, una abogada y funcionaria del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires, de 40 años.
La mujer, que viajó a Egipto el 23 de enero junto a su madre y una amiga, Yanina Nochetti, de 25 años, también abogada, calificó de «odisea» el recorrido por la autopista desde Aswan a El Cairo, donde fueron interceptadas por varias manifestaciones.
«La gente gritaba y golpeaba las ventanillas del auto. Cómo no entendíamos el idioma era más aterrador aún, no sabíamos qué hacer», dijo Carina al relatar el viaje realizado el viernes pasado desde esa localidad a El Cairo para abandonar el país.
Según Yanina, «fue aterrador» y dijo que el momento de mayor tensión fue cuando pasaron por debajo del puente de la autopista y «temieron por su vida», porque en un momento dado empezaron a sonar disparos.
Contó que al llegar a El Cairo, donde pasaron las últimas dos noches en un hotel que tenían reservado, los turistas no estaban tan nerviosos como ellas.
«Creo que no habían pasado por la experiencia nuestra. Nosotras nos sentimos sumamente desprotegidas. No había Internet, ni comunicaciones locales, sólo internacionales. Las llamadas a la embajada argentina daban ocupado», lamentó.
Para Carina, el momento más dramático fue cuando finalmente ayer se animaron a viajar al aeropuerto a tomarse el avión con destino a Buenos Aires.
«Miles de personas forcejeando pugnando por subir a los vuelos. Nadie controlaba nada, era tierra de nadie. La gente se apretujaba y atravesaba un hall mientras iba perdiendo sus pertenencias por la presión de los cuerpos. Cuando logramos subir al avión no podíamos creer lo que había pasado y seguíamos con miedo por la falta de seguridad del aeropuerto», contó.
Carina dijo que nunca imaginó que las protestas de las que habían tenido noticias al llegar a Egipto se convirtieran en tan «riesgosas situaciones» y recomendó a los turistas que tienen planeado ir a ese país que «devuelvan ya los pasajes».
