Luciana Sosa
Quienes cada fin de semana pasaba horas compartiendo un trago, una charla o un partido de pool en el inolvidable bar La Luna, de Rosario, seguramente vio el extenso díptico instalado casi en el techo del primer piso, donde yacía la “pista de baile mayor”, en el lugar. El autor, Eduardo Contissa, fue un referente de la revolución estética en los 80 en la ciudad y es el protagonista del documental de Fernando Tabares, Anatomía del rayo de luz¸ que estrenará este jueves, a las 19, el Cine Lumiére (Vélez Sarsfield 1027, con entrada gratuita).
Tal adelantó el directo a El Ciudadano, esta historia muestra a “dos cineastas se pierden en un cementerio-parque laberíntico junto al artista que lo diseñó”, quien fue nada más y nada menos que el arquitecto y artista plástico Contissa. También fue un maestro del aerógrafo y de la luz.
“Contissa formó parte, en los 80, de un movimiento de jóvenes, al que la escritora y crítica de arte Beatriz Vignoli denominó Los seis del aerógrafo, cuando estos artistas tomaron distancia de la línea artística de Juan Grela y exploraron la técnica del aerógrafo para ampliar el campo de posibilidades de la pintura y produjeron, de este modo, un quiebre con respecto a la estética dominante de la época”, relató el director.
En medio de sus piezas más conocidas está el díptico de La Luna, que estuvo en exposición permanente por más de veinte años, entre 1990 y 2015, cuando el espacio cerró definitivamente.
Como arquitecto, Contissa registró la particularidad cultural del diseño del Cementerio Parque de Villa Gobernador Gálvez, cuya capilla está pensada para todas las religiones. Su figura de bohemio y su punto de vista acerca del arte adquierió significado al convertirse en referente de jóvenes artistas de Rosario, como el pintor Lázaro Diácovich que en su novela Oro brujo basó un personaje en la figura de Eduardo, un viejo mago blanco que observa la luz a través de un prisma. Una de las indagaciones estéticas centrales está en las exploraciones sobre la descomposición de la luz. Sin embargo, también en la actualidad, Contissa sigue produciendo desplazamientos con respecto a su propia obra, actualmente con nuevos trabajos en carbonilla.
“Cuando se avecinaba el cierre del bar La Luna –agregó Tabares (foto)-, último reducto sobreviviente de aquella época, tomé la decisión de hacer este documental con Eduardo. Me encontré con un artista evolucionado, pero fiel a sus ideas, que sigue trabajando incansablemente y es protagonista de nuevas tertulias entre artistas jóvenes, donde él se ha vuelto un referente”.
