Falleció Ana Galmarini, dirigenta del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha que en los años 90, durante el menemismo, irrumpía en los remates de los campos de pequeños y medianos productores entonando el Himno Nacional.
«Éramos mujeres sencillas, que lo único que teníamos en claro era todo lo que el modelo nos hacía perder: las herramientas, las tierras, la producción, las familias. Y hasta la vida en algunos casos, ya que compañeros abrumados por el endeudamiento llegaron a quitarse la vida», repasó Galmarini el emblemático movimiento del que fue referente en una nota apenas iniciada la pandemia.
«Es la síntesis de la mujer luchadora, lúcida, sensible y comprometida con la suerte de las mayorías argentinas», señaló de ella el diputado provincial Carlos Del Frade en una emotiva despedida.
El Movimiento de Mujeres en Lucha (MML) nació en 1995, con un llamado público de Lucy de Cornellis en La Pampa. El objetivo era parar los remates que se venía sucediendo en la década del 90 por los bajos precios de la producción, la falta de rentabilidad y los intereses usureros que cobraban los bancos. Enseguida se sumó Galmarini. Otras referentes fueron Ana Maria Riveiro, Ema Martín y Sara Coll.
La lucha de esas mujeres fue recreada por el cineasta Pino Solanas en el documental «La dignidad de los nadies», de 2005.
La despedida de Galmarini es este miércoles, hasta las 12 del mediodía, en la sala Caramuto de Córdoba 2936.
La primera acción en Santa Fe, el contraste con Vicentin
Hace cinco años, en una entrevista con El Ciudadano, Galmarini recordó el inicio del Movimiento en Santa Fe. La primera acción fue en el remate del campo de un pequeño productor de Lanteri, en el departamento General Obligado. Era 1995, en la zona donde nació y creció la empresa Vicentin.
Ese día las mujeres fueron hasta la tranquera del terreno sin imaginar que iban a ser acompañadas por todo el pueblo. Incluso, el cura. Cuando el rematador empezó a leer el acta comenzaron a cantar el himno. Con ese método consiguieron frenar cientos de remates de pequeños y medianos productores y productoras agropecuarios que se habían endeudado por apostar al plan de convertibilidad y la promesa de la modernización del campo del menemismo.
“Logramos conservar nuestras tierras, pero no impedimos la concentración. Ese es el gran problema del modelo agropecuario argentino. Lo que pasó con Vicentin es una oportunidad para empezar a dar ese debate”, dijo durante esa entrevista de hace cinco años Galmarini.