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“Casa tomada” en el PJ bonaerense

Como en el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar, el PJ bonaerense se encuentra en virtual estado deliberativo por el avance de gente “de afuera” que amenaza con robar espacio de su propio territorio.
Frentistas o puristas. Las diferencias entre Cristina y Scioli ya no tienen el filtro que significaba el activismo de Néstor Kirchner.

Como en el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar, el PJ bonaerense se encuentra en virtual estado deliberativo por el avance de gente “de afuera” que amenaza con robar espacio de su propio territorio.

Varios de esos miedos pueden ser fantaseados, tal como escribió el gran escritor argentino, pero, claro está, otros son muy reales, ya que son alentados desde la Casa Rosada.

Los dirigentes que apuestan a las colectoras en la provincia de Buenos Aires, la inserción de La Cámpora en zonas de poder estratégicas, la cercanía a la presidenta de los organismos de derechos humanos o de corrientes “progresistas”, son sólo algunas muestras de aquéllos que vienen de rincones ajenos a la estructura tradicional del justicialismo.

En realidad, Juan Domingo Perón ya realizaba estos movimientos en muchos casos “transversales” o “frentistas” con el objetivo de conformar un amplio abanico de poder.

Ejemplos hay muchos, pero basta con recordar el binomio del fiel peronista Héctor Cámpora y el conservador popular Vicente Solano Lima en la fórmula presidencial presentada el 11 de marzo de 1973, ya que el líder del Partido Justicialista aún se encontraba, proscripto, en España.

Claro que, a los pocos días, el fiel odontólogo de Mercedes renunció para dar paso a la fórmula “Perón-Perón”, que logró el apoyo de más del 60 por ciento de los votantes, ante el convencimiento de gran parte de la sociedad de que “el viejo” era el único que podía sacar el país adelante.

Expectativas que fueron ampliamente defraudadas al poco tiempo, tras la muerte del caudillo.

Las actuales colectoras habían sido diseñadas por el ex presidente Néstor Kirchner y conversadas con varios dirigentes en la Quinta de Olivos, entre ellos, el moronense Martín Sabbatella.

El problema es que ahora ya no hay un líder indiscutible o un jefe partidario siempre amenazante con su fórmula de premios y castigos, como era el santacruceño.

Hay, sí, una presidenta con la que muchos de los históricos del partido no comulgan, pero que tiene una alta intención de voto, sobre todo en el conurbano bonaerense profundo, donde se juega gran parte del destino electoral del país.

Entonces, varios intendentes se encuentran movilizados en contra de esas colectoras, porque si el ex intendente de Morón les quita algo así como un 10 por ciento del denominado “voto progre” peligran sus dominios.

Además, miran con cierta desconfianza la influencia que ejercen sobre la presidenta otros “cuerpos extraños” para ellos como la cada vez más visible presencia de La Cámpora en edificios oficiales.

Manejan Aerolíneas, prácticamente mandan en la TV pública y hasta abundan en los ministerios de Economía y Justicia, entre otros.

Mariano Recalde, el titular de Aerolíneas, le reveló a un alto dirigente de la Asociación de Pilotos su intención de convertirse en el futuro ministro de Trabajo durante otro eventual período presidencial de Cristina.

Las diferencias entre la Casa Rosada y la gobernación en La Plata volvieron a quedar de manifiesto por estas horas con el trágico choque de trenes en San Miguel.

Es que Julio De Vido acusó a Ferrobaires, una empresa manejada por la provincia, por los luctuosos sucesos del miércoles y a su vez la contrastó con la inversión nacional realizada en el San Martín. Obviando, claro, que toda la estructura ferroviaria del país atraviesa aún la era mesozoica.

Las diferencias entre Cristina y Scioli son cada vez más claras, y ya no está el gran filtro entre ambos que armaba Néstor Kirchner.

Por caso, Scioli adelantó en las últimas horas que no permitirá el corte de calles y rutas, diferenciándose de la pasividad de la Nación en estos casos.

Además, puja con fuerza el denominado Grupo de los Ocho, que integran los intendentes del oficialismo que ven con mayor preocupación los movimientos “transversales”.

Hasta se animaron a anticipar la candidatura del intendente de Tigre, Sergio Massa, para una virtual competencia interna con el gobernador, a quien apoyan pero le reclaman mayor firmeza para con el gobierno central.

Sin embargo, un reconocido analista del partido consideró que éstas son jugadas destinadas a ocupar espacios de poder, y que al final nadie sacará los pies del plato mientras Cristina no caiga en las encuestas.

Otra cuestión de hoy es que, a diferencia de 2009, no aparece un referente fuerte para animarse a dar el salto como en aquel tiempo fue Francisco de Narváez.

Mientras tanto, los justicialistas más díscolos deberán convivir con los ruidos y los pasos que abunda en la “Casa tomada”.

Otro caso “extraño” dentro del PJ es el de Amado Boudou, quien se aferra al respaldo presidencial y a cierta juventud militante para afrontar su candidatura en la Capital Federal.

Por su lado, al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, es apoyado por dirigentes que acompañan el actual proceso político y económico desde hace ocho años.

Durante el acto en que lanzó su candidatura, participó la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, quien de esta manera evidenció su distancia con el jefe del área económica.

Estas dos precandidaturas dejaron sin reacción inmediata al número puesto desde un principio, el senador Daniel Filmus.

El ex ministro de Educación no goza de la plena simpatía de la jefa del Estado por haberle dicho “no” a las listas testimoniales porteñas en las legislativas de 2009 y por su acuerdo con la oposición en el Senado para sacar la ley de Glaciares. El tercer referente kirchnerista en la Capital se presentará como candidato en el ND Ateneo, frente a una importante cantidad de famosos de la cultura y la educación.

A pesar de sus pasos demorados, Filmus muestra, en reserva, encuestas que lo ubican delante de sus dos competidores internos.

Y en la elección general aventaja a Horacio Rodríguez Larreta y se ubica cerca de Gabriela Michetti, los dos posibles candidatos por el oficialismo macrista.

Este escenario de paridad parece un exceso de optimismo, ya que dejaría al Frente para la Victoria cerca de recuperar una ciudad esquiva para el PJ.

Pero sucede que los principales rivales, Mauricio Macri, Pino Solanas y Elisa Carrió, decidieron lanzarse a la aventura de la elección nacional, mientras que la UCR no tiene nombres de peso en el distrito.

Los seguidores de Macri tienen un núcleo duro de votantes consolidado en la Capital que son de los barrios acomodados, pero en el sur se sienten olvidados y eso reflejarían los sondeos de opinión.

Además, lanzar al ruedo político al cómico Miguel del Sel puede ser que le aporte algo en Santa Fe, como que le reste en su propio distrito porteño entre la gente saturada de los códigos “noventistas”. Todo es posible en el complejo universo del votante porteño.

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