Cercado sobre Trípoli, la capital del país, el polémico presidente libio, Muamar al Gadafi, busca desactivar el levantamiento rebelde en la ciudad de Zauiya a 50 kilómetros de la capital, localidad al oeste del país que las fuerzas del régimen mantienen sitiada y cuyo control parece crucial para el desenlace del conflicto.
El líder libio amenazó con bombardear desde el aire a los manifestantes en esa ciudad. El mensaje fue transmitido a los líderes de la revuelta local por Mohamed Mektuf, quien actúa como mediador entre el régimen y los rebeldes de esa ciudad. La advertencia representaría la respuesta de Gadafi al rechazo de los habitantes de la ciudad a manifestarse en su apoyo.
Las fuerzas fieles a Gadafi, que sitian la ciudad, comenzaron a impedir desde hace dos días su aprovisionamiento en víveres y medicinas. La ciudad tiene reservas alimenticias sólo para unos diez días y sus habitantes temen una catástrofe humanitaria.
La insurgencia conquistó en dos semanas la mayor parte del territorio y tomó el control de los principales pozos petrolíferos, y ahora prepara, desde su bastión de Bengasi (este) su avance sobre Trípoli.
Gadafi, de 68 años, en el poder desde 1969, ejerce su autoridad tan sólo en Trípoli y sus alrededores y en un puñado de bastiones del árido sur. Pero la oposición ya se atreve a desafiarlo con pintadas que piden su caída en los suburbios mismos de la capital.