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“La Casa de Gobierno no la manejan las corporaciones”

Cristina inauguró las sesiones ordinarias del Congreso. Su discurso enmarcó la gestión e hizo anuncios.

En el marco de la Asamblea Legislativa que abrió el período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, con Julio Cobos a su lado, y un contrapunto de fondo entre su propia barra y la del vicepresidente, Cristina Fernández anunció ayer la extensión de la Asignación Universal por Hijo a mujeres embarazadas, se despachó a gusto contra los que le adjudican intenciones de reformar la Constitución para ser reelegida indefinidamente, abordó el tema de la seguridad, donde pidió no caer en “tironeos infantiles”, pidió en buen tono a los legisladores que trataran este año leyes que consideró de “fundamentales” y además repasó –como siempre sin leer una sola línea– los logros de la gestión. Entre ellos, incluyó, a modo de resumen, el haberle quitado el manejo de la Casa Rosada “a las corporaciones”.

La presidenta inició su discurso cerca del mediodía, en un recinto colmado de legisladores, ministros, sindicalistas, integrantes de la Corte Suprema y de organismos derechos humanos, sentada junto al vicepresidente Julio Cobos.

En un impasse del repaso de logros de la gestión, la presidenta aprovechó el tiempo de su discurso para negar la versión publicada en los diarios ayer, según la cual un grupo kirchnerista estaría trabajando en una reforma constitucional, para asegurar una reelección indefinida: “No va a pasar nada con esta agitación que hoy he visto en algún diario respecto a reformas constitucionales. Si no he podido lograr que me aprueben el presupuesto, si soy la primera presidenta sin presupuesto, ¿alguien me puede explicar cómo voy a lograr una reforma constitucional?”, dijo la mandataria, y agregó: “Pero además, ¿alguno ha escuchado decir que voy a la reelección en 2011? No se hagan los rulos”, graficó.

En ese sentido la presidenta habló de una “campaña difamatoria” para distraer de la “verdadera discusión que debe ser la de resolver los problemas que faltan resolver a los argentinos”.

En varios pasajes del discurso, Cristina les pidió a los legisladores, en buen tono, el tratamiento de leyes durante este año: “Por favor, es necesario que se trate la ley penal tributaria que envié para que quienes evadan vayan presos. Lo mismo que la ley contra el lavado de dinero. Si no es probable que la Argentina sea condenada por el Grupo de Acción Financiera Internacional (Gafi)”. Además, pidió “trabajar en una nueva ley de propiedad de la tierra en la República Argentina” y sugirió “ser suficientemente inteligente para que no tenga un sesgo antiinversor”. También le pidió al Congreso que “sancione una nueva ley de adopción”, para tener un “instrumento que proteja el interés de los menores y para que las familias desesperadas por tener un hijo no realicen maniobras ilegales”.

Sobre la asignación universal, explicó que redujo “en un 48 por ciento a las personas por debajo de la línea de la pobreza y en un 68 por ciento la indigencia”, y prometió “extenderla a las mujeres embarazadas a partir del tercer mes, de la duodécima semana”.

Tampoco faltaron alusiones a la seguridad, “un valor que no puede estar sujeto a tironeos infantiles, que no debe tener ideología ni utilización mediática o publicitaria con fines electorales”.

Con respecto a los festejos del Bicentenario, la presidenta dijo que se va “a sentir orgullosa” toda su vida, por “haber ayudado a organizar esa maravillosa conmemoración que se dio el pueblo argentino en sus 200 años de historia”. También reflexionó sobre la sanción de la ley de matrimonio igualitario, y preguntó: “¿Vieron que no pasó nada? ¿Que cada uno sigue haciendo su elección libremente?”

Respecto de la política de derechos humanos, la jefa de Estado destacó el avance judicial de las causas y el aumento en el número de condenados y procesados, aunque señaló que “no son números que alegren, sino que hablan de la necesidad de terminar con un proceso histórico con la ley, la Constitución y la Justicia en la mano, sin rencor, para clausurar esa etapa histórica”.

En uno de los puntos altos el discurso, la presidenta remarcó que desde 2003 “la Casa de Gobierno no la manejan las corporaciones”, pidió “no renunciar a la política para entregar las decisiones a las corporaciones” y llamó a los legisladores a “no tener miedo, que nadie es eterno, ni eterna” en el poder.

En el ámbito de la economía, la presidenta habló de la necesidad de “reorientar el crédito”, ironizó sobre la evasión impositiva del sector rural, valoró la política de desendeudamiento y el uso de reservas, y prometió avanzar “en el desarrollo industrial, avanzando en tecnología, valor agregado y sustitución de importaciones”. Además, se quejó contra los que “empujan devaluaciones” y prometió no someterse a las presiones.

A la hora de hablar de educación, Cristina afirmó que “el año pasado se invirtió el 6,47 por ciento del PBI”, y pidió “dar el salto cualitativo para que esta formidable inversión en educación sea redituable”.

También hubo un párrafo para sectores del sindicalismo, a quienes les pidió no “someter de rehenes a otros usuarios y consumidores” en sus protestas.

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