Cansados de reiterados cortes de luz que, según afirman, vienen padeciendo desde diciembre del año pasado, un grupo de 30 vecinos que habitan en calle Corrientes al 900, entre Rioja y San Luis, plantaron en la jornada de ayer un piquete sobre la céntrica calle que comenzó a la una de la tarde y se levantó recién a las nueve de la noche. Así, durante ocho horas el tránsito en parte del centro resultó caótico, dada la gran afluencia de vehículos que circula diariamente en esa zona. En concreto, los habitantes de esa cuadra solicitaron la presencia de personal de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) en el lugar –lo que finalmente se dio casi entrada la noche– para que se le encuentre una “solución de fondo” al problema, al que describen como “una situación que se hace cada vez más insostenible”. La protesta se desplegó apenas tres días antes de que el titular de la Oficina Municipal del Consumidor, Néstor Trigueros, se reúna con el ministro de Aguas y Servicios Públicos de la provincia, Antonio Ciancio, para entregarle las conclusiones de la reciente asamblea de usuarios de la EPE, cosa que ocurrirá este viernes. Ante ello, desde la empresa encargada de brindar el servicio admitieron el inconveniente principal radica en lo vetusto de “las instalaciones de baja tensión” dispuestas en el sector, cuestión que no se pudo subsanar porque las inversiones para ello estuvieron “demoradas durante años”.
Los protagonistas de la movida de ayer fueron los habitantes de los edificios ubicados en la vereda par de calle Corrientes al 900, quienes ya habían interrumpido la circulación en esa calle la semana pasada y también el pasado lunes.
En diálogo con El Ciudadano, Máximo Monzón, explicó que la protesta responde “a los cortes diarios y permanentes de luz, que afectan de Corrientes 916 al 970, prácticamente toda una cuadra del lado par”.
“Las interrupciones de luz son alternadas, de corta y larga duración”, contó el joven, quien puntualizó que llegaron a sufrir en diciembre y en enero “cortes de hasta 4 días”. El último, subrayó Monzón, se produjo la semana pasada el martes al mediodía “y duró hasta el jueves a la madrugada”.
Marina Jalil, vecina del edificio ubicado al 950, relató que hace un tiempo debido a los cortes se le quemó una computadora y que en noviembre pasado también se le dañó el televisor. “Hice los reclamos correspondientes y no recibí ningún tipo de respuestas”, se enojó.
A su lado, Olga, que reside en el mismo edificio, también describió sus peripecias. La mujer, jubilada, relató que debido a problemas que padece en su columna (lleva puesto un corset de acero) por tener que bajar por la escalera desde el tercer piso donde habita, hace poco se cayó, aunque para su fortuna la desgracia no pasó a mayores.
Los vecinos aseguraron que la EPE toma sus pedidos puntuales, envía cuadrillas y resuelve los inconvenientes. Pero reclaman que “no hay un trabajo permanente” para lograr una solución de fondo.
Precisamente, desde esa empresa encargada de brindar el servicio describieron que, al margen de inconvenientes que surgieron en los últimos días tras las lluvias y demás complicaciones, los problemas de fondo tienen su origen en ese sector del microcentro (como en otros lugares de la ciudad) en el hecho que cuenta con “una instalación de baja tensión vieja, de muchos años”.
“Ahí hay una inversión que viene demorada. Forma parte de muchos años en que no se invirtió y que hoy estamos tratando de revertir. Al menos no tenemos cortes en cables de alta tensión que afecten a barrios enteros, como sucedía antes. Son situaciones puntuales las que se dan, lo otro se resolvió”, remarcó Luis Bastús, vocero de la EPE.