La causa que investiga la estafa informática que vació la cuenta bancaria de 700 mil pesos de un empresario rosarino sumó una nueva detención luego de un allanamiento realizado anteayer por las Tropas de Operaciones Especiales (TOE). Se trata de un hombre de 31 años, mientras que su esposa, titular de una cuenta bancaria en la que fueron transferidos 120.000 pesos, logró escapar y es intensamente buscada por la Policía. Con este nuevo arrestado, son cinco las personas tras las rejas, todos hombres, mencionaron fuentes judiciales.
El detenido, de 31 años, declaró ayer ante el juez de Instrucción de la 13ª Nominación, Gustavo Pérez de Urrechu, quien lo indagó por el delito de defraudación por manipulación informática, la misma imputación que pesa sobre los otro cuatro detenidos. Ante una defensora de oficio, el hombre dio su versión de los hechos, testimonio bajo secreto de sumario, y quedó detenido, imputado de defraudación por manipulación informática. En el mismo acto su abogada pidió por escrito su inmediata liberación, indicaron fuentes del caso.
Voceros de la pesquisa indicaron que el nuevo imputado quedó involucrado en el robo virtual a causa de una cuenta de una sucursal del banco HSBC, cuya titular es su esposa, a la que fueron transferidos 120.000 pesos que se presume forman parte del botín birlado al empresario titular de la firma JyR Capello.
El robo, que tomó estado público el lunes pasado, fue perpetrado a mediados de febrero, cuando un empresario rosarino dedicado a la comercialización de refrigeradores para vehículos pesados se percató de que los 700 mil pesos que tenía depositados en una de sus cuentas bancarias habían desaparecido.
En cuatro días, desde el 14 al 18 de febrero, entre ocho y diez transferencias realizadas electrónicamente repartieron el dinero en otras cuentas de sucursales ubicadas en Rosario, Villa Gobernador Gálvez, Santa Fe y Capital Federal. La maniobra siguió varios días más, hasta que la cuenta original quedó en rojo y girando en descubierto, lo que llamó la atención del gerente del Nuevo Banco de Santa Fe.
Luego de la denuncia presentada por el empresario, el juez Pérez de Urrechu ordenó inmovilizar la cuenta del cliente y así logró apresar al primer sospechoso. Según fuentes del caso, la detención se produjo cuando un hombre, cuya identidad no trascendió, intentó cobrar una transferencia en una sucursal que tiene el banco Macro en barrio Echesortu. Dos días después se ordenaron allanamientos que dejaron otros tres detenidos y cuyas libertades ya fueron solicitadas al Juzgado de Instrucción de la 13ª Nominación.
Fuentes allegadas a la investigación indicaron que la mayoría de los detenidos se abstuvo de declarar, a diferencia de unos de los imputados que lo hizo dos vece, aunque en ninguna oportunidad brindó demasiados detalles.
Una de las principales hipótesis que barajan los pesquisas es que el delito informático se llevó a cabo gracias al conocimiento de la clave secreta de la cuenta del empresario. La línea investigativa se basa en que la maniobra se llevó a cabo por medio de una empresa de interbanking radicada en Capital Federal, que realiza transacciones entre distintos bancos, desde la que se realizaron las operaciones electrónicas que ordenaron transferir dinero desde la cuenta corriente del denunciante hacia casi una decena de otras cuentas.
Al respecto, voceros de las Tropas de Operaciones Especiales dijeron que continuarán las medidas y allanamientos ya que “todavía queda mucha tela por cortar”.