«Tres factores están pesando en los mercados: el sismo en Japón, la degradación de la nota soberana de España por Moodys el jueves, y los persistentes problemas en países musulmanes y las amenazas que generan para el suministro de petróleo», comentó la analista Kathleen Brooks, en el sitio Forex.com.
Los mercados asiáticos cayeron a poco de conocerse las primeras noticias del terremoto. Tokio perdió 1,72 % y Hong Kong 1,55% mientras en Nueva Zelanda –país afectado por otro sismo el mes pasado que dejó más de 200 muertos– la bolsa cayó 1,17%.
En Europa, al terminar las sesiones, la bolsa de Londres perdió 0,29%, igual que Francfort (-1,16%), Paris (-0,89%) y Madrid (-0,36%).
Tras el sismo, las mayores pérdidas en los mercados bursátiles fueron para las acciones de las principales compañías de seguros y reaseguros europeas. Muchas de estas compañías ya tuvieron que asumir elevados costes tras el terremoto de febrero en Nueva Zelanda.
Según JPMorgan Cazenove, el coste vinculado al sismo en Japón podría situarse entre 1.000 y 2.000 millones de dólares solamente para los reaseguradores europeos, aunque se trata de una estimación «muy preliminar».
En el mercado de divisas, el yen cayó a 83,30 dólares, su menor nivel en dos semanas y media, pero luego la divisa japonesa se recuperó.
En fin, los precios del petróleo cayeron con fuerza el viernes ya que el sismo en Japón podría haber afectado las infraestructuras de refinado en un país que es el tercer consumidor mundial de crudo, después de Estados Unidos y China. Ello podría afectar las importantes importaciones japonesas de crudo.
Según datos de la agencia estadounidense de Energía (EIA), Japón es el segundo importador neto de petróleo en el mundo, para poder cubrir un consumo promedio de 4,4 millones de barriles diarios.
Por otra parte, según la consultora británica Capital Economics, el terremoto se produce «en el peor momento» para la economía japonesa y podría precipitar una crisis presupuestaria, en un momento en que las finanzas del país están ya en mal estado.
En un estudio publicado en Londres, sus analistas estimaron que es demasiado pronto para cifrar las consecuencias de la catástrofe, y que el impacto humano prima sobre los aspectos financieros, pero subrayaron sin embargo que las consecuencias para las finanzas públicas japonesas podrían ser «considerables».
«Gran parte de los costes de reconstrucción incumbirán probablemente a las colectividades locales, y en última instancia al Estado, que tiene ya problemas para controlar la deuda pública», advirtieron.
«El gobierno tendrá cada vez más dificultades para presentar un plan de recuperación presupuestaria creíble este verano si la economía se hunde hasta entonces en la recesión, las finanzas públicas se degradan todavía más y numerosos habitantes continúan sufriendo por este desastre», agregaron los analistas de Capital Economics.