Por: Daniel Schreiner
“Hay media hora muerta que es inexplicable”. A un mes del millonario golpe al banco Credicoop definió así un jefe policial la falta de datos provenientes de los momentos anteriores y posteriores al rápido asalto, desde que los ladrones comenzaron a ocupar sus puestos en los alrededores hasta que el Volkswagen Bora se esfumó con los pistoleros y el botín en pleno microcentro, a una hora en que ese sector de la city bancaria suele estar atestado de policías y blindados. La referencia es, tal como publicó este diario dos días después del robo, a una pista que se investiga dentro de la propia fuerza policial, no sólo en relación con la alarma que nunca sonó sino a la presencia de un hombre vestido con ropa similar a la de fajina que usan los efectivos de la Unidad Regional II que, se sospecha, puede ser un agente en disponibilidad de la fuerza local, coincidieron tres voceros de la Policía rosarina. De todas maneras, la principal hipótesis es que el golpe fue cometido por una organización delictiva foránea, de la provincia de Córdoba, aunque hasta el momento no hay pruebas como para imputar a tres hombres cuyas caras son muy parecidas a las que se ven en las imágenes que los peritos pudieron digitalizar, sostuvieron las fuentes.
La pista que apunta a una banda foránea con pata local surgió en los momentos posteriores al golpe del 11 de marzo pasado al tesoro regional del Credicoop ubicado en Santa Fe al 1000. Es que la fisonomía de tres de los cuatro ladrones cuyos rostros quedaron filmados –pese a estar tuneados con bigotes y barbas falsas, anteojos, peluquín y jopo tipo mohicano, por ejemplo– no les parecía conocida a los investigadores locales. A pesar de que funcionarios políticos dijeron que se seguía una pista que apuntaba a territorio bonaerense, pronto voceros judiciales y policiales informaron que la principal hipótesis conduce a Córdoba. Aunque hasta el momento no trascendieron las medidas que dispuso en relación con esta parte de la investigación la jueza Roxana Bernardelli, quien trabaja el expediente con la fiscal Lucía Araoz.
Sí trascendió una semana después del golpe que los reconocimientos fotográficos en los que los investigadores policiales mantenían expectativas –sobre los tres ladrones mencionados más arriba– no habían resultado positivos. Incluso pese a que dos de ellos estuvieron durante un mes tomando café en la vereda de un bar ubicado en la vereda de enfrente del Credicoop, haciendo la inteligencia del robo.
La pista sobre una supuesta pata policial también comenzó a ser trabajada en las horas siguientes al fabuloso golpe. Luego de que el gerente de la entidad dijera en las afueras del banco que entre los asaltantes había uno que usaba ropas policiales, el jefe de la regional local, Cristian Sola, lo desmintió minutos después. Es que alguien creyó ver en la cara de ese cuarto ladrón, que vestía ropa de fajina y chaleco antibalas similar a los de la Policía –pese a los anteojos oscuros que cubrían su cara– a un joven agente que está en disponibilidad y en cuyo prontuario figuran al menos tres causas penales, entre ellos un procesamiento. Hasta el momento no pesa imputación sobre él, al igual que sobre los otros tres sospechosos, dijeron fuentes policiales y judiciales. Sobre el chofer, quien se presume fue el aporte de la pata local del golpe, tampoco hay datos ciertos hasta ahora.
Asalto exprés
Según la información oficial, poco después de las 16 del pasado viernes 11 de marzo, tres hombres que aparentaban operar en los cajeros automáticos del banco Credicoop dejaron lo que estaban haciendo cuando el vigilador abrió la puerta para que saliera un cliente que fue atendido más allá de la hora de cierre por un reclamo en su cuenta sueldo. Unos instantes antes el mismo custodio le había abierto la puerta a la moza de un bar, que acababa de dejar un pedido y se dirigía a otro banco con un café que terminó desparramado.
De acuerdo con lo que se desprende de las filmaciones, el más grandote de los tres se metió de golpe cuando el cliente salía y antes de que el custodio cerrara con llave, mientras que quien venía detrás tomó a la moza como rehén y apuntó al vigilador. Ambos usaban armas pequeñas, al parecer 7.65 y 6.35 –según los investigadores para que no se les notaran en la cintura ya que los dos usaban sólo remeras–. El tercer ladrón, vestido con ropa de fajina similar a la de la Policía, con chaleco antibalas, pelo corto y anteojos oscuros, se ubicó en la puerta de calle, con una nueve milímetros en su cartuchera y en ese sector de cajeros quedaron la moza y el cliente.
Mientras tanto, los otros dos asaltantes cruzaron el hall llevando apuntado al vigilador hasta la antesala del tesoro, tiraron una puerta de chapa revestida en madera de una patada y se encontraron con nueve sacas sobre una mesa. Luego, apareció en escena un cuarto ladrón, sin arma, y los tres cargaron el botín y comenzaron la retirada. En el camino, se les cayó una saca con monedas. Los cuatro huyeron en el Bora que los esperaba con un chofer a bordo en la puerta. El botín: 2,7 millones de pesos.