Mientras la situación en Libia sigue empantanada, en medio de avances y retrocesos tanto de los insurgentes como de las tropas del coronel Muamar Gaddafi, según el diario estadounidense The Washington Post los países que conforman la alianza contra el líder libio se están quedando sin municiones. Por otro lado, siguen las denuncias contra el ejército libio por utilizar bombas racimo, lo que el régimen desmiente, y se agregó como voz crítica a la operación militar extranjera la del ex presidente español José María Aznar, quien opinó que Gaddafi es un “amigo extravagante”, pero amigo al fin, y un combatiente contra el terrorismo (ver aparte).
El pasado 31 de marzo, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán) comenzó sus operaciones en Libia, con el mandato de la ONU, con el alrgado propósito de proteger a los civiles de las embestidas de su propio líder, Muamar Gaddafi. Pero 3.670 operaciones militares después, no sólo que no logró el objetivo sino que además los países de la Alianza se están quedando sin bombas de precisión.
Según The Washington Post, en su edición en internet, el problema de la munición demuestra la limitada capacidad de Francia, Reino Unido y otros Estados europeos para llevar a cabo incluso un operativo militar de dimensiones relativamente pequeñas, según fuentes oficiales de la Otán.
El diario asegura que la Alianza Atlántica carece de municiones pero también de aviones preparados para llevar a cabo operaciones de combate.
En tanto, los rebeldes libios siguieron atacando ayer desde el oeste de Ajdabiya (este de Libia) y los enfrentamientos también prosiguieron en Misurata, donde, según la organización Human Rights Watch (HRW), las fuerzas de Muamar Gaddafi usaron bombas de racimo en zonas residenciales, lo que el régimen desmintió.
“De ninguna manera. Ni moralmente, ni legalmente, no podemos hacer eso contra nuestra población civil. Cuando se usa esas bombas, las pruebas se mantienen durante días y semanas”, dijo Musa Ibrahim, portavoz del gobierno de Gaddafi.
En Misurata, asediada por las fuerzas de Gaddafi desde hace dos meses, los combates causaron seis muertos y 31 heridos, según fuentes médicas. El viernes pasado, otras 13 personas murieron en los combates. “Hoy (por ayer) ha sido muy difícil, ha habido muchos heridos”, declaró a la AFP Paolo Grosso, un médico italiano enviado a Libia por la asociación Emergency.
Un fotógrafo de la AFP dijo que observó restos bien visibles del uso de bombas de racimo en varios barrios de Misurata
“Es indignante que Libia utilice ese tipo de bombas, sobre todo en las zonas residenciales”, declaró en un comunicado Steve Goose, director de la sección armas de HRW.
Por su lado, Ibrahim sostuvo que las denuncias de HRW son “surrealistas”. “Se basan en testimonios de los rebeldes o en llamadas telefónicas a sus oficinas en las capitales europeas”, afirmó el vocero de Gaddafi.
Las bombas de racimo, prohibidas internacionalmente desde 2010, pueden matar o mutilar a decenas de metros a la redonda inmediatamente, o posteriormente si alguna de las bombas no explota al instante.
Hasta el momento, sólo seis de los 28 países de la Otán están llevando a cabo ataques aéreos, de los cuales la mitad están a cargo de Francia y Gran Bretaña. La otra mitad los realizan Bélgica, Dinamarca, Noruega y Canadá.
Después de que Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos pidieran el viernes la renuncia de Gaddafi, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, afirmó el sábado que “no hace falta una nueva resolución” de la ONU para obligar al líder libio a abandonar el poder.