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La gota que rebasa la vida

Alcohólicos Anónimos de Rosario apunta que el compromiso de alejarse de la bebida es propio y que el equipo de coordinadores está compuesto por pacientes recuperados que conocen la situación vivida.

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“El que se compromete a dejar la bebida asume una responsabilidad de por vida”. Así resume Luis F., coordinador de los grupos de Alcohólicos Anónimos en Rosario, la importancia de la constancia en un tratamiento para recuperarse del alcoholismo. El coordinador, en diálogo con El Ciudadano, comentó que lleva 8 años sin tomar una gota de alcohol.

“En un comienzo, no sabía por dónde arrancar y me asustaba que mi tratamiento tenía que ser de por vida. Hoy, con el paso del tiempo, me es mucho más fácil rechazar una copa de vino, con el tiempo las cosas se hacen más simples y notás que ganaste tanto que no lo querés volver a perder”, señaló Luis.

En cada uno de los grupos de ayuda a los adictos al alcohol, los encargados de guiarlos por el camino de la sobriedad son los mismos pacientes que se recuperaron años atrás. Una de las modalidades que se asume es el nombre de pila y la inicial del apellido, por eso Luis sólo da una “F” como referencia. “No tenemos profesionales que nos avalen en esta tarea, los tratamientos se llevan a cabo por medio de pura y exclusivamente la experiencia de los alcohólicos en recuperación”, dijo.

Si bien hay muchos casos de alcoholismo en la ciudad, y no es raro tener un paciente en cada familia, se debe ayudar al alcohólico a que él mismo tome la decisión de comenzar a tratarse. “Si alguno es llevado por la fuerza, es muy probable que abandone el tratamiento al poco tiempo”, advirtió Luis.

Alcohólicos Anónimos es una institución internacional creada en 1935 en Estados Unidos. En la Argentina comenzó a actuar en la década del 50, impulsada por Héctor G.; a Rosario llegó en 1974 y se instaló por primera vez en el barrio La Florida. Hoy se puede tomar contacto con la entidad llamando al 155-509127.

Luis F. participa del grupo de Balcarce 1077 y se encarga de optimizar los esfuerzos de los demás conjuntos de la ciudad. Consultado sobre los detalles del tratamiento, indica que consiste en doce relacionados con la voluntad, la responsabilidad y el espiritualismo del paciente.

“El grupo tiene doce tradiciones, y cada programa de recuperación para el alcohólico es de manera individual. El orden espiritual es el que va cambiando la forma de pensar y la psicología del individuo, por eso en primer lugar está la abstinencia absoluta de alcohol. Una vez que se acepta comenzar el tratamiento hay que dejar de tomar. Con el paso de los días se puede ir logrando una estabilidad emocional que ayuda a continuar el camino fuera de las bebidas alcohólicas”, señaló Luis.

Asimismo, indicó que la medida más fácil del camino a recorrer es mantener la frase “sólo por hoy”. “No sabemos qué puede pasar mañana –enunció– y el pasado ya no está, así que hoy decimos eso, procuramos con toda nuestra fuerza de cumplirlo y mañana, cuando nos levantemos, lo volvemos a decir: sólo por hoy no tomo una gota de alcohol”.

En medio de esta lucha frente a esta enfermedad progresiva, los pacientes llegan a las reuniones sin saber qué les espera. “De inmediato se sienten identificados con el grupo porque están reunidos con personas que tienen su mismo problema, aquellos sentados frente a él saben por qué episodios está pasando. Esto no sucedería si estuviéramos ante un médico o un psicólogo. Pueden ayudar, pero no saben qué nos pasa”, dijo Luis. Al mismo tiempo, señaló que “nadie se extraña de lo que escucha y cada uno comparte sus vivencias abiertamente”.

“Aquí se comparten experiencias, fortalezas y esperanzas. Saben que no están solos, son un gran grupo que quiere salir de este calvario en el cual los sumergió el alcohol”, manifestó.

De todas formas, aclaró que no existe un ciento por ciento de recuperación, dado que los alcohólicos no tienen capacidad para controlar la bebida. “Por más que lleves años sin tomar una gota de vino, si te permitís una copa es probable que después no puedas parar”, apuntó el coordinador.

En tanto, respecto de la ayuda económica que puedan recibir, Luis aseguró que la organización no acepta donaciones. Cada espacio se sustenta del aporte de cada uno de los pacientes: “Al final de cada reunión pasamos una canastita. El que puede, colabora; el que no, sigue recibiendo ayuda”.

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