Cristina de Kirchner y José Mujica volverán a reunirse en junio para ajustar los detalles y analizar el avance del monitoreo conjunto sobre UPM (ex Botnia), en un contexto de tensión diplomática que no termina de resolverse. El gobierno argentino le transmitió al canciller uruguayo, Luis Almagro, el malestar que generó la decisión unilateral de ese país de modificar recientemente los estándares de medición ambiental sobre la pastera.
En un encuentro realizado en las últimas horas en la sede de la Cancillería en Buenos Aires, Héctor Timerman y Almagro volvieron a cruzar opiniones sobre los alcances de la resolución oriental que aumenta a 37° la temperatura de vertido de los efluentes de la pastera en el río Uruguay.
La falta de un acuerdo diplomático sobre ese punto –hubo incluso momentos de tensión indisimulables– terminó por torcer, una vez más, el rumbo de la historia del control conjunto sobre la polémica planta radicada en Fray Bentos.
Timerman y Almagro resolvieron entonces dejar en manos del Comité Científico la última palabra sobre las condiciones tanto de disolución de efluentes (la Argentina también había cuestionado ese punto) como de la temperatura máxima en que se pueden verter los desechos de la pastera sin dañar las condiciones ambientales del río.
De esta manera, no sólo se le da mayor poder de decisión a los expertos, sino que se da prioridad a la opinión científica por sobre cualquier resolución que pudiere adoptar uno u otro gobierno en materia de leyes ambientales que atañen al funcionamiento de Botnia. A partir del fallo de La Haya, la observación de la pastera quedó bajo el paraguas de la Comisión Administradora del Río Uruguay, que integran ambos países y que se rige por un digesto propio pensado para verificar las condiciones del citado río.
“La sensación –leyó un hombre cercano a esa negociación– es que no importa lo que se acuerde, porque Uruguay parecería tener como política la violación sistemática de lo acordado, por encima incluso de sus propias leyes”.
En la misma reunión, los cancilleres analizaron diversos temas de la agenda binacional y fijaron un nuevo encuentro entre Cristina de Kirchner y Mujica para los próximos 45 días, fecha que coincidirá con el arranque formal de la toma de muestras sobre el río y las mediciones ambientales en la zona de Botnia.
“Esta nueva reunión presidencial permitirá adoptar decisiones que afianzarán aún más los avances existentes en áreas muy significativas del relacionamiento bilateral y del proceso de integración entre ambas naciones”, señaló la Cancillería en un comunicado.
“Se trató como tema propio de la Caru el vuelco de los efluentes de la planta Orión UPM, ex Botnia, en el río Uruguay”, puntualizó el comunicado.
Precisó que el análisis de los cancilleres se focalizó sobre dos puntos: la pertinencia de la medición del grado de contaminación de los efluentes antes de la eventual introducción de agua bruta del río para su enfriamiento y la medición de la temperatura del efluente antes de su vuelco al río Uruguay.