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Plumas, humor, glamour y talento rosarino en Revistísima

Con “Revistísima”, donde se lucen los actores Gachy Rodán y Mario Vidoletti, el productor y director local Manuel Cansino, se confirma como uno de los responsables de haber devuelto el esplendor al género.  

Por Miguel Passarini

El deseo de recuperar un género como la revista, que parecía perdido en la escena rosarina, se hizo carne en el director y productor local Manuel Cansino a comienzos de la década, cuando lo trajo al presente con Re-viva la revista. Ya en el nombre de aquél espectáculo primaba la idea de recomponer un género bastardeado y desgastado por la mayoría, aunque atesorado por unos pocos, aquellos que lo hicieron grande entre las décadas del 60 y 70 en las marquesinas porteñas, porque lo que vino después fue la nada misma.

Cansino, al frente de un numeroso equipo artístico, está de regreso en la sala Mateo Booz con Revistísima, un nuevo y valioso intento por homenajear al género por el que ha mostrado interés en estos años, aunque en esta nueva propuesta primen la dinámica, y sobre todo la incuestionable profesionalidad del equipo artístico, en su gran mayoría a la altura de las circunstancias, sostenido por una importante inversión en telones y vestuario.

Con el apoyo del público que sábado a sábado acompaña las funciones desde su estreno, y con la proyección de una temporada que se extenderá hasta agosto, Revistísima puede jactarse de ser una revista bien rosarina, que no es poco. El cien por ciento del equipo es local y las cabezas de compañía, los actores y capocómicos Gachy Roldán y Mario Vidoletti, son el gran soporte de todo el espectáculo, que se complementa con ajustadísimos cuadros musicales (coreografiados por Paola Alaniz), un cuidado vestuario, la presencia de los  cantantes Marcelo Barbosa y Mariana Mignaco (también media vedette y bailarina) y la belleza y el talento (un combo infrecuente dentro del género) de la primera vedette Ania González, quien sale estoica de cada una de sus proezas escénicas, sumando a su carisma y belleza incuestionables, los recursos técnicos necesarios para dotar a su performance no sólo de destreza sino también de glamour y cierto erotismo.

Montado a partir de la profusión de cuadros musicales, y mechado con el típico sketch en el que el talento de la dupla Roldán-Vidoletti se lleva los mayores aplausos de la noche, la propuesta se vale de una relectura del género. Si bien hay monólogos encarnados por la dupla protagónica (ambos verdaderamente desopilantes), no hay monólogo político (clásico del género), una elección a priori del director, del mismo modo que más allá de la presencia de la primera vedette y los cuadros danzados, Roldán tiene también su cuado musical al ritmo de la cadencia de Marilyn Monroe cantando la inolvidable “I wanna be loved by you”. Se trata de otro de los momentos más aplaudidos del show, donde una vez más, y como también pasa en el monólogo, la actriz pone de manifiesto su incuestionable presencia escénica al tiempo que busca (y consigue) desmitificar la preponderancia de las medidas antropométricas clásicas, proponiendo un cuadro en el que sus kilos de más no le impiden el lucimiento, algo que el público también agradece.

Por el lado de los musicales, los cuadros de tango y un adagio constituyen los momentos más altos, independientemente de la corrección de los que completan el resto del espectáculo, en todos los pasajes apoyados por una pantalla gigante que, de algún modo, sirve de complemento escenográfico virtual.

La puesta se completa con la presencia del cantante Marcelo Barbosa, que más allá de su buena voz puede sostener el vínculo que de inmediato entabla con el público en cada uno de sus momentos (en particular, en un cuadro en el que remeda la estética mexicana vestido de mariachi), algo que no sucede con el humorista e imitador Hernán Coman (surgido del reality de Telefé Talento argentino), que parece no entender ni la lógica ni la dinámica de la revista con sus poco convincentes “imitaciones” que ocupan un importante espacio dentro del show y que ralentizan su dinámica.

De todos modos, muy lejos de la mediocridad que suelen mostrar algunos de los espectáculos que “recortados y pegados” llegan a la ciudad tras su paso por Mar del Plata y/o la calle Corrientes, Revistísima es un producto de cuidada factura en el que el talento construye el cimiento de toda la propuesta, al tiempo que se revela como una de las opciones para todo público más potables de la cartelera local de cada fin de semana.

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