Dos hombres de 23 y 41 años fueron asesinados en la tarde de ayer en la vecina localidad de Villa Gobernador Gálvez. Tenían un tiro cada uno y cayeron a 200 metros de distancia uno del otro. El más joven fue encontrado por los pesquisas, ya sin vida, dentro de una zanja. El mayor, que contaba con un extenso prontuario, fue trasladado por un conocido hasta el hospital Gamen, adonde falleció a poco de ingresar. De la escena del crimen, la Policía levantó dos vainas servidas calibre 11.25, que por las marcas que las víctimas presentaban en sus cuerpos serían los proyectiles utilizados para ultimarlos. Para los investigadores, los fallecidos iban juntos dentro de una camioneta y fueron atacados por al menos una persona. La principal hipótesis apunta a un ajuste de cuentas.
Según informaron fuentes policiales, el doble homicidio que elevó a 80 el número de personas asesinadas en lo que va del año en jurisdicción de la Unidad Regional II, ocurrió ayer alrededor de las 15 en la vecina localidad de Villa Gobernador Gálvez.
De acuerdo con los pesquisas, los uniformados encontraron primero a Leonardo Emanuel Balbuena, de 23 años. Su cuerpo ya sin vida estaba dentro de una zanja ubicada en Polonia al 100 de esa localidad, y según las primeras pericias, lo que le causó la muerte fue un proyectil que le traspasó el brazo derecho y le ingresó por la axila.
De acuerdo con los investigadores, en ese mismo momento tomaron conocimiento que a unos 200 metros de ese lugar había caído herido otro hombre, quien había sido trasladado por conocidos hasta el hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez, adonde falleció a poco de ingresar.
Se trataba de Oscar Osvaldo Ibáñez, alias Huevo, de 41 años y con un extenso prontuario en las espaldas. Según los voceros, su muerte fue producida por un proyectil que le ingresó por la espalda, le tocó la columna y le salió por la axila izquierda.
Las lesiones que presentaban las dos víctimas fatales coinciden con el número de vainas servidas encontradas en el lugar del hecho: dos proyectiles calibre 11.25. “Por las características de las heridas pensamos que pueden haber sido provocadas por balas calibre 11.25 o 9 milímetros. Si hay coincidencia o no con las vainas que encontramos lo vamos a saber después de las autopsias”, detalló un vocero.
Hipótesis
Lo que hasta ayer más dificultaba la investigación era el marcado hermetismo que había en el barrio acerca de lo que había ocurrido momentos antes. “Siempre es igual: los vecinos escuchan todo, pero ninguno ve”, dijo una fuente policial.
Sin embargo, a pesar de la falta de testimonios certeros, la principal hipótesis que se tejía anoche era la de un ajuste de cuentas. Incluso un vocero dejó deslizar que el motivo del ataque pudo haber sido una cuestión de “falopa”.
“Tenemos una persona que dice que los vio a los dos juntos arriba de una Eco Sport que después encontramos a unos metros de donde cayó herido Ibáñez”, explicó un pesquisa. Por este motivo, los investigadores, que en un principio barajaban la posibilidad de que hubiera habido un enfrentamiento entre las dos víctimas, abandonaron esa línea investigativa.
Sin embargo, al cierre de esta edición poco se sabía acerca de la mecánica o los autores del ataque.
Las víctimas
“Balbuena tenía dos antecedentes: uno por amenazas y otro por resistencia a la autoridad”, explicó una fuente de la pesquisa. Es que ayer, el nombre que más resonaba era el de Ibáñez, más conocido como Huevo, el apodo que se ganó en las calles de barrio Tablada, cuando revistaba en las filas de Torombolo Pérez, quien hasta su muerte manejaba el narcotráfico en esa zona.
Huevo era un narco con renombre en la zona sur de Rosario, o al menos eso dicen algunos policías al oír su nombre.
La última aparición en las páginas policiales de Huevo fue a principio de este año, cuando fue procesado por el delito de resistencia a la autoridad.
El hecho por el que iba a ser juzgado ocurrió el 12 de enero, cuando un grupo de vecinos de Ayolas al 100 avisó a la Policía que un hombre que estaba a bordo de un Mini Cooper estaba efectuando disparos al aire y amenazando a un muchacho. Momentos después, los uniformados intentaron detenerlo, pero el hombre puso en marcha el rodado y huyó del lugar. Se desató así una persecución que culminó en Acceso Sur y Uriburu, cuando quiso sobrepasar a un colectivo que lo cerró. El Mini Cooper dio dos vuelcos. Huevo fue detenido y se determinó que un mes antes había salido con permiso de la Unidad Penitenciaria Nº 3, en donde estaba detenido, y no había regresado.
Huevo había caído en abril de 2009 cuando, en el marco de un procedimiento de la Brigada de Investigaciones, se halló en su casa de pasaje Villar al 200 una pistola calibre 11.25 con 5 cartuchos en su cargador, además de un chaleco antibalas. En ese momento tenía pedidos de captura por robo calificado, privación ilegítima de la libertad y abuso sexual agravado.
Pero el paso de Huevo por las crónicas policiales no termina allí. Allá por marzo de 2005, Ibáñez intentó escapar de la Policía cuando lo trasladaban en un patrullero junto a otros tres reos a Tribunales. Esa mañana, cuando el móvil estacionó frente al edificio de Balcarce y Pellegrini, gracias a un defecto en su mano, Huevo consiguió zafarse de las esposas y salió corriendo rumbo a una libertad que duró poco, ya que enseguida lo atraparon.