El ex general Ratko Mladic, quien fue extraditado desde Serbia, llegó ayer a la ciudad de Rotterdam, en Holanda, donde será juzgado por genocidio y crímenes contra la humanidad por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya.
El avión procedente de Belgrado que transportaba a Mladic, de 69 años, tocó tierra alrededor de las 19.40 hora local (14.40 de Argentina) en el aeropuerto de Rotterdam-La Haya, desde donde fue trasladado en helicóptero, en medio de fuertes medidas de seguridad, hasta la prisión del Tribunal Penal Internacional.
Pocas horas antes, la ministra serbia de Justicia, Snezana Malovic, había señalado que el presunto criminal de guerra fue extraditado “sobre la base de las acusaciones en su contra por los crímenes más graves contra la humanidad y el derecho internacional”.
Con la extradición de Mladic, el gobierno serbio cumple con “su compromiso moral internacional” y muestra su colaboración con el TPIY, indicó la ministra, que recordó a las víctimas de los crímenes del ex general y aseguró que su captura y extradición constituyen “una satisfacción” para ellas.
Los abogados de Mladic habían presentado previamente al Tribunal de Belgrado para Crímenes de Guerra el último recurso a su disposición para impedir la extradición, pero fue rechazado, según informó la portavoz del departamento especial de crímenes de guerra del Tribunal, Dusica Ristic.
El acusado será alojado en la cárcel de la localidad holandesa de Scheveningen, cerca de La Haya.
La Policía holandesa, en tanto, colocó vallas de seguridad y tanquetas antidisturbios en previsión de que pueda haber problemas o de que grupos de serbios residentes en Holanda puedan concentrarse ante la cárcel para mostrar su apoyo a Mladic.
Serbia puso en marcha la extradición a La Haya poco después de que un tribunal desestimara un recurso interpuesto por el acusado para evitar la medida.
El tribunal especial de La Haya para los crímenes cometidos durante las guerras de desintegración de la ex Yugoslavia (1991-2001) acusa a Mladic de varias atrocidades durante ese conflicto, incluida la matanza de 8.000 hombres y chicos musulmanes en el enclave bosnio de Srebrenica en 1995.
Mladic, un ex general del Ejército serbobosnio, fue detenido la semana pasada en la casa de un familiar en una localidad serbia al norte de Belgrado tras estar prófugo durante 16 años en los que llegó a ser el criminal de guerra más buscado del mundo.
Ayer, horas antes de que un recurso contra su extradición fuera rechazado, Mladic viajó en secreto, escoltado por un convoy de policías, hasta un cementerio suburbano donde visitó la tumba de su hija, quien se suicidó durante la guerra de Bosnia (1992-1995).
Frente a la tumba de mármol negro, el ex general prendió una vela y depositó un ramo de flores blancas con una rosa en el medio. “No anunciamos su visita a la tumba porque es una cuestión privada y porque representaba un riesgo para la seguridad. Toda la operación duró exactamente 22 minutos y transcurrió sin problemas. Estuvo ante la tumba unos pocos minutos”, dijo el vicefiscal para crímenes de guerra, Bruno Vekaric, a la TV estatal serbia.