La relación de la comida con el sexo es legendaria. Ambos han mantenido una estrecha relación que, podríamos definir como carnal. Son dos apetitos, dos instintos estimulantes y en una atmósfera adecuada la comida se transforma en un arma de seducción.
Existen muchas hierbas, frutas, plantas y animales, especialmente los mariscos, que son famosos por sus efectos afrodisíacos, debido a que poseen una carga especial de cierto tipo de hormonas y de elementos capaces de estimular el apetito sexual.
Se cree que ciertas vitaminas ayudan a mejorar la vida sexual. Los alimentos ricos en ciertos poderes vitamínicos actúan como vigorizantes o estimulan el funcionamiento del aparato reproductor de hombres y mujeres. Existe una lista de alimentos que podrían incorporarse a la dieta cotidiana de las personas.
Según los especialistas, se supone que donde está presente la vitamina B12 (leche, huevos, carnes, hígado, etc.) hay posibilidades de que aumente el deseo sexual. La vitamina A (frutas, hortalizas, etc.) se reserva el poder de revitalizar las hormonas. La responsable de garantizar la erección sería la vitamina E (naranjas y limones).
Además existen especies vasodilatadoras como el jengibre, el orégano, el azafrán y la canela. También se le puede sumar miel, nueces y avena. Pero no podemos dejar de nombrar el café y el chocolate.
El poder del chocolate está en manos de la feniletilamina, la sustancia energizante que es parte del cacao. Cuanto más cacao, mejor chocolate. Cuánto mejor sea el chocolate, más garantías de que se potencie el sistema nervioso, ya que el chocolate genera endorfinas y eso aumenta los índices de placer. Por su parte, la cafeína también energiza y facilita la erección y el deseo. Con una o dos tazas al día es suficiente.
Por otro lado, las ostras, langostinos, gambas y otros mariscos, contienen interesantes dosis de zinc, mineral que interviene en la potencia, en el deseo y en la fertilidad.
Con todos estos datos, cualquier persona ya tiene ingredientes infaltables a la hora de pensar en una «receta afrodisíaca». Aunque tampoco está de más sumar a la bolsa de las compras: almendras, semillas de sésamo, calabaza, champiñones, tomates, espárragos, apio, higos, moras y otros frutos rojos.
Lo cierto es hoy sabemos que sería un error dejarlo librado todo al sistema digestivo. No se trata de grandes comilonas estimulantes, de posible digestión lenta o efectos colaterales, sino de saber qué ingredientes alimentan a nuestras neuronas. Ya lo dice Isabel Allende en su libro “Afrodita”: “comer y copular dependen menos de los sistemas digestivos y sexual que del cerebro”.
Por último, la creatividad y el ingenio, son la clave para que las comidas afrodisíacas surtan el efecto deseado, junto con un ambiente intenso puede complementarse con detalles como música especial, velas, la luz adecuada o flores que puedan convertir una noche cualquiera en una inigualable.