El médico Juan Ramón Gauvry Gordon aseguró hoy que nunca quiso encubrir el homicidio de María Marta García Belsunce, que no sospechó de un crimen y que está siendo juzgado por inexperto y porque actuó como un «idiota».
«Yo nunca encubrí nada. Estoy acá por un error que cometí y siempre lo asumí», dijo Gauvry Gordon apenas comenzó su indagatoria ante el Tribunal Oral 1 de San Isidro, que lo juzga al igual que a otras cinco personas por el encubrimiento del crimen.
Gauvry Gordon (42) fue el primer médico que aquel 27 de octubre de 2002 llegó a la casa de la víctima en una ambulancia de la empresa Paramedic, donde aún hoy trabaja aunque en una lancha de emergencias en el Delta de Tigre, luego de que Carlos Carrascosa llamara pidiendo auxilio a la prepaga OSDE.
Cuando el fiscal Leonardo Loiterstein le preguntó cuál había sido su error, Gauvry Gordon contestó: «No haberme imaginado o pasado por la cabeza que podría haber habido un crimen en ese lugar».
Vestido con una camisa celeste, pantalón crudo y zapatos de gamuza, Gauvry Gordon declaró durante tres horas y media y, con la ayuda de su abogado, Gabriel Becker, dejó en claro que en 2002 no era el médico más competente para atender a una persona baleada.
«Hacía seis años que trabajaba. Nunca me había tocado nadie a quien le hayan disparado. Nunca había visto una herida de bala», comentó ante la sorpresa de los jueces. También quiso dejar en claro que no fue coimeado por la familia para evitar a la policía.
«¿Alguien le ofreció plata?», preguntó su abogado Becker, y él contestó: «Nunca. Ojalá. Eso me hubiera ayudado a no estar acá. Me hubiera sacado de la estupidez. No hay plata que pudieran pagarme para ocultar un crimen». Entonces, su defensor le preguntó: «¿Obraste como un idiota?», y Gauvry Gordon respondió: «Seguro».
En el requerimiento de elevación a juicio, el fiscal Diego Molina Pico lo acusó de encubrimiento por avalar la teoría del accidente en la bañera contra las canillas, no haber convocado a la policía ante una muerte violenta y por haberle dicho a la masajista Beatriz Michelini, también imputada, que limpiara el baño.
Al relatar los hechos del 27 de octubre de 2002, Gauvry Gordon contó que estaba en la base de Paramedic de Pilar cuando recibió a las 19.15 el alerta de una emergencia en el country Carmel por un «código rojo de una persona con pérdida de conocimiento».
Al llegar, un familiar le dijo que María Marta «estaba mal» y subió rápidamente con su chofer, Walter Beltrán, con los equipos necesarios para una reanimación.
Se encontró con María Marta boca arriba, con tres cuartas partes del cuerpo en la habitación y las piernas en el baño y con Michelini y el estudiante de medicina Diego Piazza asistiéndola.
«Michelini me dijo que el marido la había encontrado y que le dijo que la señora había tenido un accidente en la bañera», relató el médico ante los jueces María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Ariel Introzzi Truglia.
Explicó que durante 20 minutos le hizo maniobras de resucitación que incluyeron el suministro endovenoso de cuatro ampollas de adrenalina y dos descargas con el desfibrilador, pero todo fue en vano porque estaba muerta cuando llegó y no logró reanimarla.
Gauvry Gordon admitió que fue él el primero en asociar el intercambiador de agua de la grifería de la bañera, «que es puntiforme», como el posible objeto con el que la víctima se había fracturado y agujereado la cabeza.
«Me pareció un accidente doméstico muy estúpido. Me puse a ver qué había pasado. Veo la fractura en el cráneo, en la zona izquierda, arriba y por detrás de la oreja. Introduje la mitad de la primera falange en un orificio y saco masa encefálica», contó.
Si bien se le exhibieron fotos de la autopsia en las que la cabeza de la víctima presentaba cinco orificios de bala y una lesión por el sexto balazo que no penetró (el «pituto»), Gauvry Gordon afirmó hoy que esa tarde sólo advirtió un agujero porque «el pelo estaba enmarañado y con sangre».
Al momento de explicar cómo tomó la decisión de limpiar el baño, uno de los puntos de la acusación, afirmó: «Le pedí a Michelini que retirara el tapón de la pileta. Dije `pobre gente´. Nunca pensé que pidiendo eso, estaba ocultando pruebas de un crimen».
«Nunca me imaginé que la habían matado. En ese momento, yo asociaba muerte dudosa, violenta y traumática como un homicidio», explicó al defenderse de no haber convocado a la policía.
En la audiencia se escuchó la grabación en la que él le comunica «el óbito» a un operador de Paramedic, éste le pregunta si era muerte dudosa y si llamaba a la policía y él responde: «Muerte dudosa aparentemente a nosotros no nos parece».
«Nunca se me representó el tema de la policía. Ni se me pasaba por la cabeza que esa mujer tenía que ir a la autopsia. Pequé por inexperiencia y por eso estoy acá, para que me juzguen», dijo Gauvry Gordon tras escuchar la grabación.
Además, desacreditó al segundo médico que llegó minutos después que él a la casa para asistir a María Marta, Santiago Biasi, de la empresa Emernort, y que fue el testigo que más lo comprometió en la causa al afirmar que le dijo a Gauvry Gordon que debía llamar a la policía y que se trataba de una muerte dudosa.
«Al otro médico le di guantes y en ningún momento vi que la tocara para revisarla», señaló para negar que Biasi haya introducido sus dedos en los orificios de bala, como lo declaró.
«No sé si fabula o es un gran detective. En el momento no paró nada. La masajista me dijo que el otro médico ya le había dicho que debía limpiar», agregó contra Biasi.
Por último, el imputado recordó que al finalizar su trabajo se acercó a los familiares y allegados, entre ellos Guillermo Bártoli, Carlos Carrascosa, Irene Hurtig y Sergio Binello, les dijo que no pudo hacer nada y que alguno de ellos, cree que fue el viudo, les preguntó a él y a Biasi quién firmaba un certificado de defunción, a lo que le contestaron: «Se encargaba la cochería».