Damián Alberto Abregú, de 29 años, conocido como Mafia, fue condenado a 16 años de prisión luego de que la Justicia comprobó su autoría en el crimen del policía Leonardo Antonio Caro, ocurrido a finales de abril de 2009 en una concesionaria de autos de avenida Pellegrini al 5500. Además de este homicidio, Mafia tuvo protagonismo en otros dos hechos, los cuales fueron cometidos mientras se encontraba prófugo por el asesinato del suboficial de la Patrulla Urbana: uno de los delitos sucedió en agosto de 2009 cuando desconocidos entraron a una vivienda y tras reducir a su morador bajo amenazas con un arma de fuego se fueron del lugar con dinero y objetos de valor en un automóvil. La condena fue de 14 años de prisión, pero se incrementó a 16 por una resolución emitida por el Juzgado de Sentencia 5ª de Santa Fe, por una causa de tenencia de armas de fuego de uso civil y de guerra.
La pena había sido dictada el 18 de noviembre de 2010, pero fue apelada por la defensa y quedó firme cuando los magistrados a cargo de la Sala 4ª de la Cámara de Apelaciones, integrada por Rubén Jukic, Daniel Acosta y Alfredo Ivaldi Artacho, confirmaron la unificación de la pena aplicada por el Juzgado de Sentencia de la 7ª Nominación.
En el marco de su proceso judicial, Mafia fue procesado en diciembre de 2009 por el delito de homicidio criminis causa, medida que quedó firme el 14 de abril del año pasado tras un juicio abreviado donde las partes acordaron una pena a 14 años de prisión, por los delitos de robo simple y privación ilegítima de la libertad perpetrado el 7 de agosto de 2009 y robo seguido de muerte agravado por el uso de arma de fuego en el que la víctima fatal fue el suboficial Leonardo Caro, de 23 años.
La resolución fue incrementada a 16 a mediados de noviembre de ese año, cuando el magistrado a cargo de Sentencia 7ª resolvió unificar la sentencia con otra dictada por el Juzgado de Sentencia 5ª de Santa Fe, quien le había impuesto a Abregú una pena de dos años y 8 meses con una multa de mil pesos por el delito de tenencia de arma de fuego de uso civil y de guerra y además lo declaró reincidente.
Muerte en la concesionaria
El crimen del suboficial Leonardo Antonio Caro se desarrolló cerca de las 11 del 28 de abril de 2009, cuando tres muchachos, uno de ellos armado, llegaron en un Ford Escort blanco e ingresaron a una concesionaria de autos ubicada en avenida Pellegrini y Teniente Agnetta, y redujeron con “buen trato” a empleados y clientes, según declararon en su momento varios testigos.
Sin embargo, la situación cambió cuando uno de los integrantes del trío descubrió que entre ellos se encontraba como cliente Leonardo Caro, un joven suboficial que desempeñaba tareas en la Patrulla Urbana de la URII, vestido de civil.
Caro, de 23 años, había acompañado a su padre para que concrete la compra de un vehículo. Aunque el policía quiso pasar desapercibido, la suerte le jugó una mala pasada ya que su arma reglamentaria cayó al piso. Esta acción fue suficiente para que uno de los asaltantes le efectúe un certero disparo en la cabeza.
El autor material del crimen, que luego se descubriría que vivía a sólo cuatro cuadras –en Teniente Agnetta al 2100–, huyó a la carrera del lugar mientras que los otros dos se subieron al Ford Escort en el que había llegado, que habían dejado estacionado a metros del comercio, y escaparon a toda velocidad.
En un primer momento, la causa recayó en el Juzgado de Instrucción de la 15ª Nominación, a cargo de Jorge Baclini, quien ordenó la detención de un sospechoso el mismo día del crimen, y una semana después la de otro hombre. No obstante, ninguno de los dos detenidos fueron reconocidos por los testigos y recuperaron la libertad por falta de mérito.
En el marco de la investigación se realizó una tercera detención que al igual que las anteriores no dio resultados positivos por lo que todo indicaba que el homicidio iba a quedar sin resolver.
Monje, el lugar de la caída
Sin embargo, la causa dio un giro de 180 grados a principios de octubre de 2009, tras un procedimiento realizado por la Agrupación Unidades Especiales de la UR XVII de San Lorenzo, en cercanías del camping municipal de la localidad de Monje, ubicada 70 kilómetros al norte de Rosario. Según los uniformados, unos días anteriores habían recibido una información sobre un posible intento de asalto a un camión de caudales o del Correo Argentino que se iba a ejecutar en un tramo de la autopista Brigadier Estanislao López.
Con ese dato, la Policía de San Lorenzo rastrilló la zona hasta que halló en un casco urbano tres pistolas, dos calibre 9 milímetros y otra calibre 40; una escopeta 12,70 y una carabina calibre 22 y 500 municiones de escopeta.
Como resultado del procedimiento quedaron detenidas cuatro personas, entre ellas Mafia, quien tenía un pedido de captura por el homicidio del policía Leonardo Caro, que fue procesado por esa causa los últimos días de diciembre de 2009. Dentro del cuarteto también cayeron sus dos hermanos, Cristian y Walter, apodados Pato y Dulce, sospechosos de haber sido autores de una balacera ocurrida en Cerrito al 5500, días antes de su detención, y que provocó la muerte de Naiara Rissi, una beba de ocho meses, que iba en brazos de su padre hasta un negocio del barrio cuando se topó con varias personas que venían disparándose al estilo western spaghetti por las calles de la zona oeste. Uno de los disparos dio en la axila de la beba, quien fue llevada por su padre en auto hasta el Hospital de Niños, donde falleció como consecuencia de un disparo de arma de fuego que ingresó por la axila y salió por el cuello.