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Comenzó juicio oral y público contra Lucila Frend

La joven está acusada de asesinar a su amiga Solange Grabenheimer en enero de 2007 dentro del PH que ambas compartían.

Durante la primera jornada del juicio oral y público que se sigue en su contra, Lucila Frend, la joven que está acusada por el crimen de su amiga Solange Grabenheimer, se declaró inocente y sugirió que el autor del homicidio de su amiga pudo haber sido un albañil que trabajaba en una obra lindera o que, tal vez, el crimen haya sido una venganza contra el padre de la víctima.

A lo largo de las tres horas que duró su declaración, la joven intentó desvincularse del crimen ante el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de San Isidro –integrado por los jueces Oscar Zapata, Lino Mirabelli y Hernán San Martín–, que desde ayer la juzga por el delito de “homicidio doblemente calificado por alevosía y ensañamiento”, que prevé la pena de prisión perpetua.

Vestida con jeans azules y un pulóver a rayas, Lucila empezó su declaración algo nerviosa, pero ayudada por su abogados Sergio y Francisco Pizarro Posse y Francisco García Santillán, se mostró sólida para defender la versión que ella siempre sostuvo: que aquel 10 de enero de 2007 abandonó el PH de la calle Güemes 2280 del barrio porteño de Florida –en el que convivía con Solange– a las 7.20. “Salí de mi casa y juro que Sol estaba durmiendo “, afirmó.

El horario es la clave de la causa, ya que el médico que hizo la autopsia determinó que el crimen se produjo entre la 1 y las 7, cuando Lucila estaba allí, y ése es el motivo central por el que el fiscal que instruyó la causa y actúa también en este juicio, Alejandro Guevara, la acusa como autora del asesinato.

La joven explicó que ese día intentó comunicarse varias veces con su amiga pero no lo logró, y que cuando llegó al cumpleaños de Valeria Kohan, la prima de Sol, y vio que ella no llegaba, se preocupó y juntas decidieron ir al PH.

Según su relato, en la puerta se encontraron con Santiago Abramovich, y junto a él encontraron el cadáver. “Entramos con Santiago. Apenas abrimos la puerta escuchamos el despertador de Sol sonando. Noté que el contestador del teléfono estaba desenchufado. Ahí me asusté un montón. Empecé a temblar. Pensé que algo malo había ocurrido”, relató, y añadió: “Yo no me animaba a subir. Santiago subió la escalera caracol y gritó «Sol está tirada en el piso, está todo lleno de sangre». Subí. Sol estaba tirada, tenía sangre en la espalda y todas las sábanas estaban llenas de sangre. No se movía, no respiraba”. En ese momento, Frend comenzó a llorar.

Lucila apuntó a la hipótesis de que el asesino sea uno de los albañiles que trabajaban en la casa lindera. “Uno de los obreros le mandó un mensaje a Sol invitándola a salir. Gustaba de ella”, dijo.

“Estoy casi segura de que la puerta estaba abierta. No se podía cerrar con llave porque estaba rota. Uno de los albañiles de la obra de al lado entraba al PH por esa puerta para hacer unas refacciones. A mí me molestaba que (Solange) lo dejara entrar, pero ella me decía que era de confianza”, dijo Frend.

La imputada también apuntó al padre de la víctima, Roberto Grabenheimer, quien tiene un negocio de polarizado de autos en la zona de Warnes. “Solange estaba preocupada por las cosas en las que la estaba metiendo Robbi. Cuando cumplió 21 le puso propiedades a su nombre”, dijo, y agregó que cuando encontraron el cuerpo, Santiago le dijo: “Esto viene por el lado de Robbi”.

Además, Frend acusó al fiscal Guevara de haberla obligado a realizar una reconstrucción del hallazgo del cadáver, tras la cual solicitó su detención. “Fue un abuso absoluto. Todos me miraban como si yo fuera la culpable –dijo Frend–. Me obligaron a pasarle un cable por el cuello a un gendarme y hacer como que lo ahorcaba”.

Cuando sus abogados le preguntaron por su relación con Sol, Frend volvió a llorar. “Siempre tuvimos una amistad súper linda. Teníamos alguna discusión de convivencia. Es mentira que estábamos peleadas, que ella se quería ir o que no nos bancábamos”, declaró.

Al final, Frend se quebró y no pudo continuar con su declaración cuando el fiscal le preguntó por el entierro: “No podía admitir ni asumir que estábamos enterrando a Sol “, alcanzó a decir entre lágrimas.

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