River Plate quedó esta noche al borde del abismo, a punto de escribir la página más triste de su historia, al caer como visitante de Belgrano de Córdoba por 2 a 0, en el partido de ida por una promoción entre la Primera División y la B Nacional. César Mansanelli, de tiro penal a los 25 del primer tiempo, y César Pereyra, a los 4 del segundo, anotaron los goles del local.
El partido de esta noche estuvo suspendido durante 20 minutos del segundo tiempo (desde los 7 a los 27), luego del gol de Pereyra, por el ingreso de una decena de hinchas de River al campo de juego para agredir a sus futbolistas y reclamarles mayor actitud, toda una síntesis del momento institucional y deportivo que vive el club de Núñez.
La revancha será el domingo desde las 15 en el estadio Monumental de Núñez: allí, River deberá ganar por al menos dos goles de diferencia para no descender por primera vez en su historia a la segunda división del fútbol argentino.
El partido, como era previsible, arrancó tenso, parejo, con dominio alternado en el mediocampo. Hubo, en esos minutos iniciales, imprecisiones en los pases de uno y de otro y una serie de simulaciones que el árbitro Pitana, con acierto, ignoró.
River tuvo una excelente oportunidad de despojarse de los nervios a los 3m, cuando Funes Mori, solo en el área, cabeceó flojo un córner de Lamela y permitió la reacción de Olave. Y el local respondió a los 6m, con un tiro libre de Mansanelli, de un ángulo cerrado desde la izquierda, que Carrizo devolvió con los puños.
De a poco, y porque en River sólo aparecía Lamela (y desde esa soledad cayó, a veces obligado, a veces equivocado, en el excesivo individualismo), Belgrano se adueñó de la pelota.
Era inofensivo, el local (lo que parecía arrojar cierta calma o tranquilidad a los jugadores de River), hasta que dejó de serlo: el «Picante» Pereyra se generó dos situaciones en las que Carrizo corrigió los errores de sus compañeros de defensa, y Adalberto Román facilitó después el trabajo de Belgrano.
El zaguero paraguayo cometió mano en el área, Pitana (tardó unos segundos) cobró el penal correspondiente y Mansanelli lo cambió por gol con un remate fuerte, bajo, a la derecha de Carrizo.
Desde allí los de Ricardo Zielinski apostaron decididamente al contragolpe, y si no le salió ninguno es porque River no atacó. Tuvo la pelota, sí, pero no adelantó sus líneas en bloque y sostuvo sus expectativas en lo que pudiera generar Lamela.
Más allá de un penal ignorado por el árbitro (empujón de Lollo al ineficaz Funes Mori casi dentro del arco), el visitante solamente se acercó con un par de tiros libres (uno del propio Lamela, otro de Mauro Díaz), que Olave sacó en ambos casos al corner.
Ferrari no terminó bien ninguno de sus escasos desbordes, Mauro Díaz no logró asociarse a la creación de River, Funes Mori les dio más argumentos a quienes lo cuestionan y Belgrano, cómodo, en ventaja, esperó la llegada del descanso.
El «Negro» Lòpez apostó al ingreso de Caruso por Mauro Díaz para el segundo tiempo, pero antes de comprobar la eficacia de su medida sucedió lo peor: el «Picante» Pereyra puso el 2 a 0, sobre la línea de meta, luego de un cabezazo en el área de Lollo.
Lo inmediatamente posterior fue insólito: una decena de hinchas de River rompió el alambrado, ingresó al campo de juego y, con ademanes notorios, le reclamaron mayor actitud a sus futbolistas. Pitana paró el partido hasta que la Policía le dio las garantías para seguir. Pasaron 20 minutos. Y empezó otra historia.
No reaccionaron los jugadores de River. Reaccionaron los de Belgrano. Y negativamente. Como si la invasión protagonizada por los hinchas los hiciera caer en la cuenta de lo que estaban haciendo: llevar a River a un paso de la oscuridad, de la condena. Belgrano se refugió cerca de su área, escondido, «yo no fui». Más allá de un disparo de Vázquez, luego de un error de Lamela y Maidana, no volvió a arrimarse hasta el arco de Carrizo.
La tristeza futbolística de este River no puso en riesgo su victoria, es verdad (lo arrinconó con tibieza, lo sometió a un par de tiros libres como mucho insinuantes, promesas incumplidas), pero el local, a juzgar por las caras de los jugadores «millonarios», dejó escapar la chance de liquidar la serie.
Fue 2-0 para Belgrano, un resultado que le da mayor sentido a la revancha. Que será el domingo, desde las 15, en el Monumental. Donde, durante el Clausura, a River todo le costó más; y que ahora no tendrá a Román, Almeyda ni Ferrari, los tres suspendidos. Para el equipo del «Negro» López serán, si sigue así, las últimas imágenes del naufragio.
Estadio: Gigante de Alberdi.
Árbitro: Néstor Pitana.
Belgrano: Juan Carlos Olave; Gastón Turus, Luciano Lollo, Claudio Pérez, Cristian Tavio; César Mansanelli, Guillermo Farré, Ribair Rodríguez; Juan Maldonado; Franco Vázquez y César Pereyra. DT: Ricardo Zielinski.
River: Juan Pablo Carrizo; Paulo Ferrari, Alexis Ferrero, Adalberto Román, Carlos Arano; Roberto Pereyra, Matías Almeyda, Ezequiel Cirigliano, Mauro Díaz; Erik Lamela; Rogelio Funes Mori. DT: Juan José López.