Algo cambió para siempre en Venezuela. Hugo Chávez dejó de ser un titán, como alguna vez lo describió el encuestador Luis Vicente León. Mientras arrecian los rumores sobre su estado de salud, estos 20 días de silencio, contrainformación y vacío de poder terminaron por echar a rodar algo que el ausente Chávez hasta ahora siempre pudo controlar: las peleas por la sucesión.
El gobierno siguió esforzándose por difundir que Chávez está activo y emitiendo mensajes desde La Habana. A través de un comunicado de Andrés Izarra, ministro para la Información y Comunicación, difundido a través de la red Twitter, el presidente venezolano dijo percibir “en los periodistas honestos a sus más valiosos artilleros del pensamiento”. Según Izarra, tal fue el mensaje de Chávez para los trabajadores de prensa en su día.
Otros oficialistas afirmaron que Chávez se comunicó telefónicamente con la dirección nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Habrá que creer.
En sordina, la carrera por ocupar la regencia hoy o la candidatura presidencial de 2012 ya se largó. Mientras tanto, ¿cuál debiera ser el marco constitucional para un recambio temporario o definitivo en la presidencia venezolana?
El abogado constitucionalista y ex congresista Gustavo Tarre afirma que la acefalía actual se debe a que todo gira en torno a un Chávez omnipresente, que gobierna “en vivo y por TV”. Y que esta omnipresencia titánica fue la que impidió, por temor, que se activara el mecanismo institucional para suplir las “faltas temporales” del jefe de Estado.
¿Qué es una falta temporal? “De acuerdo al artículo 234 de la Constitución –explica Tarre desde Caracas–, la falta temporal o absoluta del presidente será suplida por el vicepresidente ejecutivo. Estas suplencias durarán hasta 90 días, prorrogables por otros noventa por la Asamblea Nacional en casos de falta temporal, como pueden ser los de enfermedad o vacaciones (falta absoluta ocurre en caso de muerte, renuncia, destitución, incapacidad física o mental permanente, abandono del cargo o revocatoria popular del mandato)”.
El problema reside en que el recambio no se activó porque Chávez nunca delegó. Fue la misma Asamblea Nacional la que dio la autorización de viaje del presidente (requisito para cuando se ausenta del país por más de cinco días), indicando la fecha de inicio, pero no la de regreso. “Eso genera incertidumbre en este momento”, aclara el constitucionalista venezolano. En los papeles, Chávez está de viaje, pero la realidad es que es, según Tarre, “un caso de falta temporal, en el que no se ha hecho cargo el vicepresidente Elías Jaua”. Por lo tanto, de acefalía. “Encargar a Elías Jaua hubiese suscitado una crisis interna en el seno del chavismo, ya que los principales líderes del PSUV y del gobierno no aceptan el liderazgo del joven vicepresidente”, dice.
“Todos los rumores, reuniones, chismes y desasosiego que se filtran de las filas rojas parecen indicar que muchos prefieren una república acéfala antes que presidida por Jaua, y por eso no es de extrañar que el vicepresidente, sin que nadie le preguntara nada, decidiera pedir al país que no se equivocaran con él y recordar su condición de hombre de honor mientras insistía en su lealtad incondicional al comandante-presidente”, agrega.
¿Podría Chávez nombrar, como se comenta en Caracas, a su hermano Adán como vicepresidente? La respuesta del constitucionalista es contundente: “La Constitución prohíbe la designación de un vice que tenga vínculos de parentesco con el presidente”. Por lo tanto, si Chávez quisiera delegar informalmente en su hermano mayor, esto traería aún mayor incertidumbre. Mucho más después de que Adán Chávez declarara que uno de los caminos de la revolución bolivariana era el electoral, pero que no había que descartar la vía alternativa de la lucha armada.
¿Cuál es el mecanismo constitucional en caso de ausencia absoluta? “La Constitución regula que si ésta se produce en los primeros cuatro años de mandato, se convoca a una nueva elección, pero que si ocurre en los dos últimos de gobierno, que es este momento, es el vicepresidente quien tiene que terminar el período”, explica Gustavo Tarre. Por lo tanto, el recambio natural recaería en Elías Jaua.
Entre rumores y trascendidos, no se descarta que Chávez pueda anunciar un nuevo vice, “a la carta” de la circunstancias. “Si lo hiciera, sería muy revelador porque indicaría que Hugo Chávez no puede ni va a asumir sus funciones”, dice Tarre. Así, con las puertas de la sucesión abiertas ahora de par en par, en Caracas aseguran que si el bolivariano vuelve a su país, como prometieron desde su gabinete, para el 5 de julio, en ocasión de los festejos del Bicentenario, será un Chávez disminuido, vulnerable y reemplazable.