La modalidad del secuestro virtual consiste en pedirle dinero a una persona a cambio de liberar a un familiar que nunca estuvo en peligro real. Este ardid, que en lo que va del año ya se cobró cuatro víctimas que arrojaron parte de sus ahorros por la ventana, fue puesto en práctica al menos siete veces en los últimos dos días, aunque en todas las oportunidades fracasó. La totalidad de los hechos, con idéntica modalidad, sucedió en departamentos de edificios céntricos y según los investigadores se frustraron por las tareas de prevención y difusión mediática con que contaron los casos anteriores.
Entre jueves y viernes, siete casos caracterizados por la misma mecánica delictiva fueron denunciados en las seccionales 2ª y 3ª, ubicadas en la zona céntrica. El engaño es el mismo: consiste en llamar a una persona al teléfono fijo de su vivienda y anoticiarla de que un familiar cercano –cuyos datos se obtienen en la misma comunicación– fue víctima de un asalto o accidente y resultó gravemente herido.
Seis denuncias fueron radicadas en las últimas horas en la seccional 3ª, de Dorrego al 100, por personas residentes en un radio de pocas cuadras de la comisaría. Una de las tentativas fue cometida en una vivienda de Paraguay al 200, otras dos en la misma calle a la altura del 500, dos más en Brown al 1500 y 1600 y otra en Salta al 1000. Otro hecho similar tuvo lugar en un departamento ubicado en Paraguay al 1400, zona que está en jurisdicción de la comisaría 2ª.
“Buscan siempre gente que vive en departamentos céntricos porque no tienen visión directa a la calle o en caso de tenerla hay tanto movimiento continuo de personas que andan con celulares que es imposible identificarlos”, dijo un vocero.
La dramática noticia provoca una suerte de impacto emocional que es utilizado por los engañadores para confundir a la persona y sin darle tiempo a pensar le brindan un número de teléfono celular para que pueda comunicarse con su ser querido.
De esa forma, según explicó un vocero policial, logran mantener las dos líneas telefónicas de la víctima ocupadas. Luego, cuando la persona llama al número brindado se le informa que en verdad su familiar no fue herido en un asalto sino que está secuestrado –hecho también falaz – y se empieza a negociar un monto de rescate.
“Es un juego de prueba y error, donde intentan tomar desprevenida a la víctima”, explicó una fuente de la investigación tras indicar que las mismas víctimas del engaño son quienes brindan los nombres de los supuestos rehenes, y luego cuánto dinero tienen para ofrecer por su liberación.
Si las circunstanciales víctimas dudan, comienzan las amenazas más violentas, como la amputación de dedos o la misma muerte de la persona secuestrada, hasta que se convence a la persona que atendió el teléfono que arroje dinero por la ventana.
Pero la amplia difusión que tuvieron los casos de personas que fueron burladas con ese tipo de estafas en los últimos dos meses “avivó” a las nuevas víctimas, que optaron por cortar las comunicaciones y dar aviso ala Policíaantes de tomar alguna decisión apresurada, según dijo un vocero.
La Policíadestacó que las modalidades que no tuvieron éxito en las últimas 48 horas fueron todas similares aunque no pudo asegurar que haya actuado siempre la misma banda delictiva.
De todas formas, fuentes dela Unidad RegionalII volvieron a remarcar las precauciones a tomar ante este tipo de llamados, que se basan en “cortar rápidamente la comunicación e intentar hablar con el familiar en cuestión” y “no dudar en dar aviso al911”de forma inmediata.
Los que sí se la creyeron
Hace menos de diez días, una jubilada de 74 años arrojó por el balcón de su casa 1.500 dólares. La mujer, que vive en el tercer piso de un edificio ubicado en inmediaciones de Zeballos y bulevar Oroño, se desprendió del dinero luego de mantener un diálogo telefónico de casi una hora en el que le hicieron creer que tenían cautiva a su hija.
A fines de mayo pasado un joven que vive en un piso de avenida Pellegrini al 500 tiró por la ventana 13.000 pesos para “salvar” a un familiar.
Días antes, un hombre que creyó que su madre había sido secuestrada hizo volar por el aire joyas y 1.500 pesos desde un piso de Laprida al 1400.
Y el botín más jugoso fue entregado a principios de abril, cuando una mujer de 60 años lanzó 160 mil pesos desde su ventana en bulevar Oroño y Córdoba bajo amenaza de que, si no lo hacía, asesinarían a su hija, quien al igual que en los hechos anteriores, no estuvo en cautiva ni en peligro.