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Primera dama en Rosario

Por: Claudio de Moya. Con el 52,18% de los votos, la candidata del Frente Progresista obtuvo un claro triunfo de 22 puntos sobre Cavallero. Lifschitz consiguió imponerla como precandidata única de un PS dividido en la provincia.

En el Patio de la Madera, el búnker del oficialista Frente Progresista Cívico y Social, todo estaba preparado para montar un escenario nacional apoyado en lo que se creía iba a ser un claro triunfo en toda la provincia, pero las primeras buenas noticias para el oficialismo santafesino provinieron –y con la mayor contundencia– del territorio rosarino. Pasado un cuarto de hora de las 10 de la noche, fue el intendente Miguel Lifschitz el encargado de darlas en base a los confiables números de las 230 mesas testigo con las que el socialismo siempre proyecta por anticipado los resultados de los comicios: ese muestreo le daba a él, como candidato a senador por el departamento Rosario, el 53,2 por ciento de los votos frente al 14,4 del kirchnerista Armando Perichón, del Frente Santa Fe con Todos, y el 13,3 de la postulante del PRO, la actual concejala Laura Weskamp. Siguió con las rotundas cifras para la intendencia: 52,1% por ciento para la mujer que logró imponer, para sorpresa de muchos y desazón de otros, como la aspirante a sucederlo, Mónica Fein. Además, con una ventaja de 22 puntos sobre el ex compañero de ruta que hoy abreva en el kirchnerismo, Héctor Cavallero; y el partido de Mauricio Macri aquí sí obteniendo una magra cosecha de apenas 10,8 puntos.

“Los dejo con la primera intendenta socialista de Rosario y del país”, dijo uno de los dos Miguel que ayer pudieron acreditar excelentes desempeños en las urnas, con las debidas salvedades de la analogía. Pero antes, Lifschitz se encargó de marcar diferencias hacia afuera y adentro: “Más de la mitad de los rosarinos avalaron estos 22 años de gestión” socialista y frentista en la ciudad, dijo, y remarcó que lo que ese 50 por ciento había respaldado era una “política progresista con profundo contenido social”. Además, contra las críticas por las “dos ciudades” con las que acicateaba el justicialismo, remarcó el trabajo político de su administración y el respaldo electoral obtenido “en todos los barrios” rosarinos.

Dos cañones dispuestos a los costados del escenario arrojaron papel picado, y hubo una suelta de globos desde abajo, donde los militantes socialistas ya entonaban los primeros fuertes cánticos festivos mientras los altoparlantes difundían el jingle proselitista. Esa fue la antesala para las palabras de Fein, una candidata impulsada y sostenida pacientemente por Lifschitz hasta conseguir la aceptación partidaria unánime de cara a las primarias que el socialismo no pudo tejer a escala provincial.

“No ganamos por una campaña publicitaria, ganamos por un trabajo de más de 20 años”, resumió la actual diputada nacional y ex secretaria de Salud. Y el mensaje era también para el otro Miguel: Del Sel, quien al igual que su homónimo rosarino, aunque en su caso con sorpresa y sin apoyarse en un trabajo político previo, dio la nota en las urnas. Más tarde, Fein volvería sobre el punto, al señalar: “Con veinte años de gestión los ciudadanos no improvisan, y nos dieron un voto de confianza”.

Sobre el escenario del Patio de la Madera, la primera intendenta que tendrá la ciudad –agradeció a su partido y al Frente Progresista por esa oportunidad–, abundó con el motivo principal de la campaña local, provincial e incluso la nacional de Hermes Binner para la presidencia: “Rosario es progresista y seguirá siendo progresista”. Con lo que puso de relieve una nada desdeñable continuidad: con su mandato, serán 26 años de gestión comandadas, en solitario o con aliados, por el Partido Socialista. “Rosario ha elegido, una ciudad donde hubo debate y no le temimos al debate de ideas, porque no tenemos nada que ocultar, como lo hicieron Binner y Lifschitz”, arengó la próxima inquilina del Palacio de los Leones.

En las primarias del pasado 22 de mayo, Fein había obtenido 154.513 votos. Ahora, en las generales, superó con holgura esa cosecha: 259.792 fueron los rosarinos que la eligieron, lo que representa el 52,18 por ciento de las voluntades. Segundo se posicionó Cavallero, que con casi 150 mil votos obtuvo el 30,10 por ciento de los sufragios. Más de los 20 puntos de distancia incluso que dieron las mesas testigo del socialismo, que no obstante se acercaron en grado sumo –como en anteriores elecciones– a los resultados finales. Ricardo Schlieper, el retador por el PRO, no pudo ni siquiera acercarse localmente al batacazo de Del Sel, y quedó tercero lejos con el 10,83 por ciento de los sufragios.

“Los rosarinos avalaron estos 22 años de gestión”, había dicho Lifschitz antes de presentar a Fein. Y esta cuenta incluye la primera administración socialista del actual opositor Cavallero, quien gobernó la ciudad entre 1989 y 1995 (un primer turno completando el mandato inconcluso por renuncia de Horacio Usandizaga y un segundo por reelección).

Fein será la primera intendenta socialista del país, pero también la primera mujer en llegar al Palacio de los Leones desde la jefatura de Octavio Grandoli en 1884. Bioquímica graduada en la Universidad Nacional de Rosario, cuenta con una extensa militancia que se remonta a sus años de estudiante, cuando durante la última dictadura militar inició su participación política en el Movimiento Nacional Reformista. Una vez recibida, se desempeñó como secretaria de Bienestar Estudiantil, secretaria de Extensión Universitaria y consejera graduada de la Facultad de Ciencias Bioquímicas. Fue jefa de División del Laboratorio de Especialidades Medicinales (LEM), subdirectora General de Saneamiento, concejala y secretaria de Salud Pública en dos oportunidades, entre 1997 y 2001, y entre 2003 y 2007.

Cuando se desempeñaba como diputada nacional, y sin que apareciera en las especulaciones previas, su precandidatura fue posible gracias al empeño de Lifschitz, quien en medio de numerosas aspiraciones para pelear la sucesión en Rosario consiguió imponerla como el nombre de “unidad” dentro de un socialismo que a nivel provincial no consiguió evitar una dura interna entre el binnerismo y el sector que encabeza el actual presidente partidario y senador Rubén Giustiniani. Fue apenas en febrero pasado, y la estrategia demostró ser fructífera. Con esto, y con su propia victoria como senador por el departamento (56,35 por ciento de los votos), Lifschitz se transformó en uno de los dos Miguel que tiene de qué jactarse con los resultados. “Con un trabajo de más de 20 años”, aclaraba el intendente para marcar, sin decirlo, que lo suyo poco tiene que ver con su tocayo Del Sel.

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